Según la web de la editorial que la publica, Gatlántida es una novela pensada para niños de nueve años en adelante. Sin embargo, creo que puede ser disfrutada a cualquier edad, convertirse en una de esas novelas que no te aburres leyendo en voz alta para tus hijos y sobrinos, o incluso en una de aquellas que compras aun sin que haya pequeños en casa.

La trama se desarrolla alrededor de la figura de Baguette, un gato anaranjado y casero que pasa las horas muertas en la ventana del piso de sus dueños suspirando por Ronriana, la gata callejera de la que se ha enamorado. Las cosas parecen marchar bien entre ambos animales, pero hay algo que Baguette debe hacer si quiere conseguir la mano de su amada en matrimonio: seguir la antigua tradición gatuna que dice que, antes de casarse, un gato debe correr un riesgo, vivir una aventura para demostrarle a la gata su amor.

La gesta en cuestión que Ronriana y su tátarabuela, una gata oráculo, proponen a Baguette parece tan emocionante como peligrosa: viajar en el tiempo hasta la época de los Gatlantes (antepasados de los gatos corrientes) y encontrar en ella una flor mágica que es la causante de que los gatos tengan siete vidas, y que en la actualidad se ha perdido, aunque nadie sepa cómo ni cuándo. Por añadido, y como no puede ser de otra forma en un libro infantil, nos encontramos con un antagonista, Noir, un gato negro que también quiere casarse con Ronriana y que intentará frustrar los planes de nuestro anaranjado.

A través de esos viajes en el tiempo y de la premisa de que cada tipo de gato tiene un poder concreto que ha heredado de sus padres Gatlantes (los gatos anaranjados viajan en el tiempo y los antigrados son oráculos, por ejemplo, mientras que los blancos poseen habilidades para magia benefactora, y los negros para la oscura), el lector se sumerge en una serie de trepidantes aventuras, sí, pero también, sin quererlo, en numerosos aprendizajes.

Con gracia y sencillez, Anna Starobinets crea un mito fundacional para la especie gatuna, tomando partes de la mitología griega (a los atlantes y la propia existencia de la Atlántida, por ejemplo), explicando a los niños el origen de los gatos y el hecho de que tengan siete vidas como Ovidio podría haberlo hecho en sus Metamorfosis (si estas estuvieran escritas para los más pequeños, claro), transmitiendo el conocimiento que llevaba generaciones en la cultura griega. De este modo, cuando los niños oigan hablar de mitología griega en el colegio descubrirán que ya aprendieron algunas de esas cuestiones con el libro que leyeron hace años, mientras que a los adultos les ocurre al contrario: leyéndolo se retrotraen a las películas, series, libros o clases en las que ya escucharon hablar de estos mitos en el pasado.

Por añadidura, los viajes de Baguette en el tiempo no solo nos permiten conocer el remoto origen de los gatos, sino también otras épocas, como la Edad Media, en la que la autora habla a los niños de reyes y princesas, pero también de una quema de brujas junto a su gato negro, no sin ciertos tintes de ironía hacia estas prácticas y hacia su perpetradora, la Santa Inquisición.

En definitiva, Gatlántida es un libro disfrutable lo mires por donde lo mires, para compartir entre niños y adultos o para que cada uno de estos grupos lo lea y saboree por separado, obteniendo enseñanzas o recuerdos de ellas, riéndose con las ocurrencias que la autora pone en boca de los gatos en numerosas ocasiones y acabándose el libro casi sin darse cuenta, en dos patadas.