Para hechizar a un Cazador (Luciano Lamberti)

por José Luis Pascual

Título: Para hechizar a un Cazador

Autor: Luciano Lamberti

Editorial: Alfaguara

Nº de páginas: 416

Género: Terror

Precio: 22,90 €

SINOPSIS

Julia escucha en un bar a una vieja que la abordó en la calle y dice ser su abuela. Siempre tuvo dudas sobre su propio origen, y Griselda ahora le revela su verdadera historia. Muy pronto entenderá que detrás de esa apacible anciana hay más de lo que dice. Los lectores, con ella, empezarán una inmersión sin pausa en un territorio de horror multiforme que, en la repetición de la tortura y la muerte, replica los gestos sangrientos de la dictadura militar. Una trama labrada con excelencia que repasa los años sesenta y setenta con los recursos del terror y del gore y que deslumbra con su maestría y agudeza.

RESEÑA

Hace apenas un mes, publiqué en YouTube un vídeo en el que explicaba mi desencanto con la actual literatura de terror y su enervante tendencia a la repetición y la previsibilidad (podéis verlo aquí). Y es que, salvo honrosas excepciones, ha llegado un momento en el que me cuesta horrores conectar con una obra de género contemporánea, al menos en cuanto a su producción ⁠⁠⁠«comercial⁠⁠⁠» o de fácil acceso se refiere. Gracias al maravilloso club de lectura Omnívora, se me presentó la ocasión de leer Para hechizar a un cazador, novela ⁠de un autor desconocido para mí hasta la fecha. Sin grandes expectativas, me sumergí en su lectura y se obró el milagro. Luciano Lamberti llegó en el momento oportuno para lanzarme un crochet definitivo con el que tenderme en la lona y dejarme callado. Sí, Para hechizar a un Cazador me parece lo mejor que he leído en mucho tiempo, y esto lo desarrollaré más adelante.

En mi «ataque⁠⁠⁠» al terror que se publica actualmente, citaba problemas como la subjetividad del propio lector, la querencia hacia el cliché, la pobreza a la hora de utilizar el elemento fantástico o la falta de referencias acertadas. Para hechizar a un Cazador rebate todos y cada uno de estos aspectos con un acercamiento fascinante y, ante todo, muy literario, al género. La trama arranca con Julia, quien se topa con una anciana que asegura ser su abuela y afirma que sus verdaderos padres no son quienes ella cree. A partir de ahí, Luciano Lamberti teje una historia que contiene un círculo de personajes complejos, que albergan contradicciones y son expertos en mentirse a sí mismos hasta que la verdad se les presenta de una manera impactante. 

Vamos a derribar los puntos problemáticos que mencionaba arriba, uno por uno. Evidentemente, la subjetividad del lector no se puede combatir, siempre va a estar ahí y cualquier obra, por excelente que sea, tendrá sus detractores. Contra ello, Lamberti dibuja una novela total que se va destejiendo poco a poco y que brilla sobremanera en su estilo narrativo. 

El cliché y el elemento fantástico están a menudo relacionados, y aquí se utilizan para convertirlos en otra cosa. Lamberti huye del cliché deconstruyendo la clásica novela de brujería. La bruja adquiere aquí una dimensión humana con la que podemos llegar a empatizar, pues sus actos son dictados por la pérdida de un ser querido y la desesperación por su ausencia. Lo trágico está detrás de todo lo fantástico, y ahí es donde Para hechizar a un Cazador traspasa muchas barreras. El elemento fantástico se utiliza para hablarnos de acontecimientos reales terribles. Con su Cazador, Luciano Lamberti halla la representación perfecta del horror terrenal, tanto que el «monstruo» es una figura que acumula en su interior la represión del régimen dictatorial que acabó con la vida de muchos argentinos en los años 70 y 80. Dicho de otro modo, la novela ofrece una traslación impecable de lo real a lo fantástico, conservando ambos planos intactos.

En cuanto a las referencias, podrían citarse decenas. Nos limitaremos a apuntar una distorsión ligottiana de la realidad en determinados momentos, cierta conexión ritualística con Hereditary (otra de las obras que, en mi opinión, renuevan el género) que también se manifiesta a nivel estilístico en algunas escenas, e incluso una fascinante reescritura en clave realista del mito eslavo de Baba Yaga, llevado por el autor a unas cotas de tenebrosidad increíbles. Además, es inevitable emparentar la obra con Nuestra parte de noche, de Mariana Enriquez. Tal vez ambas compongan el más compacto díptico alrededor de la dictadura argentina. También creo que hay cierta parte del espíritu de la fastuosa 2666, de Bolaño, en la obra de Lamberti, a modo de sutil homenaje. Para finalizar, todos aquellos que hayan escuchado el tema We are alive, de Bruce Springsteen, reconocerán la semejanza con varios pasajes de la novela.

Desde las primeras páginas ya advertimos un estilo depurado, uno de esos casos en los que calidad literaria y prosa asequible concuerdan en un equilibrio perfecto. El autor argentino no se guarda nada en la recámara, ofreciendo un desfile de voces y estilos narrativos muy variados. Lo más notable es comprobar cómo, a pesar de que cada capítulo posee una voz narrativa distinta (y en muchas ocasiones una forma diferente), la novela no solo no se resiente, sino que abraza un ritmo mantenido que hipnotiza. Es esta una obra que sale airosa de sus aristas formales y que no solo invita a continuar, sino también a reflexionar.

Denuncia social, búsqueda de identidad y de justicia, no aceptación del duelo… Estos pueden ser los temas principales que toca Para hechizar a un Cazador, pero hay más. La obra nos muestra hasta dónde es capaz de llegar el ser humano por recuperar lo que se le ha arrebatado de manera cruel. Bajo mi punto de vista, la novela expele una impronta de deshumanización, tal vez el sentimiento más desolador que podamos experimentar como individuos. Llegar a sentir eso con una novela fantástica me parece una virtud que no se encuentra fácilmente. Concluiré diciendo que Luciano Lamberti alcanza uno de esos logros a los que aspira cualquier literato: utilizar lo fantástico como vehículo para llegar a la emoción, aunque esta resulte perturbadora.
¿Es esta la gran novela de terror de este siglo? Posiblemente. Lo que sé a ciencia cierta es que me ha devuelto la ilusión respecto al género.

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