Ritual Román XLV: Novela B (Mónica Bustos)

por Román Sanz Mouta

Título: Novela B

Autor: Mónica Bustos

Editorial: Obscura

Nº páginas: 224

Género: Pulp lisérgico, terror, ciencia ficción

Precio: 16,90€ 

Una pareja que perdió a su hijo en un accidente inexplicable, dos viajeros que acaban viéndose implicados en un ritual caníbal, sectarios sanguinarios en motocicletas, buscadores de ovnis, hombres lobo beatniks, una joven con delirios mesiánicos obsesionada con la sangre, un perturbador asesino en serie… Todas estas historias se entrecruzan a un ritmo vertiginoso y convergen en una trama terrible, absurda y memorable a partes iguales.
Mónica Bustos recurre a la tradición de la serie B para construir una narración intensa, repleta de intrigas descarnadas y escenas paródicas. El humor que se desprende de la narración es ácido y, el ambiente, bizarro a la par que cautivador. El lector tiene entre manos una novela coral cuanto menos atípica, una pequeña joya que rinde homenaje a la tradición pulp, escrita en fragmentos interconectados que cobran todo su sentido al ser unidos.

 

CRÓNICA EN B

Novela B es un revoltijo, un batiburrillo de locuras e ideas maravillosas encajadas con un calzador fuera de talla, adosadas a martillazos en un puzzle, puzzle y marco creado por la fina ebanista de letras que es Mónica Bustos. Pues, aunque ese arranque multidisciplinar en marabunta de personajes, escenas, y quizá hasta espacio-tiempos, pueda despistar al lector menos intenso o atento, pronto se atisban los vínculos entre tan dispersos caracteres, viendo una torcida línea a seguir. Pero, de no ser fiel a esta estructura, mucho más trabajada de lo que parece, y a la que impulsan de forma ágil esos capítulos hiperbreves, no haría honor al título de la novela y al género que homenajea. 

El reparto coral, poliédrico y trasversal (donde todo y todos caben, cabemos, temo y anhelo haber aparecido en la novela de incógnito para conmigo mismo) añade una riqueza de matices a la paleta de colores del reparto que es la humanidad, llevándola un poco más lejos en sus anhelos. Ahondando a la vez que soterrando cada motivación, en su mayoría, instantáneas y fugaces. Porque son personajes metidos en la centrifugadora de su propia inopia, aunque lo crean altruista, aunque piensen ser parte de una misión o cruzada vital. Una amalgama multicolor que deriva en rojo.

El saltar de una escena a otra, de una necesidad y obsesión o emoción a otra, de una franja temporal a otra a través del espacio-tiempo-sentimiento sin fecha de ida y vuelta, nos permite verlo todo, saberlo todo, o casi. Merece la pena el viaje.  

Pulp en dosis pequeñas, para no perder, para no saturar. Resultan claves estos capítulos breves y sus títulos que ya son un pequeño cuento en sí mismos, rematados en su final por los postreros episodios algo más largos debido a su conclusión epopéyica. Donde la confluencia de los personajes principales, que no más importantes, porque importantes han sido y serán todos los que figuran y se derraman o desgarran, en sucesión, y al fin en el mismo espacio-tiempo (o no, lea usted con cuidado); Morena, doctora y mucho más (me evoca), Epipoteo, investigador y chamán, Dila, musa, Juancito (mi favorito dentro de su animalismo atávico), la fiera de escamas, el Viudo, buscando la muerte, quienes han ido engrandeciendo y empequeñeciendo sus vidas, cual guadiana, gracias a esos cruces indiscretos con todos aquellos que ya han caído y quedado en pasado o futuro, se encuentran. Para un final feroz, brutal, feral. Que no deja lector con cabeza.

Pero adjunto a todo este weird, tenemos por delante una novela de emociones, sobre cómo sentir al punto de lo extremo, llevar la obsesión hasta el final de su arco iris, desear algo por encima de la vida propia, sea amar, proteger, descubrir, o la misma sangre. Con humor, cínico, negro, descarnado, pero humor.

Y la visual… ¡Tremenda! Una descripción de escenas quirúrgica realizada con un chuchillo sin filo. No se adorna. No se relame en su prosa. No exagera. Tal como lo cuenta, ha sido y lo vemos. Este tipo de prosa es una virtud que alimenta el texto.

La búsqueda y su misma esencia. Conocer ese objetivo que buscar, que te hará llenarte, cerrar una fase, comenzar una nueva etapa, acabar con todo, para ti y para el resto. Liberarte. Repetiré las palabras claves: deseo, necesidad, obsesión, placer, muerte, sangre, quizá amor. Un bucle que se repite hasta que surge el cambio que crea el nuevo bucle que vuelve a repetirse, y así eternamente.

Cuando lees una novela diferente, debes hablar de ella en su mismo código. Sin asustarte por su dispersión (también la sufro), que es a la vez atracción y obstáculo para los más puristas. Quienes os adentréis en Novela B, participáis casi de un experimento multidimensional, pues os van a radiar la novela y a la vez la veréis en pantalla grande. Y aunque su arranque pueda confundir o desanimar por las multitudes que plantea, perseverad. Merece la pena esta voz que reverbera. Mis felicitaciones a la autora y a la editorial.

Pd: no tardaré en tomar una copa en Fango Rojo, quizá quedarme allí a vivir unas pocas vidas y muertes…  

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