Título: Al otro lado del espejo
Autor: Verónica Cervilla
Editorial: Autopublicado
Precio: gratis al suscribirse a su newsletter
En el primer artículo de la serie Fuera del Monolito hablé de la web de Verónica Cervilla, escritora y guionista jienense que lleva ya bastante tiempo publicando cuentos propios en distintas antologías, además de ser autora de la saga de fantasía oscura Póker Kingdom. Una de las ventajas que tiene suscribirse a su newsletter es recibir, de manera gratuita, su libro de relatos de terror Al otro lado del espejo, obra que nos ocupa hoy.
En esta compilación de siete historias, el terror es protagonista desde diferentes ángulos. La mayoría trata el género desde un estilo sobrio y fluido, sin demasiados alardes narrativos salvo en algún relato aislado que tiene elementos más experimentales. Aunque hay textos más redondos que otros, en general todos tienen la virtud de interesar al lector de principio a fin. Esto, sumado a la brevedad de todos ellos —de nuevo con una excepción—, hace de esta antología una de esas lecturas agradecidas que dejan muy buen sabor de boca. A continuación daré unas breves notas de cada uno de los relatos.
El hilo negro: fantástico relato que sienta las bases del estilo de la autora. Tenemos la historia de un niño objeto de acoso en su colegio, narrada con una primera persona muy lograda y estructurada para mantener la tensión desde la primera frase hasta la última. Es un cuento tan breve como intenso. Tremendo arranque, y quizá mi relato preferido del volumen.
Atonía: relato escrito en falsa segunda persona y narrado desde el punto de vista de una entidad malvada que acecha a una persona. Me gusta mucho este tipo de relatos que parecen hablar directamente a quien los lee, y Verónica sabe jugar muy bien en Atonía con ese efecto para incomodar al incauto lector.
Acordes: aquí tenemos una pesadilla que bien podría ser recurrente en muchas personas, consistente en el regreso durante la edad adulta a la casa de tu abuela, lugar que no pisas desde niño. Las sombras del pasado son aquí sonidos repentinos y acordes de violín, tocados en una clave que pone los pelos de punta. Gran ambientación para otro de mis relatos favoritos.
La jaula: historia que nos traslada a una pandemia zombi en la que se ve envuelta una superviviente un tanto ingenua. El tono del relato es desenfadado, pero la autora logra que la tensión vaya in crescendo hasta un desenlace que parece sacado de la saga Saw. Funciona muy bien.
Insomnia: otra pequeña pieza de perfecta ejecución. En esta ocasión hay que destacar lo bien que la autora retrata los síntomas de una vigilia demasiado prolongada, difuminando así los límites entre lo real y lo imaginado, entre el recuerdo y la ilusión, siempre en aras de la ambigüedad. Muy bueno.
Cenizas: interesante texto con elementos de brujería que nos hace ver cómo funcionan los sentimientos humanos desde una perspectiva externa. Aunque le falta un poco de descripción de decorado para que el lector termine de ubicarse, el misterio alrededor de la identidad del narrador está muy bien medido. Sin duda, este es uno de esos relatos con potencial de ser explotado en una historia más larga.
Horrorland: el relato más largo de esta antología (ocupa casi toda la segunda mitad del libro) es una de esas historias que enfrentan al protagonista con un experimento tipo “escape room”. La idea está muy bien, y se nota la experiencia de la autora como guionista al desarrollar las escenas que transcurren en el edificio donde se desarrolla la acción principal, que tienen un aire bastante cinematográfico. A pesar de ello, y a la longitud del texto, el desenlace es algo precipitado y repentino, sin que se explique demasiado la naturaleza de lo que sucede. Aún así, es un relato que se disfruta bastante y que por sus características resulta muy inmersivo.
En conclusión, Al otro lado del espejo ofrece justo lo que promete, un puñado de buenas historias de terror con un nivel general bastante positivo. Siempre son de agradecer este tipo de obras que los autores ofrecen desinteresadamente, y desde aquí animo a cualquier amante del género a hacerse con ella sin más temor que los que provocan los propios relatos.
José Luis Pascual
Administrador