XI CLUB DE LECTURA DE TERROR: LA CASA EN EL CONFÍN DE LA TIERRA (William H. Hodgson-Valdemar)

por José Luis Pascual

Procedemos a presentar las conclusiones sobre nuestra lectura conjunta de La casa en el confín de la Tierra, el clásico de William Hope Hodgson que arrastra bastante culto tras de sí. En las siguientes y diversas opiniones vais a poder comprobar si los insobornables miembros de este simpar Club de Lectura han logrado digerir adecuadamente un texto que tiene bastantes toques de delirio espacial.

Sin más dilación, os dejo con mi reseña de La casa en el confín de la Tierra seguida de las opiniones de algunos de los miembros del Club.



LA CASA EN EL CONFÍN DE LA TIERRA (William Hope Hodgson – Valdemar)

Me van a permitir empezar esta reseña con una pequeña panorámica por algunas de las obras que ya han pasado por este Club de Lectura. Y es que muchos de los pasajes que trufan La casa en el confín de la Tierra no resultan extraños para los miembros de este club, ya que nos remiten a títulos ya leídos aquí. Para empezar, William Hope Hodgson comienza su relato con dos personajes que viajan a una aislada aldea situada al pie de una colina para pasar unas pequeñas vacaciones. El estilo elegido por Hodgson para este primer capítulo recuerda, y mucho, a lo que ya pudimos leer en algunos momentos de El horror de Dunwich (la descripción del lugar, en este caso mucho más pormenorizada en H.P. Lovecraft) y a Los Sauces (dos personajes acampando en un paisaje aislado con características naturales amenazantes). El hallazgo de un manuscrito y las revelaciones que en él se narran, nos remite a El Túmulo (otro de los relatos de Lovecraft). Un poco más adelante, el acoso al que es sometido el protagonista en el interior de su casa me trae a la mente algunas escenas de La maldición de Hill House. De igual manera, aunque esto esté más cogido con pinzas, hay momentos de desdoblamiento de la realidad similares a los que pudimos leer en Hellraiser. Con esto, lo que pretendo subrayar es, por una parte, la tremenda retroalimentación entre los autores del género, especialmente los de principios del siglo XX; y por otra, la increíble influencia que «La casa en el confín de la Tierra» ha tenido en la literatura de terror posterior.

Hablemos de la novela. Lo más llamativo y sorprendente de la obra es cómo el autor evita la estructura habitual del relato fantástico, al menos en su concepción más moderna, al introducirnos durante el inicio —y en la parte final— en un inefable viaje psicodélico por el universo, obviando la dosificación del misterio y mostrándolo ante nuestras narices a la primera oportunidad. La empresa que acomete Hodgson no es desdeñable. En 1908, cuando se publicó la novela, la teoría de la relatividad de Albert Einstein aún estaba en pañales, y los rudimentos científicos existentes estaban a años luz (permítanme el juego de palabras) de los espectaculares avances en la materia que se produjeron en la segunda mitad del siglo. Por ello, hay que otorgarle un gran valor a la detallista capacidad imaginativa del escritor británico.
El increíble viaje astrosideral que propone Hodgson en los tramos más importantes de la novela constituye, necesariamente, una de las cumbres de la ficción especulativa literaria al regalarnos una estremecedora epopeya que, a buen seguro, plantó una perenne semilla de temor reverencial en los lectores de la época, convirtiéndose así tal vez en el primer valedor de ese horror cósmico que cierto personaje de Providence popularizaría más tarde.

La obra comienza como un relato de terror canónico, con dos personajes descubriendo un misterioso manuscrito que se nos reproduce de manera íntegra y que supone el corazón de la novela. Lo que parece una sucesión de ataques externos a la casa de un hombre maduro, deriva en un delirante e imposible viaje a través del tiempo y el espacio, hasta llegar a un futuro que marca, incluso, la desaparición de nuestro Sistema Solar.
En muchos sentidos tenemos una obra de terror bastante clásica, con un personaje protagonista unidimensional, unos secundarios poco desarrollados y unas situaciones que se van enredando para intentar generar una atmósfera de terror creciente. Pero la particularidad de esta novela viene dada por su parte más fantástica, especialmente remarcada en un tramo final absolutamente increíble. Allí, Hodgson utiliza recursos muy interesantes para llevarnos a una aceleración temporal que culmina con imágenes potentísimas que retan al lector. Es un viaje hacia el futuro de la humanidad, el destino de la Tierra y el desenlace de un Sol moribundo. La valentía de Hodgson se hace palpable al abordar todo un imaginario de imposible visualización y no amilanarse un ápice en su recreación. Absolutamente remarcable no ya por la época en que se escribió, sino por el derroche de imaginación visual que desprende.

