Ritual Román XLVI: Ojalá tú nunca (Javier Miró)

por Román Sanz Mouta

Título: Ojalá tú nunca

Autor: Javier Miró

Editorial: Insólita

Nº páginas: 158

Género: Ucronía de ciencia ficción y fantasía urbana oscura

Precio: 3€ (digital)

Madrid, finales de los años 70. César huye por su vida. No recuerda quién es ni por qué lo persiguen los cazadores. Solo sabe que dispone de una noche para cruzar el muro que separa la España controlada por el Tercer Reich de la zona soviética. Para ello, necesitará toda la ayuda que pueda conseguir. Pero ¿cómo fiarse de alguien si ni tan siquiera está seguro de quién es él mismo?
Ojalá tú nunca es un original mecanismo de relojería que explora la naturaleza de la memoria, la identidad y el tiempo; una cuenta atrás por un laberinto de mentiras que unos personajes acostumbrados a sobrevivir detrás de una máscara se verán obligados a recorrer hasta alcanzar la sorprendente revelación final.

 

CRÓNICA EN VERRÉS

Lo primero a destacar sobre la novela de Javier Miró es que hay que ser muy diestro para escribir una novela con los capítulos hacia atrás en el tiempo, empezando por el clímax que, inmediatamente, deja de serlo. Y reconozco que no es una variante que me apasione dentro de la literatura, debido a su regular manufacturación, aunque sí me atrae el concepto en otros medios como el séptimo arte o la novela gráfica, por la importancia de reflejar lo visual unido a lo emocional para este tipo de narración. Pero debo reconocer que aquí el autor lo consigue. Se acerca con los nexos, dejando siempre alguna clave o alguna semilla para que lo podamos relacionar y no perder el hilo en esta lectura de cuenta atrás para saber el origen y el final, la conclusión tras el inicio. ¿Suena enrevesado? Pues no.

Y aunque la ambientación es en una Madrid ucrónica (es eso, o utopía, o discronía, o…) de los años 70, su arranque, dejando de lado a los nazis (perdón, alemanes) o la zona rusa, suena a una obra de ciencia ficción acelerada, con terminología y conocimiento sobre el género. Rítmica, pero quizá algo más fría. Con el avance de las páginas (o retroceso) el asunto cambia, pues a medida que nos involucramos con el personaje, y lo hacemos, ya sentimos correr la sangre de thriller por la tinta en el papel. Y nos gusta. Nos lleva de la mano. Con una tensión que se dispara con cada revelación o mentira, con el juego de la memoria, la falsa traidora que se supone nos soporta y conforta. Unida a esa velocidad de la trama medrante.

Porque el personaje duda, todo el tiempo, y nos hace dudar a nosotros, con más y menos información que él mismo. Eso ayuda al enganche, a querer saber no dónde va, si no de dónde vino y para qué, cuál es su motivación. Porque parece estar perdido, arrastrado por las circunstancias.  

Cesar es el centro del remolino, el foco, el ojo del huracán, todo pasa y tiene que ver con él, con lo que hizo, con lo que descubrió. Ya hemos visto cómo sufre las consecuencias, acompañado por un reparto de secundarios pequeños en los que echo de menos tengan algo más de peso, sobre todo para Emma. Pero la premisa de la novela es así; girar y girar alrededor de Cesar hasta ver dónde y cómo cae, cara o cruz. Casilla de partida.  

Como apunte, y siendo un habitual de Madrid, me cuesta y no me cuesta ubicarme por esa distancia temporal (los cambios de nombres de calles, genialidad), que quizá sea la sensación que se busca. Y quedo con ganas de conocer más sobre ese mundo y tiempo concreto; qué fue de Madrid, del Muro, de la guerra, de la resistencia. ¿Quizá tengamos oportunidad?

Que termines la novela y vuelvas sobre los primeros capítulos para releer el desenlace y comprobar que todas las piezas encajan, y volver a repasarlo al revés, como si ya fuere el proceso natural, es síntoma claro que dice: «me ha gustado la historia». Porque te adentras y te adentras y te adentras en las vicisitudes siguiendo el halo de Cesar en reverso y sufriendo por y con él, lo cual es una virtud. Y debo comentar, con tono humorístico, por supuesto, las similitudes ligeras con la película Desafío Total (me resultan inevitables algunos paralelismos, muchos más que con Memento), aunque esta historia tiene cuerpo, atractivo y estilo propio.

En resumen, una novela corta, ágil, diferente a lo que suele ofrecer el mercado, y que navega entre la ciencia ficción y la fantasía urbana con estremecedores toques realistas, casi del tipo de un «what if…?». Una buena oportunidad para descubrir al autor, que no os dejará indiferentes.  

 

Pd: admito que esperaba un doble juego a la conclusión, no la primera, sino cuando ya agotaba las páginas. Mis felicitaciones a Javier por mantenerse integro y fiel a la idea original.  

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