Pues sí amigos del monolito, aunque parezca mentira volvemos a comentar una película española. Pero no os acostumbréis.
“La isla mínima” es la historia de la investigación, por parte de una pareja de detectives de homicidios, de la desaparición de dos muchachas en las marismas de un pueblo del sur de España. Ambientada en el año 1980, la película comienza con unos asombrosos planos cenitales de las marismas del Guadalquivir, dignos de un gran documental. Vistos desde el cielo con esa nitidez, resulta sorprendente la semejanza de alguna de estas imágenes con un cerebro humano. Supongo que el director Alberto Rodriguez aprovecha esta coyuntura para resaltar esa analogía.
La película resulta notable en casi todos los aspectos. El desarrollo de la trama resulta atractiva para el espectador, con un ritmo bastante bueno durante todo el metraje que hace que no nos aburramos en ningún momento. La ambientación está muy cuidada, huyendo de tópicos chuscos para recrear el convulso inicio de esos años 80. De hecho hay momentos en que parece que estamos en algún lugar del sur profundo de los Estados Unidos, y las marismas casi se convierten en húmedos cenagales de los que parece que fuera a emerger un cocodrilo en cualquier momento. Es en esos momentos en los que la fotografía destaca, donde la película demuestra un nivel técnico impresionante, comparable a la de producciones americanas de alto presupuesto. Chapeau por el equipo técnico.
Raúl Arévalo y, sobre todo, un inmenso Javier Gutierrez, hacen un formidable trabajo interpretando a dos personajes casi opuestos pero con una extraña química entre ellos. El guión no es nada que no hayamos visto anteriormente, pero funciona bastante bien en las manos del director. A medida que avanza la investigación se va escarbando en el pasado de los policías, sobre todo en el personaje de Javier Gutierrez que es el que más secretos esconde. Cuando acaba la película, tenemos la impresión de haber presenciado un thriller modélico que mira cara a cara y sin achicarse a grandes películas de género americanas.
Sin embargo, hay algo que chirría. En mi opinión, se nutre excesivamente de fuentes bien conocidas. Mucha gente ha citado la serie “True Detective” como evidente inspiración, y hay mucho de cierto en ello. La pareja protagonista, la ambientación y hasta el propio apartado técnico demuestra que se han mirado los capítulos de dicha serie con bastante atención. Hasta el cartel de la película nos trae la serie a la memoria. Pero para mí hay otra referencia aún más importante, y es la coreana Memories of Murder (2003). “La isla mínima” recuerda mucho a la película de Bong Joon-Ho, tanto en concepto como en trama y personajes. Hay algunos momentos demasiado parecidos. Me parece bien que el cine español intente alejarse de la imagen algo rancia y poco moderna que suele proyectar, pero creo que hay otras maneras de buscar una identidad propia que hacer algo tan parecido a otras cosas. Bueno, al menos se intenta copiar a obras de una reconocida calidad.
Pese a ello, creo que merece verse ya que está bastante por encima del promedio de calidad en el cine patrio.
Mi nota: 6,5