Por tanto, poniéndonos en contexto, el logro de la novela es incuestionable, aunque de manera lógica su efecto haya ido perdiendo fuerza con el transcurso de los años. Pero lo que impide que la obra resulte redonda es que, aunque las partes que la componen, por separado, no carecen de interés, su unión resulta extraña, dando la sensación de amalgama de historias sin un hilo común real. Esto es lo que hace que a la postre, y en conjunto, «La casa en el confín de la Tierra» deje un regusto de novela fallida. Sin embargo, es muy curioso comprobar cómo la ilógica estructura de la novela, erigida a base de parches muy diferentes entre sí, termina siendo una de sus mayores virtudes. Porque, reconozcámoslo, pocas veces vamos a encontrar en una misma historia a un personaje aparentemente normal mezclado con figuras mitológicas, paisajes sacados del infierno, un pozo misterioso, un perro fiel, una hermana extrañamente asustada, un paseo extraterrestre, el fin de los tiempos a una velocidad de vértigo, una casa de jade y de madera a la vez, y sobre todo, unas criaturas-cerdo insólitamente aterradoras. Ya sea para bien o para mal, esto es algo extraordinario.


Los miembros del Club hablan:

Asen Ahab (@todaviasombras en twitter):
“Como empaque de novela no es muy buena; es como si fueran varios relatos, muy poco relacionados entre sí, unidos y eso hace que la sensación final al terminarla sea algo insatisfactoria en ese aspecto. Eso sí, hay tramos que me encantaron y estimularon, como los extraños viajes astrales del protagonista o el ataque de las criaturas cerdo, aunque su escritura sea también algo machacona y descriptiva en demasía. Hodgson es pionero en el género del “horror cósmico” y se nota”.

Vicente Barceló (@venamisteriosa en twitter):
“Mi impresión en la forma de escribir de Hodgson y este relato es la falta de hilo conductor claro y marcado. Me explico, cada parte la veo como forzada en un texto en el que de repente te ves inmerso en una especie de subrelato. No terminas de estar huyendo de unos bestia-cerdos, cuando de repente te ves viajando por el tiempo o viendo cómo tu cuerpo decrépito cae hecho cenizas en el suelo. Esa mezcla de contenido es la que no me ha hecho conectar del todo con el libro, así como la extensa parte del final. Esas zonas algo más pesadas del libro son las que me interrumpen la lectura, y lo que debería ser un libro de un par de tardes, se puede convertir en una semana con facilidad.
Aun así, el libro me parece correcto y creo que si te gusta el horror cósmico y el tipo de escritura de Lovecraft, esta novela es una lectura obligada. No creo que te vaya a defraudar. Eso sí, es el tipo de narración que tiene adeptos que la defenderán a muerte, y los que la considerarán descartable. Yo, particularmente he disfrutado a ratos, así que podría acabar indicando que, a grandes rasgos, me ha gustado, aunque no lo suficiente para repetir más adelante”. 

(Extracto de la reseña que podéis leer completa en el blog La vena misteriosa)

Kike Mollá:
“Onírico, fantasioso o imaginativo son palabras que me vienen a la mente tras leer La casa del confín de la tierra editada hace la friolera de 100 años por un escritor que ha influenciado a muchos de los más importantes autores del terror más fantástico. Uno cuando está leyendo una novela como esta no sabe si le están tomando el pelo o si es una genialidad. Si cogemos la perspectiva del tiempo vemos que William Hope Hodgson es un adelantado, un visionario o un loco que va mucho más allá que cualquiera de sus contemporáneos, un escritor atrevido y extravagante pero que te hace preguntarte…joder!!! Yo quiero droga de esa”.

Luis Llorente (@LlorenteGarcia en twitter):
La casa en el confín de la tierra me ha dejado un sabor agridulce, por una parte hay algo en esta novela que me parece muy interesante, en concreto la idea de terror sobrenatural, nunca había leído algo parecido a esto hasta ahora y puedo decir que me parece atrayente esa propuesta.
Aunque por otra parte no he conseguido conectar con el libro, tengo la sensación de que requiere un gran esfuerzo por parte del lector para introducirse en el universo onírico que nos describe, puede que sea por una baja capacidad de imaginación por mi parte, pero hasta ahora no me había pasado algo así con ninguna otra obra.
No me ha suscitado ningún tipo de inquietud al leerlo, no me ha movido emociones, si es por mi inexperiencia en este género literario, o más bien porque se trata de una ida de olla del escritor en pleno colocón de LSD es algo que llevo días planteándome”.

