RITUAL ROMÁN XI: MANDÍBULA (Mónica Ojeda – Candaya)

por Román Sanz Mouta

MANDÍBULA (por Román Sanz Mouta)

Una adolescente fanática del horror y de las creepypastas (historias de terror que circulan por internet) despierta maniatada en una cabaña en medio del bosque. Su secuestradora no es una desconocida, sino su maestra de Lengua y Literatura, una mujer joven a quien ella y sus amigas han atormentado durante meses en un colegio de élite del Opus Dei. Pero pronto los motivos de ese secuestro se revelarán mucho más oscuros que el bullying a una maestra: un perturbador amor juvenil, una traición inesperada y algunos ritos secretos e iniciáticos inspirados en esas historias virales y terroríficas gestadas en Internet. 
Mandíbula es una novela sobre el miedo y su relación con la familia, la sexualidad y la violencia. Narrada con una prosa llena de destellos líricos, símbolos desconcertantes y saltos en el tiempo, toma rasgos del thriller psicológico para desarrollar el juego mental que se produce entre alumnas y maestras, y escarbar en las relaciones pasionales entre madres e hijas, hermanas y «mejores amigas», recreando un mundo de lo femenino-monstruoso que se conecta con la tradición del cine de terror y la literatura de género.

CRÓNICA ARTÍSTICA

Parte Mónica Ojeda de una escena ya dispuesta en medio de la trama para deslavazar sus raíces desde allí y viajar al pasado y al futuro, al origen y a las consecuencias: una profesora que secuestra a una alumna de colegio femenino privado. Una joven que forma parte de un grupo coetáneo con una imaginación desatada y unos gustos y lenguajes propios que irán demostrando a lo largo del texto. Un choque que debía producirse, por los traumas de una y los anhelos de las otras.
Y lo hace a través de frases que son sentencias. Un lenguaje tan sorprendentemente elaborado en sus símiles visuales y sensitivos que deja un sabor de boca a nueva y buena literatura. Poso para degustar lento.

Son paralelismos emocionales, flechas mentales de cerebelo a cerebelo, ataques de intrusión consentida. Una danza prosaica en fino alambre de funambulista de letras que amenaza desastre pero que cierra con ovación.
Compartir algo íntimo con el lector/a.
La manera y estilo de contar las verdades, y también las mentiras.
Porque, ¿quién no se engaña a sí misma?

Y los personajes, que no pueden evitarlo ni evitarse, dibujados con fina tiza (blanca) en el suelo, muertas antes de nacer y antes de morir. Insatisfechas y asustadas. Amor y dolor.
Esa maestra y su obsesión replicante y enfermiza. Obscena.
Las niñas descubridoras. En expansión.
El acoso.
El poder.
Esa casa de los retos y la habitación (blanca).
Ese numen que se intuye dentro y fuera de la imaginación del grupo de chicas. Que acecha como sombra nívea y ominosa.

Profundizamos en ese argumento de perversión y autoconocimiento a través de cuerpos y mentes ajenas. No juzguéis ligeros los actos de cada cual. Son humanas, y están más vivas que la mayoría.
Que además se permite la autora regalarnos, por boca de una de las protagonistas, la más perturbadora de todas y mira que tenemos catálogo para elegir, un ensayo sobre el horror cósmico. Sublime. Aunque se mezclen en demasía, por estilo y excelso vocabulario, narrador(a) confuso y voz de personajes.

Lo que más inquieta es el trasfondo (blanco). Más allá de hormonas, travesuras, crueldades, obsesiones o síndromes y fobias. Miedos. Miedo.
Que no sea un acto humano, lógico o ilógico.
Que los hilos sean movidos por una entidad ciega (y blanca).
Que la compresión e imaginación no los alcance para ver y sentir (el blanco).
Que tengamos miedo a lo equivocado (todo no que no es blanco).

En esta novela agenérica se unen, brillantes y profundos, la forma y el fondo. El despiece de la psique humana; sus recónditos y simples temores. Desconocimiento e ignorancia.

Y el final te atropella…

Es una novela de salvajismo ilustrado.
El yo contra el yo contra todos y contra eso.
Valientes quieres se atrevan a leer, entrar (al blanco).
Y afortunados.

Un potaje novelístico retorcido que puede beber de varias fuentes para emerger con voz en grito propio. Retumbará en el recuerdo tras su lectura.
Una obra necesaria, pero no apta para pusilánimes, solo dispuesta y expuesta a los aventureros y aventureras que quieran expandir sus fronteras.

Hay una maestra de la literatura aquí. Mis respetos.
¡Leed!

Pd: tengo una buena amiga que se pellizca la misma zona exactamente igual…

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