Título: La última aventura
Autores: Josep Busquet, Javi de Castro
Editorial: Dibbuks
Nº páginas: 118
Género: Aventuras nostálgicas
Precio: 16€
«Cualquier amante de las aventuras conoce sus nombres a la perfección: McBull, Hans y Holister, Frank Thunders, Anna Bolton, Sannia o los gemelos Ray. Algunos de los más grandes aventureros han pasado por la pantalla y nuestros televisores. Héroes que nos hicieron soñar a millones de espectadores con exóticos y lejanos lugares…».
¡Adentrarse en una selva inhóspita, buscar tesoros perdidos, descubrir nuevas civilizaciones, luchar contra grandes peligros! ¿Quién no ha soñado de pequeño en vivir mil aventuras junto a sus grandes héroes? ¡Nick Rivers ha conseguido el sueño de todos nosotros! Desde su infancia ha sido un gran apasionado de las aventuras y ha coleccionado los objetos que han pertenecido a sus grandes ídolos y, tras convencerlos de seguirle, nos adentrará a todos en un mundo inesperado, donde nada es lo que parece y cualquier cosa puede suceder.
¡Rememora tus sueños de juventud con nosotros y no te pierdas La última aventura!
RITUAL
A raíz del descubrimiento que supuso para mí Villanueva, la novela gráfica de folk horror guionizada y dibujada por Javi de Castro, me lancé tras su bibliografía (¿tendrá otro término para cómics?). Con gran sorpresa y alboroto al comprobar que había unido fuerzas en obra pretérita con uno de mis predilectos; Josep Busquet (Manticore, amigues, Manticore, entre muchas otras). No me demoré en la búsqueda de un ejemplar, que vía comercio local (y tras peripecias) llegó a mis manos. Este es el resultado.
Vemos salteado en su inicio las escenas de gloria pasada de grandes exploradores de lo salvaje, que se adentraban en tierras hasta entonces inexploradas (legendarias, mitológicas), que pugnaban de igual a igual con fieras de otra era, que se relacionaban o escapaban del peligro de tribus tan remotas como agresivas en la protección de su postrero reducto. La Aventura, en mayúscula. De ese filón sacó partido Hollywood y toda la industria del entretenimiento que lo rodea, convirtiendo a estos aventureros en producto de documentales, sagas de películas, portadas de revistas o series televisivas, de manera que acabaron impostados (bien sabemos que en un documental la naturaleza no sigue guion ni tiene prisas, y las cámaras demandan acción cuando la demandan, con lo cual, si no sucede de forma espontánea, se artificia), agostados, arrebatada su esencia.
Cada uno de ellos, en solitario o por parejas, había alcanzado ese culmen por motivos nobles, como hacían los exploradores de antaño (aunque cada descubrimiento perdido siempre ha generado grandes intereses económicos, territoriales e incluso místicos). Pero se dejaron corromper por el dinero, por la fama, por la fortuna.
Pero el género agotó el interés del público, cansado de ver siempre lo mismo. Sin terminar de creérselo.
Y estas estrellas fugaces envejecieron lejos de lo que habrían sido, quizá todavía flirteando con viajes a lugares insospechados. Pero lejos del foco, y con un vacío interior por haberse traicionado a sí mismos.
Un vacío que quiere llenar Nick Rivers, quien fue un niño soñador dentro de una familia muy peculiar y creció adorando a estos héroes y heroínas (heroínas que se aprestaban a ser salvadas por los héroes, por supuesto, recordemos la época. Ese era su papel. Triste, pero cierto). Este Rivers, ahora potentado, quiere revivir dichas aventuras en su propia carne, y para ello reúne a lo mejor de aquellos tiempos pasados para que lo acompañen en su propio viaje, dejando una sospecha por el camino, algo que se entrevé entre bambalinas pero que todavía no adivinamos. Algo nefasto.
Durante el mismo, vemos ese deterioro con vistazos al pasado, lo que fueron, lo que anhelaban, cómo se extraviaron, aquello sacrificado, y lo que están dispuestos a hacer o no hacer para recuperarse.
Esta es la historia, y no cuento más para evitar el destripe. Pero asistimos a unos perfiles de personajes que nos recuerdan a la época dorada del cine (no tan dorada) que no se sostiene en comparación con la modernidad actual (con retazos de ácida crítica a la forma en que hemos cambiado, y la manera en que el dinero y sus dueños manipulan y deforman la ilusión de la criatura más pura). Las relaciones entre los personajes, su humanidad, su orgullo, su verdadero espíritu indómito que quizá se convierta en rescoldos que todavía prendan. Metidos en una experiencia que no termina de entender, y que puede acabar con el caldero de oro al final del arcoíris, o en la más devastadora tragedia.
Y nos gusta y nos atrae ese realismo, esa humanidad, ese vistazo a las entrañas de hombres y producciones. El guion de Josep Busquet, sobrio, crudo, directo, con saltos y enrevesamientos que engrandecen la historia, y con una serie de desenlaces que nos van a dejar torcidos (sin dejar de mencionar los diálogos sobresalientes que fluyen dando vida a historia y personajes). A ello se une Javi de Castro, a quien analizamos hace poco con la comentada Villanueva, con esos rostros y esos cuerpos a medio camino entre muchos estilos, pero de trazo y personalidad propia, combinando curvas y ángulos para que cada semblante y fisionomía, en apariencia simples, guarden muchos matices. Y componiendo escenas de ritmo ágil, dinámicas (y en color), con esos fondos en su mayoría monocromos, y con parajes que se hacen presentes. Forman un gran dúo. Añadimos a eso que la historia tiene humor, acción, misterio y mucha, mucha sensibilidad, junto a miradas introspectivas, de modo que puedas empatizar con la mayoría del reparto coral en uno u otro momento (tampoco esperéis una aventura de acción trepidante y batallas por doquiera, es mucho más intimista, sin carecer de las mismas). No hablamos de un cómic que haga estallar la cabeza (premios Eisner me refiero), pero es un entreteniendo sublime, hace pasar un buen rato, y nos sumerge en su trama durante las 118 páginas. ¿Qué más pedir?
Me ha encantado. Echadle un ojo.
Pd: tranquilos, algún día aprenderé a hablar con propiedad sobre novelas gráficas, hasta entonces, solo puedo narrar mis sensaciones (tampoco es que supiese mucho de literatura… jajajaja).
Pd II: sí, no todavía, pero Manticore pasará por Dentro del Monolito y sus rituales.
Román Sanz Mouta
Redactor