LA QUIETUD (Pablo Trapero, 2018)
Interesante producción argentina que nos lleva a una reunión familiar propiciada por la enfermedad grave que sufre el patriarca. Asistimos en La quietud a la particular relación entre las dos hermanas y su madre, en una trama con toques de un costumbrismo que se va enrareciendo gradualmente. El comportamiento de los personajes revela una unidad familiar totalmente desequilibrada, con problemas evidentes y otros que quedan sugeridos. Pablo Trapero firma una película que traspasa su aire de culebrón para trasladar al espectador una importante incomodidad a través de una serie de situaciones que se van desvelando poco a poco. El trío femenino protagonista, formado por Bérénice Bejo, Martina Gusman y Graciela Borges, brilla en el aspecto interpretativo, alzando la película por encima de lo esperado y beneficiándose además de un negrísimo y fino humor que alude al patetismo de algo que no se sostiene.
JULIET, DESNUDA (Jesse Peretz, 2018)
Juliet, desnuda es la adaptación de la novela del mismo título de Nick Hornby, cuyo estilo se deja entrever desde el mismo inicio de la película. Muy similar en tono a Alta fidelidad, estamos ante una entretenida comedia existencial y costumbrista cuya principal gracia recae en sus personajes. La crisis de los 40 y tantos y los problemas matrimoniales son tratados con humor y acierto en una especie de mezcla de comedia romántica y drama ligero con una muy agradable ambientación. Tal vez le falta algo de mala baba, pero es esta una de esas películas que te dejan buen cuerpo tras su visionado. Gran trabajo de Rose Byrne y de un avejentado Ethan Hawke en el papel de una antigua rock star retirada.
A CIEGAS (Susanne Bier, 2018)
Adaptación de Bird Box, exitosa novela de Josh Malerman traducida aquí como A ciegas. Estamos ante una propuesta que mezcla terror y suspense en un planteamiento que le da una vuelta más a lo que vimos en Un lugar tranquilo (2018). Aquí la amenaza viene a través de la vista, causando un imparable instinto suicida a quien se mueve en exteriores con los ojos abiertos. Esto hace que la película se mueva por dos vertientes: una, el interior de una casa donde se refugian los supervivientes. Y otra, en el exterior donde una madre intenta llevar a dos niños a un lugar seguro. Con un inicio fantástico, la cinta de Susanne Bier se va desinflando poco a poco aunque logra mantener cierta tensión durante todo su metraje. Como en otras producciones originales de Netflix, se deja notar lo modesto del presupuesto, pero hay que reconocerle a la película que consigue un par de momentos sorprendentes.
CREED II: LA LEYENDA DE ROCKY (Steven Caple Jr, 2018)
Tras el agradable antecedente que supuso Creed (2015), no ha tardado mucho en aparecer esta secuela que aprovecha el rebufo para ofrecernos una propuesta tan llena de clichés como meramente funcional. Pese a que el drama de Creed II parezca un vehículo un tanto risible para que la trama avance, y que los personajes rusos que hacen las veces de contrincantes estén claramente desaprovechados, la película logra entretener lo suficiente como para no ser una completa pérdida de tiempo. Michael B. Jordan y Silvester Stallone le ponen ganas y entrega. Eso sí, se echa en falta el elemento sorpresa de su predecesora y, sobre todo, el pulso de Ryan Coogler en las secuencias de pelea. Aprueba sin más.