Un joven luchador, medalla de oro en las olimpiadas de Los Ángeles ’84, es reclutado por un excéntrico millonario para que entrene en sus instalaciones y prepare las siguientes olimpiadas.
Poco más que esta escueta sinopsis se puede contar de la historia de la última película de Bennet Miller, director también de Moneyball (2011) o Capote (2005). Lo primero que hay que decir es que Miller se ha basado en un suceso auténtico que involucra al trío protagonista, pero lejos de recrearse en lo más llamativo de la historia real se centra en la extraña relación que se establece entre los dos hermanos luchadores (Mark y David Schultz) y John du Pont, el millonario obsesionado con tener una medalla de oro y que adopta el rol de entrenador.
El ritmo de la película es exasperantemente lento, y el interés de lo que se nos cuenta es absolutamente nulo hasta que llegamos al desenlace. El 90% del metraje es casi un relato intimista sobre los personajes, intercalando de vez en cuando imágenes de los entrenamientos y de la competición. Todo ello mostrado con una dirección más bien plana y una gran parsimonia y falta de emoción, lo cual no sirve para transmitir al espectador nada que no sea tedio y aburrimiento. Es cierto que el final eleva el listón y es lo único salvable de la película, pero creo que no merece la pena aguantar más de hora y media para llegar a ese desenlace.
En cuanto a los actores, he de decir que estoy de acuerdo en que tanto Channing Tatum como Mark Ruffalo hacen un gran trabajo, habiendo moldeado sus cuerpos de tal manera que realmente parecen luchadores profesionales. Sin embargo, discrepo en las alabanzas que se está llevando Steve Carell en su papel de John du Pont. Su caracterización está muy lograda, eso sí, pero aparte de ello Carell se limita a adoptar una pose lánguida y a mirar siempre con la barbilla alta. En eso se basa su interpretación. Su nominación a los Oscar como mejor actor me parece totalmente excesiva, y más habiendo obviado la academia trabajos como los de Jake Gyllenhaal en Nightcrawler. Además, creo que su personaje está mal construido, ya que en ningún momento se nos dan detalles que nos lleven a prever su comportamiento final (aunque esto es más bien achacable al director).
Por tanto, me parece un gran fiasco y que, salvo las interpretaciones de Tatum y Ruffalo, no merece la pena. Mejor pueden buscar información sobre la historia real y ahorrarse la película.
Mi nota: 2