XIII CLUB DE LECTURA DE TERROR: SOY LEYENDA (Richard Matheson)

por José Luis Pascual

Dicen que el trece da mala suerte, pero en esta decimotercera edición de nuestro Club de Lectura hemos sido muy afortunados. Aun tratándose de una novela de 1954, Soy leyenda resulta tremendamente actual leída hoy, hasta tal punto que parece hablarle a cada lector. Buena muestra de ello ha sido el intenso debate que ha suscitado su lectura entre los miembros del Club, debate que ha mostrado un buen ramillete de interpretaciones que contribuyen a aumentar el poso de la novela. Ha sido un placer sumergirse en el rico texto de Richard Matheson.

Sin más dilación, os dejo con mi reseña de Soy leyenda seguida de las opiniones de algunos de los miembros del Club.



SOY LEYENDA (Richard Matheson)

El año de la plaga, de Roger Leie, le llenó los oídos. Los violines chirriaban y gemían; los tambores sonaron como los latidos de un corazón agonizante; las flautas tocaron una extraña melodía átona.
Sacó, furioso, el disco, y lo rompió en su rodilla derecha. Hacía tiempo que deseaba hacerlo. Caminó luego rígidamente hasta la cocina y echó los pedazos al cubo de basura. Allí permaneció un rato, en la oscuridad, con los ojos cerrados y apretando los dientes, tapándose los oídos con los puños. Dejadme sólo, dejadme solo, ¡dejadme solo!
Era inútil. No podía vencerlos de noche. Era inútil intentarlo; la noche les pertenecía. Estaba comportándose como un estúpido. Haría mejor mirando una película, pero no, no tenía ganas de instalar el proyector. Se iría en seguida a la cama con tapones en los oídos. Al fin y al cabo, así terminaban todas sus noches”.


“¡Sal, Neville!” 
Dos simples palabras que se clavan en tu sistema nervioso como una estaca puntiaguda, causándote una ligera descarga eléctrica con la que no puedes evitar que se te erice el vello.
“¡Sal, Neville!”
Dos palabras como dos colmillos, capaces de incrustarse en tu piel y contagiarte con un ente patógeno que te transformará en un ser distinto.
“¡Sal, Neville!”
Dos palabras pronunciadas sardónicamente desde otro mundo, desde un estado abyecto del ser, que te provocan horror y espanto. Porque conoces a quien las pronuncia, y sabes que está muerto.

Soy leyenda arranca fuerte. El primer capítulo es un magnífico ejemplo de cómo poner las cosas en marcha en un relato. Es un inicio modélico que sienta las bases de la historia presentando a un personaje taciturno y metódico, a la vez que se nos sugiere de manera velada pero evidente la naturaleza de la amenaza que se cierne sobre el protagonista sin ponerle el nombre que se evidencia. Es un solo capítulo, pero es todo lo que le basta a Richard Matheson para conseguir lo que sus monstruos no pueden: morder al lector sin que este pueda protegerse, y ganarle para su causa.

Robert Neville es el último hombre vivo sobre la Tierra, o lo parece. Su existencia transita por una serie de tareas rutinarias limitadas al tiempo que dura la luz del día, y básicamente consisten en fortificar la casa donde vive, salir a matar vampiros y martirizarse ante su soledad. En las horas de oscuridad, mientras manadas de chupasangres intentan abordar la casa sin éxito, Neville escucha música a todo volumen, se pone tapones en los oídos, bebe whisky o trata de dormir. Todo para no escuchar a quienes golpean su puerta. Todo para no oír ese “¡Sal, Neville!” que no se cansa de soltar su vecino Ben Cortman. Así, Neville se niega obstinadamente a aceptar el orden de las cosas, a ser convertido en un ser de la noche más, a cambiar su visión de la vida pasando al otro lado.

