1983´99: La vida es una mierda

por José Luis Pascual

Título: 1983´99

Autor: LeRaúl

Editorial: Autsaider Cómics

Género: Crítica social, humor

Nº de páginas: 64

Precio: 15 €

La vida es una mierda. Esta es una verdad incuestionable, que se pone de manifiesto en nuestro día a día gracias a los mecanismos de la sociedad que, entre todos juntos —¿o tal vez no?— hemos construido. No es difícil distinguir los pequeños engranajes que disparan/escupen/esparcen la mierda por todas partes, salpicando con precisión a nuestra ropa, nuestra piel, nuestras ideas. Solo tenéis que abrir un poco los ojos —llevad gafas que protejan vuestras pupilas, aunque terminarán llenándose de mierda igualmente— para observar esa lluvia que no cesa y que lo impregna todo. Pero hay algo que no resulta tan sencillo, amigos; y es ponerse en el lugar de la mierda. No es fácil, no. Solo algunos intrépidos se aventuran a explorar ese cambio de foco y de paradigma. Gente como LeRaúl. Gente como los responsables de Autsaider Cómics.

Nos movemos en terreno viñetil, aunque no se puede catalogar a 1983´99 como un cómic, al menos no un cómic al uso. La obra de LeRaúl —nombre artístico del ilustrador Raúl Barbolla— es más bien una sucesión de zambombazos en forma de ilustraciones, casi una serie de tiras cómicas basadas en una sola imagen y un título.Estamos, sobre todo, ante una expresión artística que busca azotar a la sociedad explicitando algunas de sus miserias, para vergüenza de todos. El artista consigue un efecto similar al de algunos clásicos de la prensa española, aquellos que marcaron el camino con una idiosincrasia sarcástica y ácida. Pero LeRaúl lleva ese espíritu un paso más allá, logrando aunar distintos estilos visuales con el impacto del mensaje crítico intacto. Y, como decía antes, cambiando el foco para hacerlo todo más evidente.

Sorprende cómo el autor consigue desplegar un imaginario absorbente, basado en juegos de palabras y trucos visuales que solo el dibujo permite. Más allá del impacto de cada ilustración, es remarcable la capacidad de remover conciencias que algunas de las páginas llevan marcadas. Porque, si bien algunos de los chistes se quedan en la mera gracia de su juego de palabras, la mayoría de las ilustraciones explicitan conceptos brillantes que mueven a reflexión. LeRaúl, a base de imágenes tan sencillas como afiladas, atiza a las redes sociales, a las megacorporaciones que controlan nuestro día a día, al borreguismo individual y colectivo, a la galopante carencia creativa global, al peligro tecnológico, al egoísmo que crece en todos nosotros, al negacionismo, a la falsedad de la democracia… Son tantos agujeros en los que hemos caído, que ya es imposible ver el sol. Esa es la clase de sentencia demoledora que dicta esta obra.

En una obra de este tipo, el estilo de dibujo es lo de menos, ya que no existe uniformidad en las viñetas, sino que cada imagen adopta su propia entidad y código. Dibujos en blanco y negro, fotorrealistas, tiras clásicas y sencillas, colores modernos, puntillismo, caricaturas, logos empresariales… todo ello se amalgama en una sucesión implacable de hachazos ideológicos. Dada la brillantez del mensaje, en cada página se hace patente la experiencia que atesora el autor en el mundo de la publicidad. Podría decirse que LeRaúl es el perfecto publicista de la decadencia. Y de la mierda.

Decía antes que solo algunos valientes se adentran en los terrenos pútridos del desecho para mostrar la sociedad en toda su crudeza. Ahora recuerdo el cortante Shit and piss de Tyler Landry, otro auténtico tratado sobre la porquería que nos domina. Si bien 1983´99 se mueve en registros narrativos muy distintos, podemos emparentar ambos títulos en intención y resultado. Las dos obras, cada una desde su atalaya, se antojan ahora más necesarias que nunca.

No es fácil escribir una reseña sobre una obra que basa su fuerza en lo eminentemente visual. En casos como este, una imagen vale más que todas las palabras conjugadas en este artículo. Por lo tanto, si véis 1983´99 en la estantería de vuestra librería favorita, compradlo. Y después, por favor, abrid los ojos.

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