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Última película del incombustible Clint Eastwood tras la reciente Jersey Boys (2014) y, en mi opinión, bastante inferior. “El francotirador” es otro biopic, esta vez sobre la vida del soldado norteamericano Chris Kyle, que se ganó los respetos del ejército estadounidense por su increíble puntería en el puesto de francotirador y su gran labor en combate.
A priori la película parece interesante y tiene una buena historia que contar, pero para mi gusto Eastwood no ha tenido en esta ocasión buen pulso a la hora de contar la trama. La narrativa se me antoja un tanto inconexa, y el ritmo de la película adolece de ser bastante irregular, teniendo importantes valles de aburrimiento. El intercalar continuamente las incursiones del protagonista en tierra enemiga con su vida familiar no me termina de funcionar, tal vez si se hubiera puesto más atención en uno de los dos aspectos por encima del otro la cosa habría ido mejor a la hora de atrapar al espectador. Además hay algún personaje totalmente desaprovechado como el del hermano del protagonista, del que se esperaría mucha más importancia pero que en un momento dado desaparece para no volver a asomarse más.
Técnicamente no está mal, pero no aporta nada nuevo y queda por debajo de otras producciones bélicas modernas.
Se ha acusado a esta película de ser mera propaganda para promover el “ardor patriótico” entre los jóvenes estadounidenses e instigar el odio contra todo lo que huela a islámico. No se puede negar que algo de eso hay, ya que los buenos son muy buenos y los malos son muy malos, y es cierto que alguna escena resulta sonrojante en ese aspecto. Pero también es verdad que la película no es demasiado benevolente con su protagonista, al que no se le pinta como el típico héroe intachable, sino más bien como un tipo con un desequilibrio que se acentúa con el paso de los años. También quiero ver una crítica del director a la formación militar en toda la parte de la instrucción de los soldados. Por tanto, la película tiene un marcado sentido contradictorio.
El omnipresente Bradley Cooper hace un trabajo sobrio, habiendo ganado mucho peso y calcando el aspecto del Chris Kyle de la vida real. También consigue transmitir esa bipolaridad entre lucidez y obcecamiento que configura la personalidad del personaje. En el papel de la sufrida esposa de Kyle encontramos a una poco reconocible Sienna Miller. El resto del reparto está conformado por caras poco conocidas.
Nada más que decir, es una película con la que no llegué a conectar y en mi opinión una de las más flojas de Clint Eastwood en los últimos años.
Mi nota: 4