Llamar a tu película Thor: Ragnarok y reírte en la primera secuencia del causante del fin del mundo para la mitología nórdica deja bien a las claras las maneras e intenciones del director Taika Waititi y del binomio Marvel/Disney a la hora de encarar y presentar esta tercera película sobre el dios del trueno. Waititi, que anda preparando el sempiterno proyecto de adaptación a imagen real de Akira (¿cuántos directores habrán pasado ya por él?), era a priori una elección arriesgada dado su particular sentido del humor explotado en unas cuantas producciones de carácter independiente (nos acordamos de What we do in the shadows). Su incursión en el cine de superhéroes resulta interesante pero algo fallida.
Lo primero que llama la atención es el acusado cambio estético de la película respecto a sus antecesoras, dando como resultado un apartado visual muy influenciado por el movimiento retro ochentero. Este recurso, tan de moda actualmente gracias a cosas como Stranger Things o IT, ya lo había explotado Marvel con éxito en la bilogía de Guardianes de la Galaxia, y aquí se aprovecha ese rebufo para ofrecer un producto saturado de colores y brillo. Tal vez pueda encontrarse un primer referente en la psicodélica Flash Gordon de 1980.
Este giro artístico viene acompañado de una total inclinación a la comedia. El humor es omnipresente en la cinta, y aquí encontramos el primer punto oscuro, ya que se trata de un humor un tanto básico que cuenta con algunos chistes un tanto infantiloides. A ratos funciona, pero a ratos no. El desenfadado guion hace que la trama transcurra sin demasiadas complicaciones, llevando a los personajes de un lado a otro y planteando situaciones no muy originales, a menudo basadas en los cameos de otros héroes conocidos. Aunque la película es bastante disfrutable si uno se deja llevar, lo cierto es que durante su metraje hay unos cuantos problemas de ritmo que juegan en su contra. Supongo que las pretensiones del estudio con esta tercera entrega de Thor eran mucho más bajas que en otras películas que comparten universo cinematográfico.
En el reparto encontramos al Chris Hemsworth más rendido al tono humorístico de la película, cada vez más alejado del personaje de los cómics pero perfectamente válido como personaje de acción gracioso. La réplica corre a cargo de una correcta Cate Blanchett, una villana con entidad que termina siendo víctima de la estupidez consciente que plantea el propio guion (esto no lo digo como algo malo, ojo). Tom Hiddleston y Mark Ruffalo también caen aquí en la parodia de sus personajes, funcionando solo a medias al quedar al servicio del tono humorístico de la cinta. Me gusta la aparición de Tessa Thompson como ex-valkiria borrachuza, y tal vez los menos beneficiados por sus papeles sean Karl Urban y un caricaturesco Jeff Goldblum.
Poco más que contar. Estamos ante una producción menor dentro del MCU, con sus cosas buenas y sus cosas malas, que entretiene lo justo para pasar un buen rato con su visionado y olvidarla después.
4 comentarios
Coincidimos bastante… Si no fuese tan divertida sería una catástrofe… Igual es boba, mastodóntica, recargada, en fin, podría seguir por un rato… Saludos ?
Me alegra que pensemos lo mismo. Me gusta mucho lo de mastodóntica, de hecho la película lo es tanto que a veces le cuesta avanzar.Un abrazo!
Personalmente creo que este es el grandísimo éxito de Ragnarok, rozar la súperproduccion en tono de comedia para conseguir, además de un gran éxito en taquilla, hacer pasar un buen rato a los espectadores.HemosVisto!
Marvel tiene muy perfeccionado ese estilo y lo demuestra película tas película. El entretenimiento no sé puede negar, desde luego.Gracias por tu comentario, un saludo!