LAGO NEGRO DE TUS OJOS (por Román Sanz Mouta)
La novela parte de una premisa tan maravillosa como perturbadora: ¿Y si aparecen lagos que son puentes y portales a otros mundos?
¿Y si ahora las estrellas están, no solo en el cielo, sino también bajo las aguas?
Y la pregunta del porqué nos merodea durante toda la novela.
Pero antes de eso, elige el autor tomar una dirección íntima, un lugar peculiar a la par que familiar, una historia de personajes concretos que tienen y viven y mueren y se obsesionan con sus propios mundos internos aparte de todos esos otros mundos ahora abiertos. Salpicando con el misterio y la intriga de ese suceso paranormal que se convierte en realismo mágico.
Y perturba con esos insectos que vibran y palpitan durante toda la trama, atmósfera en sí mismos. Con su zumbido enfermo buscando quién sabe qué.
Destila además esta composición una melancolía desaforada por querer volver a casa, por tener un hogar al cual regresar (aunque quizá sea yo y mi errante existir vagamundo). Una obra a modo de puzzle donde saltamos escenas encajando piezas sobre pistas para la resolución final, participando casi el lector en este experimento voyeur.
Todo dentro de su habitual estilo elaborado, con lenguaje desafiante (no hay texto suyo en que no reaprenda una palabra) de frases tan sonoras e intricadas como etéreas en lo contundente.
Y subyacente a todo lo contado, colándose por rendijas y resquicios: Lovecraft. La visión personal y única de Guillem López sobre el maestro.
La fórmula narrativa también es innovadora. Nos guía por una novela gráfica donde añadimos las ilustraciones bajo la perspectiva múltiple del narrador dibujante añadiendo nuestra imaginación.
Arriesga y gana. Le hace bien a la historia, la enriquece (me lo paso como un niño dando vueltas al libro, desentrañando su enrevesamiento).
Al final, cuando quedamos vacíos en el desenlace que no clímax, tenemos la sensación de haber formado parte de una experiencia. Algo que se nos escapa, pero de lo que hemos disfrutado y padecido (esa secuencia final es tan apoteósica como apocalíptica).
Pues más que recomendada. Una novela diferente de voz y estilo, continente y contenido. Adentráos en sus procelosas aguas, acercaros al lago y esperad a que deje de estar en calma. Espero que podáis regresar.
Postdata: con la profusión de bichos a lo largo y ancho de la trama, y no pican a nadie…