HISTORIAS DE MIEDO PARA CONTAR EN LA OSCURIDAD (André Øvredal, 2019)
Basada en una serie de libros de terror dirigidos a lectores adolescentes, Historias de miedo para contar en la oscuridad se revela como una agradable sorpresa que entiende el género para chavales de un modo mucho más cercano a como se hacía unas décadas atrás. Más allá de las resoluciones intrascendentes de este tipo de producciones, la película de André Øvredal se engancha a un terror serio y bien construido, que sin ser novedoso resulta sumamente efectivo. Adoptando un formato episódico, la película se molesta en dejar pequeñas píldoras de trasfondo (basadas en la campaña electoral que llevó a Nixon a la presidencia) que engrosan un producto más interesante de lo que cabría esperar. El acabado en cuanto a diseño de monstruos es remarcable, así como la habilidad de Øvredal para generar secuencias inquietantes. Muy visible.
ABDUCTED IN PLAIN SIGHT (Skye Borgman, 2017)
Documental que trata el caso real del rapto de una niña pequeña por un vecino que presenta comportamientos erráticos. Aunque se trata de una película con una realización algo alejada de la sofisticación con que en los últimos años se viste a los documentales —en este caso se mezclan entrevistas con los protagonistas de la historia y recreaciones de algunos hechos de un modo bastante plano—, el cúmulo de acontecimientos que se narra se come cualquier limitación técnica. Es este un claro ejemplo de cómo la realidad supera la ficción, al retratar un caso que, de haberse presentado como el guion de una película ficticia, lo hubiera tachado de totalmente inverosímil y exagerado.
Al contrario de otros documentales de temática similar, Abducted in plain sight no me resultó nada creepy, aunque su fuerza radica en lo increíble de la secuencia de acontecimientos que narra.
UNA ÍNTIMA CONVICCIÓN (Antoine Raimbault, 2019)
Producción francesa que recrea el mediático caso de Jacques Viguier, acusado del asesinato de su esposa cuyo cuerpo nunca apareció. La historia presenta los suficientes giros —algunos reales, otros ficticios— como para conformar uno de esos thrillers judiciales que mantienen al espectador interesado en todo momento. Aunque en algún tramo puede abrumar la gran cantidad de datos que se nos facilitan, la trama de Una íntima convicción se sigue muy bien, y se beneficia de las magníficas interpretaciones de Marina Foïs y, sobre todo, de un enorme Olivier Gourmet, quien protagoniza un speech final sobrecogedor que golpea directo a las entrañas de la sociedad hipócrita que hemos creado entre todos. Como suele pasar con este tipo de propuestas, recomiendo no investigar nada del caso real en que se basa.
AMANDA KNOX (Rod Blackhurst, Brian McGinn, 2016)
Otro documental de true crime que narra la odisea por la que pasó la norteamericana Amanda Knox en Perugia, Italia, donde se vio mezclada con el asesinato de una compañera de vivienda. El documental se beneficia de los testimonios de primera mano de los implicados, y aunque no termina de aclarar del todo lo que pasó en realidad, se nos dan pistas de la verdadera naturaleza de los hechos. Aunque la mirada de la pareja de directores se me antoja visiblemente parcial, más allá de los hechos principales su película sirve como una denuncia del poder de los medios de comunicación. Poder que ejercen por encima de su responsabilidad de contrastar noticias, y por encima del derecho de la presunción de inocencia. Interesante.