RITUAL ROMÁN XXVIII: DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE MUERE

por Román Sanz Mouta

Título: De ilusión también se muere (Silencio 1)

Autor: J. D. Martín

Editorial: Autopublicado

Nº páginas: 144

Género: Noir paranormal

Precio: 9,60 € / 2,90 (digital)

“De ilusión también se muere” y “Vivir de rabia”, dos casos de un detective que ignora su propio pasado. Una anciana amenazada por las fuerzas del mal. Una deuda por pagar. Quienes le conocen, confían. Quienes le temen, le maldicen. Entre whisky y mujeres hermosas, Silencio se enfrenta a lo sobrenatural a base de puños y cerebro. Sexo, sangre y sombras oscuras por combatir. Conoce a este investigador de lo preternatural.

CRÓNICA TREPIDANTE PULP

El personaje de Jonathan Silencio, un detective de lo paranormal en un mundo y tiempo extraño a la vez que actual, parece venido de otra época, tanto por su comportamiento como por el lenguaje soez, los pensamientos lascivos, sus reacciones instintivas y su lengua desencadenada. Algo que puede parecer fuera de lugar en estos tiempos de modales dóciles, donde hay que medir cada palabra y los ofendidos son la norma. Pero está todo ello al servicio de la novela, aportando coherencia al personaje. Es su génesis, su leit motiv.

Este es además un estilo narrativo ágil y directo en primera persona, a través del cual acompañamos al protagonista desde dentro de su cabeza y en riguroso directo, con una sinceridad total y encomiable que además no le cuesta mucho verbalizar interactuando con el resto del reparto de personajes, escandalizando y halagando a todos ellos a partes iguales. Y es una sinceridad que usa también para consigo mismo y, sobre todo, con el lector. Lo cual es bueno, porque puede gustar más o menos el talante de la novela, pero se establece una conexión desde el inicio, y es una premisa que ya no rompe hasta su final; no decepciona con lo prometido en ese pacto iniciático que debe realizar el escritor con cada obra.

Es una virtud entonces la buena construcción del protagonista absoluto, perfectamente definido. Y eso que en esta primera novela solo nos permite atisbar esbozos de lo que pudo haber sido su pasado, el por qué ya ha muerto al menos una vez según sus propias palabras. Además, y sin spoiler o destripe (al gusto del consumidor), el final queda abierto dentro de cerrar el argumento principal, con enemigos de futuro en lo que ya es una saga consolidada (yo he llegado ahora y tarde al inicio de esta primera entrega, van tres tomos con promesa de más, aunque me repito que estoy convencido de haberlo leído con anterioridad, no sé dónde o cuándo, la edad nos hace estas cosas).

Y sobre la novela en sí, hablamos de un género casi pulp por la velocidad con la que transcurre la trama, con abundante elemento fantástico, tanto desde lo ignoto, más que con monstruos (haberlos haylos) con libros referencia a lo lovecraftiano y otros maestros clásicos del horror convencional, como al género puramente de la fantasía, mostrando magia, brujería, hechicería (que no son lo mismo) y la misma religión, junto con los poderes que esta pueda o no pueda tener. Eso crea una argamasa que le da bastante fuerza a un argumento divergente, transcurriendo en líneas paralelas que acaban confluyendo en el mismo lugar del desenlace, manteniendo al personaje en su límite, a la carrera, siempre a punto de llegar tarde y siempre llegando en punto (o casi) por una especie de casualidad holística controlada. Además, es el clásico tipo que soporta muy bien los castigos, los golpes y las palizas, con resistencia a base de humor e ironía, estoico a su especial manera. Cuyo lenguaje conversacional, junto con algunas de las escenas y momentos que se suceden, consiguen que vayamos del grotesco a la risa con mucha facilidad. Y divertirse es algo que le tienes que pedir a este tipo de texto. Aparte de los momentos de acción pura o paranormal, las peleas y enfrentamientos esotéricos que pueden destruir ciudades o almas.

El último de los puntos fuertes, sobre todo para los lectores veteranos, que empieza a ser costumbre y tendencia entre muchos autores y autoras españoles de género (para bien), es el hecho de hacer muchas referencias culturales a otras épocas, 60, 70, 80 o 90, a modo de guiños, comentarios y cameos. Música, literatura, arte, cómic, ilustración o pintura. Resulta muy agradecido para los nostálgicos.

Resumiendo, tenemos entre manos una novela corta que se devora rápido, que resulta trepidante, sin pausa entre una escena y otra, de tal manera que al detective Silencio no le da tiempo a terminarse un whisky y fumarse un cigarro cuando ya está metido en otro conflicto antes del volver al siguiente whisky y cigarro (sin olvidar el sexo). Un investigador de lo extraño que no compararemos porque tiene características únicas (pienso en un John Constantine, aún más oscuro, y un Ford Fairlane, mucho más leve y sin espectros).
Y pese a ser este Silencio un personaje que podría parecer algo chusco o rancio, su grado de empatía es alto para con el lector, porque tiene ese punto de trágico desastre inevitable que lo hace humano y cercano, incluso algo encantador (una suerte Indiana Jones aceptando resignado cada envite que le ofrece la vida).       

En definitiva, brujas, fantasmas, monjas, hechizos, entidades de otra dimensión, iglesias, ilusionistas, subterráneos, inframundo y un detective maldito que no puede dejar de luchar contra todo lo inevitable para salvar al mundo entre trago y trago.

Leeré los siguientes.

Pd: Debe ser un elemento curioso para tomar unas copas con él. Una larga noche…

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