Jota García Romero (@jotagarcaromero en twitter):

La casa en el confín de la tierra es muy complicado de clasificar. Lejos de ser una obra maestra, tampoco se puede decir que sea una mala novela, muy al contrario, pues tiene tanto de bueno, que compensa con creces los pocos fallos que pueda tener. Empezando por esto último, se podría decir que lo que más juega en contra del relato de William H. Hodgson es lo difícil que es descifrar la intencionalidad del autor de hacia dónde quiere llevarnos: acaba quedando claro que nos encontramos ante un relato de horror cósmico, pero, ¿qué fin tiene toda la narración? Es una pregunta que creo no haber sido el único en planteársela dentro del club. 
No obstante, y dicho esto, no puedo dejar de reconocer que el psicotrópico viaje ha resultado fascinante. Hodgson, con un excelente uso del lenguaje, y una estructura narrativa bastante interesante, sabe bien cómo plantear la historia, resulta imposible no sumergirse en ella, con lo que acabas, literalmente, sintiéndote el protagonista. Aunque tiene momentos realmente aterradores, donde el autor desarrolla un muy buen manejo de la tensión, el plato fuerte son los “viajes” de nuestro protagonista, un tour de force que nos sumerge en un imaginario que muy pocos privilegiados escritores, y este es el caso, son capaces de crear. Puede que adentrarse más en la bibliografía de Hodgson nos haga ver esta historia desde otra perspectiva, algún día lo sabré, pero a pesar de alguna sensación encontrada, no puedo estar más satisfecho de mi primer encuentro con el escritor inglés”.

Sergio (@SergioMscmsl en twitter):
“En general me ha parecido un libro de lectura fácil y rápida. Me ha gustado mucho cómo ha sido capaz de explicar los paisajes espaciales/oníricos y sobretodo cómo ha transmitido el paso del tiempo acelerado del final de la novela, me inquietaba mucho por dentro y me removía sensaciones nuevas y trascendentales. Me hubiese gustado un poco más de desarrollo con los cerdos y sobre todo con la hermana. Me ha faltado algo más de terror y de explicaciones finales (no todo pero algo de luz). Me ha parecido un viaje muy raro y espiritual más que una novela de terror pero bueno, supongo que es el terror cósmico ¿no?” 

Tintanegra (@ctintanegra en twitter):
Me ha resultado un libro diferente, muy cambiante. Uno no termina de saber de qué va o a dónde. Se me hizo duro de leer, a veces demasiado lento o pesado, con pasajes oníricos que a ratos me costaba seguir y a ratos me enganchaban embelesado. La narrativa y originalidad son muy interesantes. Entiendo por qué a Lovecraft le gustó tanto“.

Sergio Requejo (@seresar en twitter):
“Introducirse en este fascinante relato requiere un ejercicio de contextualización previo. La metáfora que nos plantea Hodgson supone un acto extra de imaginación y empatía con los terrores propios de una época que imaginaba monstruos que ahora nos pueden producir cierta hilaridad.
He de confesar que la parte inicial del relato no llegó a transmitirme ese horror que pretende. En mi opinión, no basta con indicar al lector que existe algo terrorífico alrededor sin hacernos entender el por qué el personaje siente ese miedo amenazante. Pero su segunda parte, como si de otro relato se tratase, nos muestra un viaje (literal) que resulta fascinante. Tanto su descripción alucinógena como lo revelador del verdadero tema de una historia, que trasciende el tiempo y el espacio, muestra, con una modernidad fascinante, la simiente de lo que supondrá una tendencia en los herederos del género.
Esta historia de cerdos y eones no dejará a nadie indiferente”.


Dr. Freudstein (del blog Dr. Freudstein’s Reviews):
“Es complicado hacer una reseña normal de La casa en el confín de la tierra, debido a que no es un libro normal y, por lo tanto, no se puede analizar como cualquier otro libro. La gente que se adentre en el mundo de Hodgson, y más concretamente en este libro, y espere encontrar payasos creepy, fantasmas tristones o historias reflexivas y con “mensaje”, mejor que no pierda el tiempo. Hodgson lo que propone en este libro no es contarnos una historia, es hacernos vivir una experiencia irrepetible. Este libro situado en una casa en el confín de la tierra es también una historia que nos llevará al confín de nuestra realidad, de nuestro mundo. Esto a veces es arriesgado, es difícil librarse de comentarios jocosos y divertidos sobre las drogas que consumía Hodgson y otras coletillas de ese tipo,pero más allá de bromas, Hodgson es capaz de crear un mundo totalmente distinto, una historia que se escapa a nuestra comprensión, que sobrepasa nuestra conciencia vital y que nos eleva hacia terrenos terriblemente oscuros y fantásticos, oníricos sí, surrealistas también, pero ¿no es acaso lo que no entendemos la base principal de nuestros miedos, lo que va más allá de nuestra concepción del mundo y de nuestros convencionalismos sociales e incluso culturales? Como decía Lovecraft, Hodgson es un gigante, y este libro es el máximo exponente de su obra. Si quieres algo terrenal, algo que hable sobre personas en tu contexto social, problemas con los que te puedas sentir identificado, personajes con los que tengas empatia,.. etc, tienes miles de libros en las librerías, pero si buscas algo distinto y estas dispuesto a llegar al confín de la tierra y más allá no esperes más y entra en esta terrible casa, seguro que no te dejará indiferente”.




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Próxima lectura : Zombi (Joyce Carol Oates – La biblioteca de Carfax

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