EJECUCIÓN (Pablo Pelluch – Stirner)

por José Luis Pascual

Una de las cosas más complicadas para todo el que quiere comenzar una carrera literaria ha de ser encontrar una voz propia. El tono, el tempo, la manera de hablar y pensar de los personajes… hay muchos factores que controlar y aglutinar dentro de una narración, y todos y cada uno de ellos han de estar sometidos al estilo personal del autor. Después de leer Ejecución, estoy convencido de que Pablo Pelluch maneja todos estos recursos de un modo absolutamente natural e instintivo, cosa que no aprecio en otros autores noveles a los que de alguna manera “se les ven las costuras”.

«Ejecución» es una novella que nos lleva a la mente de un personaje en ruinas, alguien que parece resignado a una vida triste, y que es perseguido por una ruptura sentimental que ni siquiera recuerda. Durante todo el texto le vemos deambular rodeado de personajes fríos con los que no termina de conectar del todo. Es esta la odisea de un personaje en busca de refugio, sin encontrarlo ya sea en su trabajo, en sus amigos, en su ex novia, o en su yo de doce años. Una poesía que escribió en su infancia, de la que no es capaz de acordarse, es el catalizador que le obliga a ponerse en marcha, sirviéndole como el objeto —o la idea— capaz de dar sentido a su vida.

El autor nos mete en la cabeza de su personaje protagonista utilizando la primera persona como recurso inmersivo, con bastante éxito en el empeño. Aunque contamos con elementos surrealistas, un pequeño toque fantástico y ciertas dosis de ambigüedad, la novela se ancla bastante a una realidad reconocible por cualquiera hoy en día salvo por un pequeño matiz que ya está en el propio título. Se nos dice que en la televisión se emiten ejecuciones reales en directo, en una suerte de reality show definitivo. No es algo relevante en la trama, pero ya nos sitúa en un trasfondo ligeramente distinto al nuestro. Además, el relato está salpicado por un pequeño puñado de detalles apenas anecdóticos que, de alguna manera, remiten a un apocalipsis incipiente que el protagonista parece intuir. Estas notas, apenas sugeridas, le confieren a la historia un toque diferente.

Está claro que aquí el escritor sabe lo que quiere contar y cómo hacerlo, ofreciendo la información necesaria en todo momento para mantener el interés del lector. Por cierto, creo que cualquier oyente del podcast Aguas Turbias, en el que colabora Pablo, sabrá reconocer su peculiar modo de expresarse, por lo que no cuesta poner voz en nuestra cabeza al protagonista de la novela, sea o no un alter ego intencionado de su creador.

«Ejecución» es una novela que desprende frío, en el buen sentido. La sensación de desesperanza que permea el texto es palpable, en una suerte de mezcolanza entre la inversión del horror kafkiano y la concepción de la poesía como un falso redentor. La novela se cierra con unas líneas muy metarreferenciales, en un desenlace sublime que además supone un perfecto resumen de todo el relato.
Un último apunte. A mis cuarenta y tantos años tengo que confesar que aún no he leído El guardián entre el centeno. No sé si Pablo podrá disculparme, espero que sí.



Ejecución puede adquirirse, o leerse de manera gratuita, en la web de Stirner.

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