El papel pintado amarillo (Charlotte Perkins Gilman)

por José Luis Pascual

Título: El papel pintado amarillo

Autor: Charlotte Perkins Gilman

Editorial: Alpha Decay

Nº de páginas: 96

Género: Terror

Precio: 15,90€

SINOPSIS

El papel pintado amarillo relata, en primera persona y a través de varias entradas de diario, el descenso a la locura de una mujer a quien se le prescribe la cura del reposo después de dar a luz. Aislada en una vieja finca colonial a la que ha ido a pasar el verano con su marido John, un médico de ética dudosa, la joven empieza a obsesionarse con los desconcertantes dibujos que se distinguen en las paredes de la habitación, pintadas de un color amarillo asfixiante.

RESEÑA

A menudo, los escritores buscamos inspiración para nuestras historias en noticias externas, en sucesos sufridos por otra gente a la que nada nos une. Esto está muy bien, aunque el grado de implicación del autor con la historia va a variar dependiendo de si conoce personalmente o ha podido hablar con la persona en la que basa el relato. La otra vertiente es la elegida por Charlotte Perkins Gilman, y no es otra que la de plasmar en el papel una experiencia propia. En este caso, la inmersión del creador es total, ya que sabe muy bien de lo que habla. Y eso se transfiere, indefectiblemente, al lector.

El papel pintado amarillo comienza como muchas otras obras góticas. Una pareja se muda a una casona para pasar el verano, con la intención de que la mujer repose y mejore de un estado de debilidad general. Ella se sabe enferma, aunque su esposo, médico de profesión, cree que se trata de una pequeña crisis nerviosa pasajera. A partir de ahí, la joven, clausurada en una habitación y obligada a guardar un total reposo, se obsesiona con el papel que decora las paredes.

Charlotte Perkins Gilman utiliza tal premisa para transmitir el estado mental de una persona que sufre depresión aguda. Y lo lleva hasta su máximo extremo, arrastrando al lector por esa senda oscura y difusa. Para ello, se vale de una voz narrativa en primera persona que nos sumerge en una realidad distorsionada, primero por detalles sutiles y después por una creciente sensación de extrañamiento. Tanto la prosa como la estructura corresponden a una obra adelantada a su tiempo, muy moderna en su concepción y realmente adecuada a los estándares de la época actual. Es fascinante asistir a un descenso a los infiernos como el propone aquí la autora, con recursos narrativos que rozan el surrealismo.

Como decía más arriba, el tratamiento de la enfermedad resulta desgarrador, y más cuando conocemos que la propia Perkins Gilman sufrió una severa depresión posparto que tuvo un desafortunado diagnóstico por su médico. Ello queda patente en el corazón del relato de manera definitiva cuando vemos el comportamiento del marido de la protagonista y la incapacidad de esta para desobedecer. La obsesión con el omnipresente papel pintado amarillo (y lo que se oculta detrás) simboliza con devastadora precisión el aislamiento físico y psíquico de alguien inmerso en tal trance.

Es curiosa la elección del color amarillo, tan asociado a lo luminoso y lo energético, como elemento y causa amenazante (y atenazante). Pero cabe señalar que en algunas culturas antiguas este color simbolizaba la dirección hacia el inframundo, el reino de los muertos, así como el camino hacia la vejez. También se ha utilizado el amarillo para marcar zonas plagadas por la enfermedad. Esto entronca, pues, con otra visión muy diferente a la que tenemos en la sociedad occidentalizada. 

El volumen de Alpha Decay se completa con tres cuentos en los que vemos una vertiente distinta de la autora, mucho más socarrona y humorística pero conservando una feroz crítica feminista. Funciona de maravilla, para mi gusto, en Cuando fui bruja, mordaz cuento fantástico en el que una mujer indignada es capaz de hacer realidad sus deseos, pero no tan bien en Si yo fuera un hombre, historia en que la figura masculina queda reducida a un mero cliché, dándole la vuelta a la imagen que se ha dado de la mujer en la literatura. Transformada culmina estos cuentos reivindicativos, de nuevo alzando la voz contra el injusto papel de la mujer en la sociedad. Aunque lo hace con menos sutileza que en el relato principal, estos cuentos breves rezuman calidad y suponen un perfecto complemento al volumen.

En conclusión, El papel pintado amarillo es una fiel y aterradora representación de algo tan preponderante en la actualidad como es la enfermedad mental. El juego narrativo que compone a dos niveles Charlotte Perkins Gilman es magistral, y me parece un texto a estudiar para todo aquel que quiera dedicarse a la escritura.

2 comentarios

Daniel Aragonés marzo 23, 2023 - 5:25 pm

Muy interesante reseña. El amarillo, en la naturaleza, tono onírico de mi comentario, también es sinónimo de peligro. Como bien dices, y me fio de tu criterio, la obra debe ser bastante buena e intensa. Esto confirma que las pequeñas obras también pueden ser grandes.

Una reseña muy buena.

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José Luis Pascual marzo 23, 2023 - 9:35 pm

¡Muchas gracias! Intuyo que puede gustarte mucho este relato.

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