Para abrir esta reseña y no defraudar a mis lectores más intrépidos, hablaré del caos vital al que me he tenido que enfrentar durante la lectura de Eco, curiosa casualidad. Como si el mismo personaje, irreconocible y sumido en la negrura, hubiese ocupado o poseído a algunos de mis familiares, se ha presentado ante mí y me ha dejado en una posición poco habitual. Algo fuera de lugar que me ha desestabilizado por completo. Problemas. Locura. Sociopatía. Sí, amigos, no bromeo. Un paralelismo enfermizo. Ficción y realidad en un mismo instante.

Profundizando en la lectura, diría que Eco tiene cierto equilibrio entre lo técnico y las sensaciones encontradas muy difícil de encontrar, para bien y para mal —¡OJO!—. En resumen, si ya os habéis leído todo el arsenal de King y toda la obra de Hill, debéis leer a este autor —Venga, hasta luego, me voy a merendar y a tomar unas birras—. Ya en serio: creo que es el más claro ejemplo de recogida de testigo, para que no muera el Best Seller de terror, para que autores como Stephen mueran en paz y su hijo no se sienta solo ante el peligro de la crítica.

El Sr. Thomas se lo curra de un modo especial, y dentro de lo que es, despierta cierto bicho emocional capaz de ahondar en la mente y crear mal rollo. Eso sí, aviso, no inventa nada nuevo. Como dato para algunos interesados, diré que me suele costar este tipo de libros. Alargan demasiado las tramas y tiendo a caer en el aburrimiento. En este caso también me ha sucedido —lo siento.

Cosejas de interés:

Toda gira en torno a un misterioso accidente. Idas y venidas. Infinidad de elementos cargados de modernidad, como emails y mensajes de texto relacionados con el evento en cuestión. Lo sobrenatural sobrevolando la historia. La locura. Nieve, hielo, aislamiento, muerte. Clichés bien llevados.

La obra aborda temas como la pérdida de identidad, la naturalización de la homosexualidad y la problemática de las relaciones. Terrorífica, sin duda. Me parecen cosas muy actuales que entran dentro de lo interesante. Mezclar estos elementos con la montaña y su locura hacen de Eco una obra que aconsejo a los lectores de género, a los habituales de la novela comercial de terror.

Me gusta mucho cómo aborda los capítulos, cambiando la voz y haciendo referencias literarias. Mimetizando el estilo a cada uno de los narradores de la historia —hay autores que no son capaces de hacerlo con tanta maestría—. Las referencias metaliterarias son maravillosas. Y tengo que decir que nombra a Palahniuk: a través de uno de los personajes le rinde un curioso homenaje que me ha encantado —soy lector constante de Chuck, sé de lo que hablo—. La novela tiene elementos muy originales.

En plan intrahistoria, como ya he dicho al principio, toda esta lectura me ha pillado en un momento vital complejo, absurdo y jodido. Ando perdido dentro de mi propio súper YO. Un complemento perfecto a la par que irritante. En cierto modo, la desesperación por saber qué iba a pasar, tanto en mi vida como en la novela, ha cargado de ansiedad la lectura. Vuelvo a decirlo, terrorífico y aconsejable.