Título: El enviado
Autor: Miguel Babiano
Editorial: 2Cabezas
Nº páginas: 83
Género: Western de Terror
Precio: 5€
Hopetown está podrida. No es muy diferente a Jacksonville. Clancy y su pupilo John van a cerrar el trato de sus vidas: Más de cincuenta cabezas de ganado a un tercio de su valor. Nada puede salir mal. Encontrarán una ciudad siniestra, sin ley, colapsada por la violencia y la sinrazón. John dudará de sus principios y valores, arrastrado a la locura y al horror. Intentará escapar de las sombras que habitan en él mismo. Lo irracional como único camino. El dolor como fuente de placer. ¿Será cómplice de sus propios demonios? Esto es Hopetown.
«El enviado» es un Western sangriento con tintes sobrenaturales cercanos a los preceptos del horror cósmico. Pero hay mucho más. Subyace en esta novela una crítica a la violencia sistemática que ejerce el patriarcado y sobre cómo no hacer nada para ponerle freno nos convierte en cómplices directos de un abuso. OBSERVA. ADMIRA. CALLA.
RITUAL
Pues aquí estamos para comentar esta novela del oeste, de terror en el salvaje oeste, algo que últimamente parece estar cobrando moda y muy de mi gusto.
Un joven, John, a sueldo de un ganadero y, por supuesto, con la pistola a cuestas rebotando contra su cadera, nos narra en primera persona su viaje para adquirir una remesa de vacas en oferta, casi un timo al vendedor y una oportunidad para él de medrar en posición y economía. Así llega hasta Hopetown (que no os engañe el nombre), un pueblo que contiene una oscuridad latente, la cual no se percibe en toda su inmensidad hasta que llega la noche.
Allí, el joven, que ya sostiene diferencias con su compañero de faenas, un vejestorio telúrico, alcohólico y desgastado (como solo agosta el oeste), se encuentra primero una especie de criatura insondable, una entidad compuesta de la misma tiniebla y que confunde pesadilla con realidad. Para luego ser inducido a formar parte de un culto, un ritual horrendo que le obliga a tomar decisiones morales (Observa-Admira-Calla). A partir de aquí, sabemos que lo imposible, esa huella que dejó el maestro Lovecraft, puede presidir la novela, junto con esas decisiones que tome el joven, y las consecuencias dentro del pueblo maldito. Hacer o no hacer. Un texto que puede herir sensibilidades por la tremenda violencia que se emplea contra las mujeres, a modo de mensaje. Y es mejor dejarlo claro, como bien hace la editorial.
Es cierto que se echa en falta un poco más de atmósfera propia del género, esos paisajes (ríos, bosques, desiertos, montañas, cantinas a rebosar, duelos al sol, que algunos hay); la ambientación natural tan característica. Y que la cantidad de personajes resulta reducida. Pero hablamos de un bolsilibro, cuasi un relato, formato de consumo raudo y agradecido. Y de una trama que transmite ese aroma ominoso con buena mezcla y ritmo vibrante. Que nos implica.
Interesante adquisición, no carente de alguna traba (peca con ciertas reiteraciones, o la deriva del protagonista, justificable debido a la locura a la que se encuentra expuesto), la que propongo y recomiendo. Porque lo he disfrutado y padecido según la escena. Ya me contaréis vuestra opinión, queridos lectores.
Pd: necesito más balas si voy a regresar al polvo…
Pd II: ojo, es una novela ominosa de horror, pero no lo llamaría horror cósmico, coletilla la cual se añade con demasiad gratuidad en estos tiempos ante cualquier referencia o criatura similar a las del maestro. Le falta esa amenaza indefectible, insondable, incognoscible. O la insignificancia hacia el ser humano (ni tan siquiera nos ven o consideran). Pero posee sus propias cualidades, y hereda detalles lovecraftianos, porque eso sí lo afirmo contundente.
Román Sanz Mouta
Redactor