Puede entenderse esta situación como un intento por parte de Richard Matheson de retratar la soledad del individuo, hurgando en el aspecto psicológico más profundo del protagonista. Para ello, el autor utiliza una tercera persona muy pegada al personaje, que en la práctica funciona como una primera persona. Tal es el grado de inmersión en la mente de un personaje que, como comprobamos según avanza la lectura, acusa un comportamiento errático, quizá justificado por el trance tan insólito que le ha tocado vivir. La sensación de soledad —que no de desamparo— y melancolía o depresión se hace patente en la narración a través de dos líneas temporales. Una, la del presente del personaje en su lucha por sobrevivir, en la que asistimos a momentos de una increíble intensidad emocional como su encuentro con un perro, capítulo que resulta memorable. Otra, representada por varios flashbacks de su pasado en los que nos cuenta cómo perdió a sus seres queridos y cómo todo se torció hasta llegar al punto en el que está al comenzar la novela. Todo ello está narrado con capítulos cortos que, en su mayoría, funcionan como relatos autónomos, recurso de gran mérito que agiliza enormemente el ritmo de lectura de una obra ya de por sí breve.

Hay varias cosas que me han sorprendido. En primer lugar, me resulta muy llamativo comprobar cómo Matheson muestra el ansia sexual del protagonista, y su frustración por la obligada abstinencia. Un ejemplo: “La presencia de las mujeres complicaba las cosas, pensó; las mujeres, como muñecas lascivas en la noche. Esperaban provocarle y que se decidiera a salir”. Este tipo de pasajes no son nada habituales en la literatura apocalíptica, y pocas veces se presta atención a estas cuestiones al tratar situaciones de aislamiento. Bien por Matheson.
Por otra parte, el autor ofrece una interesante visión del mito vampírico desde un prisma científico. Aunque todo forma parte de la ficción, Matheson se preocupa y mucho de revelar el método por el que un humano se transforma en vampiro, y lo hace describiendo el proceso al detalle, de tal manera que resulta totalmente creíble. Y no solo eso, sino que además sabe conjugar la ciencia con la superstición de un modo original y, para mi gusto, muy acertado.

Entrando en el cromatismo temático, Soy leyenda ofrece un amplio abanico que ha estado muy presente en el chat grupal del club de lectura y que queda patente en las opiniones de los miembros que podéis leer abajo. Creo que lo principal es la posibilidad que Richard Matheson nos ofrece para leer la novela bien abrazando la literalidad o, si así lo deseamos, intentando desvelar el contenido metafórico. Bajo mi punto de vista, el texto nos habla de la soledad y la pérdida, así como del apagón del sentimiento de pertenencia a un grupo.
Pero es que además encontramos párrafos en los que Matheson medita sobre la figura del vampiro comparándola con el concepto del extranjero, el que viene de fuera, el otro; visibilizando esa problemática social y dotando a la novela de más profundidad de la que aparenta tener. En este sentido conviene recordar que Soy leyenda se publicó en 1954, lo cual le da aún más mérito al autor, si cabe.
Esto nos conduce al final de la novela. En el último capítulo, o más bien en los últimos párrafos, Matheson introduce un pequeño juego metaliterario en el que nos proporciona una pista para leer la novela en otra clave. Mi interpretación —totalmente subjetiva, por supuesto— es que el autor lanza una reflexión sobre la manera en que surgen las leyendas, las historias, los mitos. Porque la historia siempre la escriben los supervivientes, y con esto en mente Soy leyenda cobra un nuevo sentido.

Ciencia contra fe, mito y superstición, debate amenazado por el alcohol. Todo esto es Soy leyenda, obra que ha sido desvirtuada por sus adaptaciones cinematográficas y que aquí queremos reivindicar como uno de los relatos más importantes y ojo, más actuales, del género. Richard Matheson es leyenda, y las leyendas merecen ser contadas.


Los miembros del Club hablan:

Icaro Tikka (@IcaroTikka en twitter):
“Estaba advertido de la calidad de esta novela corta. Me ha parecido una historia perfecta y que además resiste bien el paso del tiempo. Puedo imaginar que en la época de su publicación fuese una pequeña revolución en el género. Hablando de su época, quizá hay una o dos cosas que hacen referencia al momento social, pero en general el mensaje es bastante universal. Me parece un imprescindible. Con solo 25000 palabras (aprox. en inglés) os imaginaréis que se lee solo, con uno o dos ratos que le eches. Recomiendo la edición de Minotauro del aniversario, elegante y minimalista, que además incluye también el guion para la adaptación a la gran pantalla escrito por el propio Matheson, y que por supuesto fue rechazado por la productora”.

