SWEETHEART (J.D. Dillard, 2019)
Modesta producción de Blumhouse que nos presenta a una joven mujer varada en una pequeña isla tras sufrir algún tipo de accidente. Lo que comienza como un survival al uso termina derivando hacia una rama más fantástica del género, creando con ello los mayores problemas de la película. Porque toda la parte de supervivencia está muy bien llevada gracias a una atmósfera muy medida y a la convincente y física labor de la actriz Kiersey Clemons. Sin embargo, mis peros vienen cuando el elemento fantástico hace su aparición, y sobre todo cuando se sobreexpone y se muestra demasiado, momentos en los que Sweetheart acusa su falta de presupuesto haciendo peligrar la cohesión de la propuesta. Pese a ello, creo que tiene los suficientes puntos de interés como para ser disfrutada por el aficionado.
LEAVING DC (Josh Criss, 2012)
Hacía mucho que no cataba un found footage debido sobre todo al evidente declive que ha experimentado el formato de cámara en mano en los últimos años tras vivir una época de esplendor. Gracias a los amigos del podcast La cola del escorpión conocí la existencia de Leaving DC, y pude disfrutar de una película bastante resolutiva a pesar de lo ínfimo de su presupuesto. La cosa trata de un hombre que se traslada a vivir a una casa en mitad de la nada, huyendo del estrés de la ciudad. Por las noches, sin embargo, unos ruidos de origen desconocido perturbarán su descanso.
Estamos ante una cinta que funciona siempre y cuando entres en su juego, cosa que yo hice, y que sin inventar nada original consigue generar cierta inquietud. El mayor error, para mi gusto, se encuentra en su precipitado y casi inexistente desenlace. La recomiendo, pero solo si te sugestionan este tipo de películas.
MESSIAH OF EVIL (Willard Huyck, Gloria Katz, 1973)
Tremenda cinta de terror de poco prestigio pero muy reivindicable, Messiah of evil ofrece un sensacional diseño de producción para construir una atmósfera enrarecida que la emparenta directamente con algunas visiones del terror italiano de los 70. Su esteticismo resuta fascinante casi 50 años después, y su trama, aunque algo dispersa en algunos momentos, nos regala secuencias muy inquietantes y una lejana pero presente conexión con conceptos lovecraftianos. Durante algunos tramos, la película consigue poner nervioso al espectador, logro que ya de por sí hace merecedor su visionado. Creo que esta es una de esas películas cuyo culto crecerá en próximos años, y que merece mucha mayor atención de la que ha tenido hasta ahora. Willard Huyck dirigió, años después, Howard, un nuevo héroe.
Interesante producción cuya premisa se basa en la afición de su protagonista por ingerir toda clase de objetos. Más cercana al drama que al terror, para mi gusto Swallow no consigue inquietar de la manera esperada, aunque su mérito es saber componer una certera metáfora de la angustia que genera sentirse preso de una situación que, en el fondo, no se desea. A medida que la premisa se va desvelando, la trama va perdiendo interés ya que en realidad no hay demasiados puntos de giro a los que agarrarse. Lo más destacable puede encontrarse en el magnetismo que desprende Haley Bennett (Los 7 magníficos). Aunque desprende cierto tufillo a culebrón de gente de dinero, todo el tramo de desenlace eleva la película y deja al espectador con la sensación de haber visto algo potente, quizá más de lo que es en realidad.