Hounds of love es una película australiana que parece estar lejanamente inspirada en el caso real del matrimonio formado por Catherine y David Birnie, quienes raptaron y asesinaron a cuatro chicas jóvenes en los suburbios de Perth en 1986. Aunque los productores siempre han defendido que es una película puramente de ficción, la similitud con el citado caso es evidente, por lo que su influencia se antoja bastante clara.
El director Ben Young nos hace testigos del cautiverio de la joven, quien sufrirá en primera persona el violento y caótico comportamiento de la pareja. Y ahí encontramos uno de los puntos fuertes de la cinta, el inquietante retrato de ese ¿matrimonio? de criminales que aparentan normalidad de cara al exterior pero que esconden una monstruosa naturaleza en su interior. Tal vez en este sentido la película de Ben Young muestra un realismo más acerado que otras producciones de similar premisa, y por ello logra causar una mayor impresión en el espectador durante los momentos más impactantes.
Con un ritmo lento pero necesario, la trama se desarrolla sin demasiados aspavientos pero con momentos muy intensos, siendo muchas veces lo que queda implícito en las imágenes lo que nos golpea de verdad, más que lo que se nos muestra de manera explícita.
Técnicamente, me resulta fascinante la forma en que el realizador es capaz de crear tensión con imágenes totalmente inocuas, utilizando una sobria y vistosa cámara superlenta y añadiéndole una música tenebrosa. El resultado es estremecedor y, para mi gusto, bastante inquietante, ya que durante esos momentos Young logra hacer patente una presencia etérea, una amenaza que sobrevuela su película. No hay muchos más alardes a nivel visual, pero es que la película no lo necesita.
El trío de actores protagonistas realiza un trabajo encomiable. La pareja de secuestradores, interpretados por Emma Booth y Stephen Curry, inquietan de un modo poco habitual en el cine de asesinos en serie. Podemos sentir sus dudas, sus miserias y sus errores, en un intento de mostrar el lado humano de estos depredadores, con un resultado perturbador. Ashleigh Cummings es la parte sufridora, capaz de transmitir el agobio y la indefensión de alguien privado de su libertad. Gran trabajo el de la joven actriz.
Se hace difícil de creer que el mismo Ben Young firmara en 2018 la horrible Extinción, aunque ya sabemos que en el mundo del cine no hay nada inmutable. Estamos, en mi opinión, ante una propuesta muy sugerente para los amantes del cine de género. El único pero que soy capaz de achacarle es un metraje ligeramente alargado que puede terminar pesando en según qué espectador. Por lo demás, Hounds of love puede ser considerada sin problemas una potente muestra del cine de terror más real y descarnado, y una actualización de la prolífica producción de películas de asesinos en serie que apareció en las décadas de los 90 y los 2000.