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Un veterano actor, famoso por haber interpretado hace años al superhéroe Birdman en varias películas, intenta buscar el reconocimiento dirigiendo una dramática obra de teatro basada en un texto de Raymond Carver.
Recién dadas a conocer las nominaciones a los Oscar, y a la espera de ver El francotirador de Eastwood, ya tengo mi favorita a película del año. “Birdman” es un drama con tintes de comedia negra que explora con gran acierto la personalidad de sus personajes principales. El director de 21 gramos o Babel vuelve a presentar un microcosmos de personajes interrelacionados con el nexo común del teatro donde se desarrolla la acción, y crea una historia de metacine con varias capas de lectura. Iñárritu consigue emocionar, divertir y hacer pensar al espectador con un planteamiento original y una ejecución perfecta. El mexicano utiliza gran parte de sus recursos para atacar sutilmente (y a veces de modo descarado) a todo lo que rodea al mundillo del teatro/cine. Películas (en especial del género superheroico), actores, directores, productores, público y críticos quedan en evidencia y reciben una ácida crítica, pero de un modo original y divertido. La película está llena de guiños a la industria, algunos más evidentes que otros, siendo el principal el paralelismo entre el personaje de Michael Keaton y su carrera en la vida real.
El plantel de intérpretes es abrumador, y el nivel interpretativo de todos los actores que tienen un papel importante en el film raya la perfección. Michael Keaton se reivindica con una parodia de su propia biografía, y nos proporciona una interpretación sublime que merece sin duda una estatuilla dorada. Emma Stone está de diez dando la réplica a actores con mucho más recorrido de manera brillante, y desde luego sigue consolidándose como una de las mejores actrices de los últimos años. Edward Norton nos recuerda que sabe actuar, y demuestra todo su talento con un personaje que da el tono más cómico de la película.
El apartado técnico también es destacable, con unos cuantos efectos especiales muy bien hechos y muy bien incluidos en la trama. La banda sonora también tira de originalidad, estando constituida en su mayor parte por unos solos de batería que funcionan sorprendentemente bien.
Hay una cosa que puede llegar a chirriar, y es la manía de Iñárritu que intenta “reinventar el cine” con la pretenciosidad de mostrarlo todo a través de un eterno plano secuencia que se alarga durante casi todo el metraje y que termina siendo muy artificial. Se podía haber incluido un plano secuencia normal, y haber rodado el resto de manera normal, pero ha podido más el ansia de notoriedad del director. Que sí, que está muy bien hecho pero a mi me parece una sobrada innecesaria (tal vez sólo son prejuicios míos, pero como son míos los suelto aquí).
Además, hay algún personaje que podía haber dado mucho más de sí, sobre todo pienso en el productor que interpreta Zach Galifianakis al que se podía haber sacado un poco más de jugo.
Además, hay algún personaje que podía haber dado mucho más de sí, sobre todo pienso en el productor que interpreta Zach Galifianakis al que se podía haber sacado un poco más de jugo.
Pero quitando estas cosillas, la verdad es que estamos ante un peliculón que se sale de lo habitual y que sabe aunar diversión y reflexión de una manera original.
Mi nota: 8