Ritual Román 112: Un año sin Cthulhu

por Román Sanz Mouta

Título: Un año sin Cthulhu

Guion: Thierry Smolderen

Dibujo: Alexandre Clerisse

Editorial: Norma

Nº páginas: 176

Género: intriga y realismo mágico lovecraftiano

Precio: 29,95€ 

Todos recuerdan la tragedia de Auln-sur-D’Arcq. A mediados de los años 80, un grupo de estudiantes de secundaria juega a La Llamada de Cthulhu cuando una inexplicable masacre provoca el caos en este pequeño pueblo. Años más tarde, aquellos adolescentes, ya adultos, reviven sentimientos que creían enterrados y describen las semanas previas al incidente más sangriento de aquella década, cuando todos, muy ingenuamente, creían que estaban viviendo un año sin Cthulhu.

RITUAL

Tenemos condensada en esta novela gráfica los juegos de rol en mesa (con La Llamada de Cthulhu y Lovecraft, como ya muestra el sugerente título) presidiendo el argumento, los video-juegos, la IA, la magia y la brujería, los dioses y chamanes druídicos, y la investigación más pura al estilo de un thriller convencional. ¿Cómo?, os preguntaréis, te preguntarás.  

Porque se trata de un tesoro, muchas pequeñas historias que conforman la trama principal con diversas aristas y vórtices, todo ello disfrazado tomando como punto de partida un suceso fatídico en Auln-sur-D´Arcq durante el año de nuestro señor Azathoth 1984, reviviendo una tragedia comunal desde sus protagonistas, en cuasi primera persona.

Varios jóvenes juegan al rol, a La Llamada, cuando vuelven a encontrarse con su némesis, la chica que perdió un ojo y no lo ha perdonado, albergando ira y poder en sí misma, y a la vez uno de esos chavales recupera la amistad con otro amigo perdido, un genio de la protoinformática, la tecnología, y encima superdotado. A eso se suma la llegada al instituto de una enigmática mujer rodeada por un aura de misterio y misticismo que ella misma fomenta, casi más aventurera que estudiante.

Con este planteamiento que vemos desarrollado en las primeras páginas, presentando a cada personaje y colocando las piezas en su sitio de aquel pretérito, iremos recuperando información desde el pasado para que la escena fija de un crimen horripilante que todavía no conocemos tome contexto, forma y fondo, sin que adivinemos por dónde va a salir; si toca realismo u horror ignoto. Y lo hace con una narración sugerente y atractiva, ágil, de acción dialogada sin escatimar escenas inenarrables, y que combina perfectamente con unas viñetas de dibujo simple pero eléctrico que juegan con la paleta de colores, incluso en la piel de los personajes, para expresar el momento dramático de cada toma, de forma que nos sumerge emocionalmente dentro de la misma, además de firmar visuales que ora son horror, ora son los 8 bits de aquella época. Y es que forman un buen dúo creativo los autores; a Smolderen ya lo sigo desde Gipsy, y Clerisse está en mi punto de mira ya, aunque creo recordar alguna obra suya preterior.

Pues este compendio de argumento se va complicando, de manera que no sepamos hasta el final el motivo desencadenante de la tragedia, generando empatía o animadversión cambiante por los protagonistas, que se desbrozan capa a capa mostrando sus vínculos entre sí y las entrañas propias con cruda sinceridad. A esos protagonistas, a los supervivientes al menos, los veremos cerrando el cómic en el presente para ofrecer la entrevista que se supone da forma a la novela, donde la periodista duda si creerse tal amalgama de maravillas y monstruosidades improbables, resultando mucho más cómodo el razonamiento criminalístico y la motivación de venganza o locura. Y sí, pero no, porque repito, Cthulhu puede ser la excusa y parte importante, pero la magia y brujería, el saber druídico y sus consecuencias, los sacrificios que requieren ostentar un poder que pertenece a otros dioses o entidades, sumado a una curiosa aportación tanto de los videojuegos como de la IA, me han seducido, quedando con cara de niño feliz y satisfecho una vez que he terminado la lectura. Poco más puedo pedir.

Ya adiviné buenas críticas en su lanzamiento original, y con esta versión en castellano no solo llamará vuestra atención, más incluso siendo acólitos a Lovecraft con el ya típico gancho (cada vez más usado y cansino). Merece la pena arriesgar para la adquisición de este volumen con más de 160 páginas, ilustraciones rítmicas con colores vivos y un argumento misterioso que añade y resuelve enigmas desde el inicio hasta su misma página final, con acción, revelaciones, tensión y todo lo que podéis esperar de una buena historia que conjuga con acierto ciento elementos.

Sensacional. Bienvenides, bienvenido y bienvenida, a Un Año sin Cthulhu.

Pd: a les jugadores de rol, y más concretamente de La Llamada, y director de juego como es mi caso, nos llega aún más esta delicia de cómic. Gracias.    

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