Esta novedad ilustrada de un cuento antiguo de Sai King, tiene sus virtudes y defectos, cosa del formato.

El relato, ya conocido, no tiene misterios más allá de la maestría de Stephen, que coge una situación dramática, de ruptura, de desolación (muy actual), un desamor de pareja, un quebranto de raíz que sepulta bajo la tristeza al que antes fue marido, quien ansía recuperarla a como dé lugar, aunque ella tenga claro que no quiere volver a verlo más que para los trámites del divorcio. Ese personaje tan abandonado como tribulado deambula miserable por su propia existencia, esperando el milagro. Ese corazón roto le pesa como el mismo planeta sobre los hombros de Atlas. Pero llega la oportunidad, o eso cree en su reducido cerebro de sapiens. En forma de cita con su abogado, el abogado de su mujer, y su mujer, a la que no ha visto tras la nota que lo dejó en la supuesta estacada, sin ni tan siquiera despedida presencial.

Entre turbulentas emociones se prepara para reconquistarla, en un restaurante muy particular, con un letrado propio ausente y un inquisidor legar en el otro bando que le resulta harto desagradable. Pero es entonces que un particular maître rompe la normalidad, invadiendo de locura ese establecimiento, de locura, confusión, sangre y muerte.

Texto contemporáneo de conflicto marital, de psicopatía quizá inducida (delirios, alucinaciones…), de lucha por la supervivencia. Un clásico del señor Rey. Una escena melodramática sobre carencias y necesidades que pasa a lo sangriento. Sin mayor recorrido antes o después en el tiempo de la ficción. Y nos atrapa por la concisión de la trama y la clarividencia de los personajes. Siendo un relato breve.

El formato, agradecido, con ilustraciones tipo cartoon, con una mezcla de grises y color, angulosas, expresivas, que demuestran esas muestras de acción, esos rostros desencajados, ese telón que no se cierra. No muchas, no pocas, las justas y necesarias para un ejemplar pequeño y agradable a tacto y vista.

En resumen, una pequeña pieza de coleccionista para los más acólitos y acérrimos al autor, pero que también podemos devorar en formatos antiguos, en la compilación original de Todo es Eventual, donde habitan otros más terroríficos que este, de crimen y locura. Edición muy disfrutable, y sigue propagándose la prosa del maestro King.

Pd: me encantan las ediciones ilustradas, pero tengo contradicción acerca de cuál es el límite entre ofrecer algo nuevo, diferente y mejor, o solo aprovechar un producto con unas pocas mejoras… Sigo pensando.