Título: La soberanía y el ovni
Autores: Alexander Wendet, Raymond Duvall
Editorial: Melusina
Nº de páginas: 112
Género: Ensayo
Precio: 10 €
SINOPSIS
El avistamiento de objetos extraños en el cielo es un asunto que se ha vuelto demasiado frecuente con el paso de los años en todos los confines del planeta. De ahí que sorprenda la desidia de los Estados a la hora de intentar descubrir qué se oculta detrás de estos fenómenos. Se podría afirmar, tal y como lo hacen los autores de este singular texto, que para los Estados el fenómeno de los ovnis es un no-fenómeno: se reconoce su existencia pero, al no perseguir su investigación, esta se relega al estatus de la «indecibilidad» o, lo que es lo mismo, en la práctica se asume que los ovnis existen pero, en realidad, no existen.
La soberanía moderna es por definición antropocéntrica, es decir, está constituida y organizada con los seres humanos como única referencia. Sin embargo, quizás sus verdaderos límites se evidencien en el tabú de tomar en serio el fenómeno de los ovnis. Este tabú se explica por los imperativos funcionales de la soberanía antropocéntrica, incapaz de admitir una excepción a la primacía del ser humano sobre todas las cosas y a la soberanía estatal como expresión de este poder ontológico absoluto que, supuestamente, detentamos sobre el resto del universo.
RESEÑA
La soberanía y el ovni es un ensayo en formato diminuto pero cuyas cuestiones adquieren una resonancia especial en nuestros días. Alexander Wendt y Raymond Duvall se hacen una pregunta fundamental acerca no de la existencia de los ovnis o de su hipotética procedencia, sino de la reacción humana ante los fenómenos aéreos no identificados: ¿Por qué no se estudia este fenómeno como se estudia cualquier otra cosa? Como bien apostillan los autores, como mínimo íbamos a aprender algo curioso e interesante acerca de la naturaleza. Sin embargo, la curiosidad humana no parece aplicarse al fenómeno ovni, al menos el cuanto a los gobiernos y los estados respecta.
Y es que existe una gran paradoja en este sentido. Los estados rechazan el estudio de esta fenomenología alegando su irrealidad y tachando poco menos que de loco a quien sugiere que podríamos estar ante un asunto tan real como fundamental. Sin embargo, la mayoría de informes redactados sobre el tema ovni sufren procesos de clasificaciones que los oculta a la opinión pública. Es como si se jugara a un doble juego: desacreditar de pleno a todo aquel que se refiera al fenómeno de manera seria, y al mismo tiempo esconder toda relación del propio estado o gobierno con los ovnis. ¿Por qué alimentar este tabú? Los autores sugieren que el antropocentrismo aún imperante impide tomar al ovni como algo real, relegándolo al espectro de las leyendas urbanas y los cuentos de terror. La imposibilidad de aceptar algo tan externo a nuestros dogmas antropocéntricos ha logrado que el escepticismo, que debería implicar la duda, se convierta en una negación sistemática del fenómeno. Una negación tan irracional como el propio fenómeno que nos negamos a estudiar.
El libro pone el foco en el estado de excepción y en la capacidad del soberano para decidir sobre ello. La soberanía o gubernamentalidad moderna forma una asociación no indivisible pero fundamental con la ciencia. Y, como el ovni pone en tela de juicio el canon científico, los gobiernos se niegan a estudiarlo o a considerarlo como algo real. Esta teoría fulmina en realidad el presunto secretismo de los gobiernos en relación al fenómeno, otorgando la razón principal del negacionismo a la imposibilidad ontológica de tomarlo como algo real.
Por todo ello, lo que proponen los autores es la amenaza que el ovni supone a la soberanía moderna, pues cualquier soberano o gobernante se verá incapaz (al menos hasta ahora, ya sea con ayuda o no de la ciencia) de explicar el fenómeno y decidir si este concurre en un peligro para el ciudadano o no. La imposibilidad actual del ovni nos lleva a su no reconocimiento e impide a los gobiernos dictaminar su realidad.
Pese al academicismo del que está impregnada la obra, las ideas y reflexiones de los autores quedan expresadas con claridad y suponen, o deberían suponer, un toque de atención a los gobiernos sobre el trato tan peculiar que han dispensado a este asunto a lo largo de los últimos 75 años. Se comentan brevemente la «hipótesis del zoológico» y el conocido como «Informe Lambretchs», que detalla un espectacular avistamiento en Bélgica en 1990.
Esta tesis de Alexander Wendt y Raymond Duvall se publicó en 2008. Es cierto que parece que en los últimos tres años el fenómeno ovni comienza a tener una consideración mucho más seria entre la opinión pública, y que hay interés en algunos gobiernos en investigar la naturaleza que hay detrás de los avistamientos de luces y objetos en el cielo. Hacia dónde nos conduzca este momento, está por ver. La soberanía y el ovni es un buen punto de partida.
José Luis Pascual
Administrador
4 comentarios
Y vinieron de Raticulín
Observaron a los hombres
Probaron sus bebidas espirituosas
Se quedaron
Olvidaron cómo volver
Ahora viven entre nosotros
Me has descubierto…
Lo sabía!
Lo que todo el mundo sabe y nadie reconoce. He leído bastante al respecto.
Abrazos.