Kike Mollá:
“De nuevo se pasa por este club de lectura un clásico del terror, una novela corta que en su época revolucionó el tema vampírico dándole una vuelta de tuerca a este tipo de personajes. Aquí mi sensación es que Matheson juega con nosotros al resultar un poco ambiguo y no nos los detalla ni resalta en exceso, incluso parece que nos despista cuando saca a relucir una variación de estos personajes; pero claro, su intención no es que estos destaquen en la historia. Lo que Matheson realmente quiere es que nosotros sintamos la soledad, la desesperación, la impotencia que el protagonista del libro está pasando ante la pérdida en principio de su familia y, cómo no, cuando se da cuenta de que es el único hombre vivo en la tierra. Aquí ese dilema es el que le da esa grandeza a la obra de Matheson. Por cierto aquí salen los primeros vampiros tipo Crepúsculo…al loro!!! Jajaja!!”

Oscar Pico (@oscarpi6 en twitter):
“Estamos ante la modernización del mito de los vampiros que inició Stoker; aquí más humanizados si cabe. No obstante, durante el relato, hay ciertos pasajes algo confusos que no empañan para nada la gran historia que se nos narra. Y aunque la brevedad del relato, en ciertas situaciones, no ayuda a entender mejor los entresijos de lo que nos quiere transmitir Matheson, estamos ante uno de los clásicos de la literatura vampírica.
La profundidad del personaje principal y el toque científico para desentrañarnos los misterios detrás de la conversión a estas criaturas termina por redondear esta novela corta que me ha sorprendido muy gratamente”.


Sergio (@SergioMscmsl en twitter):
“Comencé a leer con la sensación de que iba a ser muy similar a su adaptación cinematográfica pero poco a poco fui descubriendo una historia muy distinta y un personaje mucho más profundo. Estremece la soledad del protagonista la cual todos podemos llegar a sentir por periodos más cortos o largos de tiempo.
Me ha parecido muy íntima por las reflexiones de Neville pero me ha picado la curiosidad por saber más de ese apocalipsis y sobretodo por *spoiler – la nueva raza superviviente – spoiler* y por lo tanto me ha faltado un poco más de contexto, sin cambiar en sí la narración de los hechos, más bien por enriquecer su mundo.
Resulta muy ágil de leer y en alguna frase de final de capítulo me he llevado algún vuelco. La esperanza y la desesperanza del protagonista oscila en cada capítulo al igual que su cordura y locura.
La novela nos enseña una lección acerca de la esperanza y del aislamiento social crónico”. 


Asen Ahab (@Asen_Ahab en twitter):
“Y otra vez nos encontramos leyendo en este nuestro club de terror, una novela que no es de “terror” (jejeje), al menos no en el sentido más estricto, pero oye, está catalogada como tal y la hemos disfrutado como enanos.
A título personal mi relectura de este libro ha superado en sensaciones a mi primera vez, será por ser yo más adulto y supuestamente tener la cabeza más amueblada, o vaya a saber usted. Con esto también quiero decir que la novela aguanta con creces el paso del tiempo y las modas. Aunque eso es algo que ya sabíamos, ¿no? Pues es todo un clásico. Lo que me ha encantado en esta mi segunda relectura es encontrar connotaciones nuevas a aquella vez, enriqueciendo sobremanera la trama y mi gozo.
Una vez más tengo que decir que leer conjuntamente estas historias ha sido todo un placer, pues mis compañeros han aportado sus interesantísimos puntos de vista y opiniones que me han hecho disfrutar como un crío. Mis aplausos al Club de Dentro del Monolito y a Richard Matheson por ser capaz de hacerme sentir tanto con tan poco. Novela imprescindible
“.

