Título: En la guarida del lobo
Autor: Anna Starobinets
Editorial: Espiral Ediciones
Nº de páginas: 109
Género: Novela policíaca para niños
Precio: 14,90€
Yo cuando veo un tren pasando, me tiro a la vía. Es una definición como cualquiera, ¿no? Entonces, si me dicen (como me dijeron): ¿quieres leer este libro que en tu vida consuetudinaria nunca leerías, o eso es lo más probable? Pues yo contesto: claro. Y claro, como es un libro para niños, me dije: ¡tengo dos niños! Así que esta reseña está escrita entre tres: a mí de sobra me conocéis; Bastian, que tiene nueve años, y Óliver, que acaba de cumplir cinco. A Óliver no le ha cautivado especialmente, demasiado enrevesado, quizá, para él; aunque lo ha seguido sin problema. Pero a Bastian sí: le dije de leer un capítulo por día o cuando tuviese ganas y lo hemos terminado en dos días. Esto dice mucho ya, y bueno, de la obra.
Es, en realidad, una novela con una estructura clásica de novela de misterio o policial al estilo de Agatha Christie, salvo que los personajes son animales en un bosque. El ritmo es bueno, engancha, y las pistas están dosificadas de manera perfecta para que el lector Bastian vaya atando y desatando cabos con interés, y para que el lector Franky vaya divirtiéndose viendo cómo su hijo escribe el libro con la autora, que es lo que Franky ha hecho con Christie, con Chandler, con Straub, o con tantos otros.
Los personajes también están construidos de manera impecable, de hecho la trama queda casi en segundo plano y los personajes y sus particularidades, cada uno con la suya, marcan un ritmo sosegado que gusta mucho: como en un episodio de Doctor en Alaska o de El viento en los sauces.
Bastian se ha quedado con ganas de más. Y yo con él, la verdad, porque leer un libro con tu hijo es algo así como la cúspide última de la felicidad. Por supuesto, él suele leer. Sé de buena tinta que hay niños de su edad que no lo hacen, y francamente: esos niños acabarán, es muy probable, siendo idiotas. Puede que esto, como casi todo lo que digo, sea políticamente bla bla bla, pero es lo que me sale del corazón. El libro promete una nueva entrega, y Bastian ya está a la liquindoi.
Por otra parte, el libro como objeto es muy bonito, con ilustraciones de Marie Muravski, que engarzan muy bien con el texto, sencillas y cargadas de información al mismo tiempo. En algunos libros, infantiles o no, las ilustraciones se cuelan al texto, metiendo la pata hasta el fondo (cosa que odio), pero aquí no; cosa que el lector agradece.
Un último apunte: a veces leo por aquí o por allí cosas como «aunque es un libro infantil, lo recomiendo para cualquiera». No es el caso, o no es mi caso: es para niños, y quizá sin uno de por medio el libro aburra, pero esto me pasa con toda la denominada literatura infantil, eh. Por otra parte mi hijo conoce libros como La última canción de Bilbo, o El Hobbit, que no son para niños en absoluto pero que valen para cualquiera que tenga alma, y este le ha encandilado igual. En fin: todo queda dicho: si tienes críos, compra el libro y pasa un par de buenas tardes con ellos.
Bastian: «Ha molado. Me han gustado los dibujos».
Óliver: «¡Me cachis en la mar, me han descubrido… ah, descubierto!»
(Óliver se ha metido mucho en el personaje).
Fco. Santos Muñoz Rico
Redactor
2 comentarios
Me encantan los comentarios de los niños. Todo el mundo debería leer, es lo mejor del mundo mundial.
Tú lo has dicho, hermana