EL HOYO (Galder Gaztelu-Urrutia, 2019)
Sorprendente producción española ante cuyo visionado uno no puede evitar citar a Cube (1997) como gran referente. Sin embargo, aquí la idea principal ofrece más vertientes que la película de Vincenzo Natali, al cargar las tintas en una evidente crítica social que es expuesta de un modo bastante visceral. Es El hoyo una de esas películas que te mantiene pegado a la butaca durante todo su metraje, gracias a la continua incertidumbre sobre lo que sucederá en cada momento y al misterio que engloba toda la trama. Conseguir eso con un decorado mínimo basado en estancias reducidas y muy pocos personajes tiene su mérito. Si además las interpretaciones principales acompañan (a excepción quizá de una Antonia San Juan algo fuera de lugar), tenemos una de esas sorpresas que merecen mucho la pena y que dejan poso y lugar para debate posterior. Su premio a mejor película en el pasado festival de Sitges no es casual.
AGUAS OSCURAS (Todd Haynes, 2019)
Película que recrea una historia real, la odisea de un abogado que intenta demostrar el perjuicio para la salud humana que suponen las prácticas de una poderosa multinacional. Aguas oscuras sigue al dedillo los patrones de este tipo de propuestas, con el habitual desarrollo que incluye una indispensable carga de crítica social. Así, la cinta de Todd Haynes no se aparta de lo que pudimos ver en películas como Erin Brockovich o Acción civil, en las que se trata de poner en jaque al poder establecido. Aunque se recurre demasiado al cliché, evitando así cualquier tipo de sorpresa en el guion, la trama resulta interesante y la película se sostiene gracias al gran trabajo de un contenido y algo grueso para la ocasión Mark Ruffalo. A falta de novedades en la trama, muy agradecidas son las apariciones de los ya veteranos Bill Pullman y Tim Robbins.
AN AMERICAN CRIME (Tommy O’Haver, 2007)
Producción de poco presupuesto que traslada a la pantalla el impactante caso real de Sylvia Likens. Con una estética televisiva y una correcta interpretación por parte de Ellen Page y Catherine Keener, An american crime no logra explotar en ningún momento el material en que se basa, quedándose en un producto bastante plano que renuncia en todo momento a la explicitud.
La narración alterna dos líneas temporales, una correspondiente al juicio que tuvo lugar tras los hechos, y otra en que se recrean los acontecimientos. La mezcla abunda en ese espíritu telefílmico, y solo durante el desenlace asistimos a una resolución interesante. Lo más polémico viene porque se permea cierta intención de justificar la figura de la agresora, cosa que confunde un poco. Creo que la película pedía algo mucho más potente y que se queda en un decepcionante intento.
THE GIRL NEXT DOOR (Gregory Wilson, 2007)
Con un presupuesto aún menor que el de An American crime, el mismo año 2007 vio la salida The girl next door, película rodada para la televisión que se acercaba al caso de Sylvia Likens desde otro prisma. Esta vez, se adapta directamente la perturbadora novela homónima de Jack Ketchum, que ya tratamos en nuestro Club de Lectura.