Título: La Belleza
Autor: Aliya Whiteley
Editorial: Dilatando Mentes
Nº de páginas: 144
Género: Weird, Ciencia ficción
Precio: 16,95€
Bee zumba, y eso me tranquiliza. Bee nunca emite sonidos que me hieran. Incluso si golpease su cerebro con una roca, no gritaría ni chillaría. Ninguna de las integrantes de La Belleza lo haría. Se limitarían a marcharse y por ese motivo son más fuertes que nosotros. Porque no tienen la necesidad de luchar en absoluto. Es mi trabajo hacer que los hombres entiendan esto. Somos más débiles que ellas.
He aquí una de esas novelas que utilizan el denominado new weird como bandera, abrazando sin ningún tipo de disimulo los preceptos de este movimiento. La asimilación de lo extraño como algo natural alcanza en La Belleza un nuevo nivel, pues la novela de Aliya Whiteley se mueve continuamente a distintos niveles de significancia. ¿De qué nos habla la autora? Vamos a intentar desentrañarlo.
La historia que se nos muestra en el nivel más visible nos remite a terrenos postapocalípticos. Una terrible enfermedad ha terminado con la vida de todas las mujeres del planeta, y los hombres que han quedado parecen sobrevivir agrupados en comunidades aisladas. En una de ellas nos sumergimos, para comprobar que en el cementerio donde las mujeres fueron enterradas están apareciendo unos extraños hongos amarillentos. Esta nueva forma de vida, bautizada como La Belleza, adoptará insospechadas nuevas formas, pasando a convertirse en una nueva especie.
Es complicado encontrar el punto en el que dejar de contar la trama para no incurrir en destripes innecesarios. El análisis más superficial ha de quedarse en la mera historia de ciencia ficción en la que un grupo de personas han de enfrentarse a la aparición de unos seres vivos totalmente diferentes. Pero la intención de Aliya Whiteley es, claramente, utilizar esta premisa para hurgar incisivamente en problemas muy actuales. En primer lugar, se trata el tema de la identidad sexual como parte inequívoca del conflicto individual. La Belleza nos reta a buscar dentro de nosotros, a observar patrones más allá de nuestro género, a aceptarnos tal y como somos y, por supuesto, a aceptar a los demás. A grandes rasgos, la novela es una enorme metáfora que apuesta por la inclusividad más primordial, aquella que hace referencia al sexo.
Por otro lado, se manifiesta la denuncia política. Las jerarquías conducen al conflicto, y Whiteley lo escenifica a través de las decisiones que han de tomar los personajes y que evidencian la incapacidad de ciertos individuos para asumir el control. Bajo esto subyace la perenne amenaza invisible del otro, el temor irracional a la convivencia con alguien a quien suponemos distinto. Creo que la autora logra tratar este aspecto con mucha elegancia, dándole la vuelta al problema para cambiar el prisma. Se nos anticipa que todo cambio requiere un sufrimiento previo, pero el concepto que permanece es que ese cambio es inevitable. El modo de asimilarlo es lo que marcará las diferencias de transición.
También hay un sutil mensaje ecológico escondido entre las páginas de la novela. La naturaleza es la escogida para llevar a cabo la transformación, haciéndonos ver que ella es la verdadera moradora del mundo, siendo el ser humano un diminuto y temporal invitado. Aquí entroncamos con obras fundamentales como Solaris, título con el que La Belleza comparte varias ideas.
Por último, también disponemos de una parte metaliteraria en la que la autora habla de la creación y el creador de historias, y de cómo estas constituyen por sí mismas un método de supervivencia.
Es en el nivel narrativo donde podemos encontrar el principal obstáculo para disfrutar de la obra. Y no es otro que su brevedad, ya que Aliya Whiteley condensa toda la historia en demasiado poco espacio, acudiendo a elipsis y resúmenes para completar la trama. Esto nos impide la inmersión completa en el microcosmos sugerido, dando la sensación en algunos momentos de estar poco explotado. La novela daba para más, ya que el crisol de situaciones delicadas que nos ofrece deberían formar parte de una historia mucho más desarrollada. Bien es cierto que el weird acude a menudo a este tipo de recursos, pero personalmente me hubiera gustado leer muchos más detalles de los que se nos transmiten.
A pesar de ello, La Belleza ofrece suficiente contenido como para entretener y, sobre todo, hacer reflexionar. La literatura debe aspirar a ambas cosas, y esta pequeña novela lo consigue. Continúo disfrutando mucho con lo que pone sobre la mesa esta nueva corriente literaria, ya que ante todo me parece original y nueva. A cambio, eso sí, solicita una mente abierta al lector, y no solo por las temáticas tratadas, sino por lo chocante de algunas de sus propuestas. Me gusta la apuesta.
José Luis Pascual
Administrador