Ritual Román 57: Janowitz

por Román Sanz Mouta

Título: Janowitz

Autor: Macip Garzón

Editorial: Obscura

Nº páginas: 272

Género: Ciencia ficción, fantasía urbana

Precio: 15,90€

En Janowitz las leyes de la naturaleza y de la lógica parecen haberse desmoronado de la noche a la mañana: el cielo cambia de color sin patrón aparente, la hiedra adquiere un comportamiento errático, los relojes se han vuelto incapaces de dar la hora y los médicos batallan contra una plaga de invidencia que se está propagando inexplicablemente entre la población. Entre tanto, un grupo organizado pretende aprovechar esta frágil situación para derrocar el gobierno y dar paso a un nuevo orden.
Al cumplirse la sexta jornada consecutiva de anomalías en la ciudad, una enorme cúpula verde aparece de la nada en la emblemática plaza de la Pagoda. Ahora, un periodista de pelo azul, una doctora con alopecia, dos agentes de los cuerpos de seguridad de ojos rojos y una niña de cabello morado son los únicos que pueden evitar que la realidad de Janowitz se fragmente en mil pedazos.

 

CRÓNICA

La novela nos estalla en los ojos in media res relativa, presenciando el posible final de la futurista ciudad de Janowitz, Alpha y Omega de la obra. Urbe acomodada bajo un régimen contra el que combate un grupo de subversivos, a los que desde las altas esferas llaman terroristas mientras otros los nombran como liberadores. Con una población que parece haber olvidado su pasado reciente, cosa que les condena a repetir los mismos errores, cíclicos. Y una sociedad que además discrimina a los pocos mutantes hereditarios, cada uno con su propia peculiaridad.

¿Los síntomas de dicha crisis? Claros y variados: cegueras caprichosas, ruptura de la leyes físicas y naturales, alteración de colores, distorsión de la realidad, ataques de lo vegetal u inerte. O quizá se haya quebrado la perspectiva comunal desde la que todo se observa. Pero se está resquebrajando, pendiendo la misma existencia de un hilo ante los atónitos vecinos de Janowitz, una Janowitz que está viva y agoniza.

Y por este panorama nos llevan de la mano la multiplicidad de protagonistas, avanzando por la novela de una manera ágil, frenética, por medio de capítulos breves que obligan a leer siempre uno más, solo uno más. Adictivos.

Esos diferentes personajes se dividen entre los defensores de la supuesta ley de la ciudad, algún que otro profeta, matemáticos y visionarios, periodistas, médicos y los mismos rebeldes. La gran mayoría de esa sociedad representada, para que podamos contemplar el evento desde sus ojos, de cada uno de ellos, en directo. Cómo ese acontecimiento improbable amenaza con devastar Janowitz con toda su tecnología y evolución, medios y organigramas, retornando a la era de la glaciación (sobre la que queremos saber más). Acabando con la vida tal y como la conocen. En caso de quedar vida. Estos son dichos protagonistas, y el orden numérico no se establece al azar:

3 Ziggy: la jugadora, aquella que intenta descifrar el enigma desde los números y fórmulas, para iluminar la realidad y arreglar el problema.

1 Wade: el periodista. Al filo de la noticia, siempre en vivo y en directo asumiendo los riesgos vocacionales. Jugándose todo mientras se preocupa.

4 Alice: la doctora, en ese mismo filo que su otra mitad Wade, cuidando de la gente en primera línea. Tomando decisiones.

5 Hoenikker: el gobierno, el Hegemón que maneja cual maestro titiritero con mano de hierro. Carismático e iracundo. Deseoso de erradicar toda oposición.

9 Katniss: la chamana arqueomática, quien predice el presente basándose en un reverencial conocimiento el pasado y leyendo a la misma Janowitz.

2 Flynn: la soldado, mano armada no exenta de corazón y cerebro, en eterna contradicción.

6 Niña: el elemento del caos, que fluye con la ciudad usándola como pista de baile. Brújula. Faro. Guía.

8 Ender: es la rebelión, la cabeza visible de las ratas y el inframundo. Aquel que ha heredado la responsabilidad de acabar con la jerarquía opresora desde el pacifismo.

7 Joshua: es el profeta, quizá falso, quizá verdadero. El verbo frente a las multitudes con aviesa intención.

0 Arroway: las virtuales. Ya veréis…

La estructura del texto y construcción de los capítulos, aparte de generar voracidad lectora, se maneja en un equilibrio sólido, luciendo mucho en su prosa con frases que se quedan en el recuerdo, e información salpimentada aquí y allá para ir componiendo el cuadro y conocer la verdad a la vez que los habitantes de Janowitz. Física, matemáticas y geometría por un lado, informática y tecnológica por otro, religión y misticismo en la receta, filosofía y el respeto por la historia, lógica abrumadora y régimen dictatorial. Orden contra rebeldía. El poder establecido creando conformismo enfrentado a los pocos que no se quieren conformar, dejarse acariciar la orejas cual gato manso. De nuevo, una obra de ciencia ficción, más allá de sus características de género, maravillosamente mostradas y utilizadas con grado extremadamente realista, que ahonda en los problemas actuales de la sociedad; los que tuvimos, lo que soportamos, los que sobrevendrán.

Janowitz es un ajedrez donde cada cual quiere hacer su movimiento, anticipándose al resto de participantes en la obra, casi independientes del destino, que también es pieza en la misma partida. Una guerra por la metrópolis, y otra por la misma supervivencia. ¿El centro del escenario? La Pagoda; allí es donde todo va a suceder, en su plaza y dentro del reverencial templo. En confluencia, con la multitud de personajes y el pueblo como testigo, se crea reprimido o no. La cúpula, la guerra de guerrillas, la hiedra, el otro lado… Jaque mate.

Y todas estas historias convergen hasta la revelación, ¿el cambio? ¿la regresión? ¿la comunión? ¿la reinvención? El desenlace es lisérgico, llegando un momento donde te pueda embarrullar, un instante concreto dentro de la densidad de la Pagoda, aunque se trate de la lógica absoluta, la solución definitiva si has ido captando todos los códigos y comprendiendo cada pista dejada en el camino. Inevitable. Y mira que los personajes luchan y luchan a favor y en contra. 

En resumen, una novela ágil pero no ligera, sino intensa. Sorpresiva, de infinitas posibilidades, y que agradará tanto al acólito fiel de la ciencia ficción y de la fantasía urbana, como al lector de variedades, que busca buenos manuscritos donde quiera que sea, sin dejarse guiar por etiquetas.

 

Pd: además, hay tentáculos. Aunque sean de luz o energía o hiedra. O puede que se trate de otra cosa… Leed, y lo descubriréis (y no, no es el cebo Lovecraft, nada parecido).

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