Vicente Barceló (@venamisteriosa en twitter):
“Lo primero que seguramente nos pasa por la cabeza cuando pensamos en el título de este libro es la película que salió en 2007 con Will Smith de protagonista. Nos imaginamos a un hombre jugando al golf en un porta-aviones, acompañado de un perro en una ciudad desolada en la que solo vive él. Acción y tiros entre otras cosas.
Pues bien, si es eso lo que tienes en tu cabeza, destiérralo. Este libro es otra cosa, es mucho más.
Sin duda, este libro es un giro radical a las leyendas de vampiros clásicas, en ocasiones hasta románticas. Los vampiros ya no son seres de lugares lejanos, ni de castillos en las lindes de las montañas de Rumanía, ni engendros que viven en casas abandonadas. En Soy leyenda, esta raza está por todas partes. Son todos nuestros vecinos. Están en los sitios más cotidianos. Ya no hace falta buscarlos, sino que dormitan en cualquier lugar durante el día evitando la luz solar.
Richard Matheson le da con esta novela un giro a la literatura de vampirismo radical. La novela se lee en un suspiro por su corto número de páginas, pero sobre todo por lo ágil que es. La construcción del personaje es muy buena. Nos hará sentir sus miedos, inquietudes y desesperaciones durante todo el relato, haciendo que empaticemos con su situación enseguida. A lo largo del relato veremos sus altibajos, pasando de la soledad a la desesperación, pasando por la indiferencia del que ya todo le da lo mismo, para finalmente luchar con ilusión por algo que te da el valor suficiente para continuar.
Sin duda, un clásico que debes leer si aún no lo has hecho”.

(Extracto de la reseña que podéis leer completa en el blog La vena misteriosa)

Olivia:
“La novela de este mes me ha parecido interesante porque aparte de contar una historia de vampiros que no es la típica que conocemos, nos muestra emociones como la de sentirse solo pese a estar rodeado de multitudes, o la incapacidad que tiene a veces el ser humano de adaptarse a los cambios y evolucionar con ellos sin que esto le suponga una lucha titánica. 
Es una lectura rápida y ligera, aunque te hace reflexionar sobre la sociedad y hacia dónde avanza”.

Sergio Requejo (@seresar en twitter):
Soy Leyenda es un clásico que no falla. Una novela entretenida, sencilla (que no simple), directa y visual; que esconde lecturas alternativas, muy interesantes, sobre el comportamiento humano en una situación extrema. Es reflejo de esa complejidad el personaje de Neville, el único presentado en la narración como un ser humano que actúa bajo la razón y cuyo parcial punto de vista nos plantea cuestiones subyacentes que dotan al libro de un interesante debate moral. Matheson alcanza la cota de leyenda con esta extraordinaria novela que, sin necesidad de grandes ornamentos que nos distraigan, consigue remover al lector tanto en el plano emocional como en el racional”. 

Jota García Romero (@jotagarcaromero en twitter):
“Es muy difícil hablar de las maravillas de SOY LEYENDA sin hacer spoilers. Pero que una novela, que no llega a las 200 páginas, se preste a tan múltiples lecturas, cuente tanto y encierre más, dice mucho de la obra maestra que es. Aunque el escenario que plantea Matheson, y al que da varias vueltas a lo largo del relato y una final de órdago, es altamente sugerente y perfectamente planteado y desarrollado (dando un toque realista y científico al mito vampírico además), el fuerte de este relato es sin duda su protagonista, Robert Neville, el último hombre en la tierra (tal como entendemos el concepto de “hombre”), y en cuya piel es inevitable meternos, sufriendo con él no solo las adversidades a las que se enfrenta, si no igualmente soportando la más terrible de las soledades, punto que Matheson aborda magistralmente, pues es esta soledad la que explota de manera excelente y la que hace más asfixiante toda la trama, más allá de apocalipsis o vampiros. Pero la cima del Everest de este maravilloso libro es el as en la manga que el escritor nos reserva para el cierre: meternos en la piel de Neville también tendrá consecuencias para nosotros, y es que descubrir la terrible verdad que el autor nos revela en ese apoteósico final, nos hará replantearnos muchas cosas, así como toda la historia desde un punto de vista completamente distinto. Una obra maestra imperecedera e imprescindible“.




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Próxima lectura : Las Babosas (Shaun Hutson)

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