Yumi y su banda: Literatura divertida para la chavalada

En la literatura infantil siempre existe el riesgo de alumbrar obras tan adóninas como asépticas. Esas que, de cuidar tanto los aspectos que puedan resultar molestos a algún sector de la sociedad, devienen en resultados insípidos que pasan sin pena ni gloria. Que por no molestar, acaban por despertar el interés de nadie, incluido el del joven público que pretende captar. No es el caso de la obra que traemos hoy al monolito: Yumi y su Banda, de J. Olloqui, editada este año por Drakul en su línea infantil “Drakulín”.

Yumi tiene 10 años y toca la batería en un grupo de Rock. Aún no son famosos pero creen firmemente en sus posibilidades, sobre todo Yumi. Aunque tenga el inconveniente de ser la hermana mediana en una familia de cinco miembros. Aunque su hermana mayor esté en lo peor de esa enfermedad llamada adolescencia y su hermano pequeño “teteté” sea el más mimado de la casa (o eso cree ella). Esta es la historia de Yumi y su banda, compuesta por Lorena, Rodri Chofas y Niara. Con la participación de “Alimaña”, amigo, vecino y futuro guardaespaldas de Yumi en cuanto se haga famosa.

Ese es el Dramatis personae de esta novela infantil. Una obra que, en plena época de la inmediatez de la imagen y las redes sociales, puede despertar el hábito lector en los más peques de la casa. Hagan la prueba con su descendencia y descubrirán la rapidez con la que devoran las 182 páginas que esperan en Yumi y su banda. ¿El secreto? Tener algo interesante que contar para quien va dirigido, sazonarlo con golpes de humor efectivos y, sobre todo, confeccionar un texto que resulte absorbente a su público objetivo. Los ingredientes: hablarles de tú a tú y dotar lo que se cuenta de un contexto realista a la par que divertido. Desde la familia de Yumi, tan tridimensional en su caracterización, hasta la clase del colegio donde la niña asiste regularmente. Con la dosis exacta de cotidianidad y todo bajo el prisma de la protagonista, una niña de diez años con sus inquietudes y su forma de ver el mundo.

Ingenio es la característica que se desprende tras la lectura de “Yumi”, donde Olloqui combina un lenguaje accesible para los jóvenes lectores sin renunciar a ofrecer un relato costumbrista de las ciudades de extrarradio que crecen en torno a las grandes urbes. Tratando de forma natural las relaciones de los adultos y con algún guiño que otro para que “los ancianos que nacimos el siglo pasado” disfrutemos de esta lectura con los peques de la casa.

Por todo ello, Yumi y su banda se nos antoja un divertido libro para que nuevas generaciones lectoras se sumerjan en el saludable hábito lector. Esta obra además cuenta con el arma más poderosa para ello, y no me refiero solo a los excelentes dibujos de Olloqui que capturan el tono y dimensión de la historia de la niña, sino a lo más importante: un relato interesante y absorbente que hará que los peques no dejen de leer hasta acabar las aventuras que le esperan a Yumi en esta obra.  Un libro que tiene la suficiente garra para resultar sabroso a cualquier lector infantil que se acerque a él. Con alma y con diversión asegurada en el recorrido de sus páginas. Así son las lecturas que forjan cantera.