Isolada: el cómic como ventana al mundo

por José Luis Pascual

Título: Isolada

Guion: Keiler Roberts

Dibujo: Keiler Roberts

Editorial: Alpha Cómics

Nº de páginas: 128

Precio: 16 €

La potentísima ilustración de portada de Isolada define la obra mucho mejor de lo que yo pueda hacerlo. Una mujer tumbada bocabajo, dormida, exhausta o muerta, y un perro jugueteando por encima de ella. En la fuerza de esta imagen subyace el corazón de la obra de Keiler Roberts, pues es una perfecta representación del individuo maltrecho que no es capaz de lidiar con los problemas del mundo y decide parar. Mientras, la vida sigue su curso indiferente a su estaticidad.

Roberts, autora de cómics autobiográficos de gran prestigio como Powdered milk o Miseryland, incide en Isolada en aportar una colección de momentos íntimos, un compendio de instantáneas extraídas de su más absoluta cotidianidad. De esta manera, en las páginas del cómic asistimos a una demostración de honestidad en la que vemos cómo Keiler Roberts enfrenta la relación con sus padres, con su marido y con las personas que tiene que tratar a diario. Pero sobre todo, este cómic se centra en dos aspectos: la enfermedad mental —un trastorno bipolar— que sufre la autora, y la maternidad y crianza de su hija pequeña. Con ello, se entremezclan pasajes en los que vemos cómo la enfermedad adquiere un peso fundamental en su vida y obra con otros en los que se destapan esas pequeñas maravillas que con total naturalidad desprende todo niño de la edad de su hija. No es difícil entrar en esa privacidad y sentir de inmediato simpatía por la familia.

No se trata de un cómic al uso en cuanto a que no existe una trama predefinida. Roberts se limita a contar su vida como lo haría en un diario, dando como resultado un conjunto de pequeñas minihistorias que pueden comprender desde dos o tres páginas hasta una sola viñeta. La lectura es ágil y sencilla, ya que en primer plano no hay más que lo que cualquier persona pueda experimentar en su día a día. Sin embargo, hay una historia mayor de fondo, un dibujo coral que supone al mismo tiempo el drama humano y la comedia de los pequeños chispazos con que nos recompensa a veces la existencia.
No se dedica la autora a autocompadecerse o regodearse en su condición, sino que retrata su vida tal cual, sin ejercer juicios de valor evidentes. Incluso la obra está recorrida por un fino humor sarcástico e irónico que pone en relieve una admirable aceptación. Un comentario depresivo, un susurro de su hija o una manía llevada al extremo son elementos utilizados como mecanismo para reírse de sí misma y, por extensión, para sacarle una sonrisa al lector.

Tal vez lo único que pueda achacarse a Isolada es su continua reivindicación de lo íntimo a niveles demasiado personales. Esto se traduce en que algunas de las instantáneas de las que hablaba antes son tan internas que solo funcionan como chiste privado para el entorno cercano de la autora. Aún así, creo que es de agradecer tal grado de sinceridad.
El estilo de dibujo de Roberts puede ser otro punto controvertido para todo aquel lector acostumbrado a leer cómics coloridos y espectaculares en los que no falta detalle. Aquí el dibujo es minimalista, feísta y carente de color, sin preocuparse demasiado por proporciones o elementos accesorios. Es curioso que un trazo tan simple y poco realista sea capaz de trasladar la realidad a las viñetas de un modo tan eficaz. Siendo este dibujo lo más opuesto a la perfección, puedo asegurar que no hace falta nada más de lo que hay, y que lo que hay es la vida misma.

Me gustaría hablar de la edición de Alpha Cómic. Isolada es la segunda publicación de este prometedor sello y, mientras que en Devastación optaron por una fidelidad absoluta al libro original, aquí han decidido cambiar la portada y contraportada para incluir dos pinturas en color de Keiler Roberts que resultan, como decía en el primer párrafo, tan perfectas como llamativas. Me parece todo un acierto. En el interior, es de justicia subrayar tanto la gran labor de traducción de Alberto García Marcos como la rotulación de Daniel Tudelilla Pérez, totalmente idéntica al original. Tanto por la singularidad de los cómics que están publicando como por el mimo hacia el producto final, ningún curioso del cómic más independiente debería dejar de permanecer atento al sello.

Isolada es una confesión abierta, la ventana a través de la que una artista con cargas personales se muestra al mundo. Donde muchos ven un medio únicamente para promocionarse, vender humo o mercantilizar ideas, Keiler Roberts encuentra su amigo invisible, su cofre del tesoro, su rincón secreto donde poder desnudarse y mostrarse tal y como es. Quizá de manera inconsciente, las viñetas de Roberts pueden remitir a escritores como Raymond Carver, al mostrar destellos de vida común sin artificios, basándose en un minimalismo conceptual y formal que esconde, a la postre, un mensaje mayor de lo que aparenta. Dicen que la principal misión del arte es imitar a la vida, e Isolada trasciende esta idea para ser arte convertido en vida.

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