Ritual Román 82: Gideon la novena

por Román Sanz Mouta

Título: Gideon la Novena

Autor: Tamsyn Muir

Editorial: Nova (Penguin Random House)

Nº páginas: 544

Género: Fantasía, Ciencia Ficción, Terror

Precio: 23,65€ / 9,49€ (digital)

El Emperador necesita nigromantes. La nigromante de la Novena necesita una espadachina. Gideon tiene una espada, unas revistas guarras y ninguna paciencia para tonterías con los muertos vivientes.

Después de haber sido criada por profesoras antipáticas y osificadas, sirvientes vetustos y una infinidad de esqueletos, Gideon está lista para abandonar una vida de servidumbre y un más allá como cadáver reanimado. Mete su espada y sus revistas guarras en la maleta y se prepara para su audaz escapada. Pero su némesis de la infancia no piensa dejar que se libere así como así.

Harrowhark Nonagesimus, reverenda hija de la Novena Casa y extraordinaria bruja de los huesos, ha sido convocada. El Emperador ha invitado a los herederos de cada una de sus leales casas a una prueba mortal que someterá a examen su inteligencia y sus habilidades. Si Harrowhark Nonagesimus tiene éxito, se convertirá en una sirviente inmortal y todopoderosa de la Resurrección, pero ningún nigromante ha sido capaz de conseguirlo sin la ayuda de su caballero. Sin la espada de Gideon, Harrow fracasará y la Novena Casa terminará por desaparecer.

Y hay cosas que es mejor dejar muertas.

 

RITUAL

Extraño el volumen que tengo entre manos, perteneciente a una saga mayor, y que me ha estado poniendo los dientes largos durante un tiempo, sobre todo a través de los cada vez más denostados y olvidados reseñadores y reseñadoras, quienes contaban maravillas de la obra por la fusión de géneros y las sensaciones que transmite. No puedo más que darles la razón.

Tenemos una mezcla, hasta ahora inexplorada con tanta magnitud, entre la ciencia ficción (por la tecnología, todos esos planetas, culturas y cuasi razas que comparten un nexo y emperador, pero están alejadas por eras de decrepitud y degeneración debido al abandono de cada una de las nueve casas, que brillan solo para robar fulgor la resto), el terror inherente (las criaturas, los constructos de huesos, la atmósfera (ominosa) dentro de esa mansión claustrofóbica pese a su magnitud desaforada, instalaciones en la Morada Canaán que deben recorrer y en las que se denotan vigilados, atacados, consumidos, fagocitados por seres incomprensibles pese a sus poderes y habilidades), la fantasía (por la aventura, y que también viene dada por esas habilidades, capacidades o magias de cada cual, casi colindantes con la hechicería, pero propias de sus casas), y la novela de misterio y crimen casi digna de Agatha Christie (unos Diez Negritos muy retorcidos), donde deben hallar la verdad a medida que comprenden la prueba a la que están siendo sometidos, mientras caen uno por una, y averiguarla antes de convertirse en una víctima más. ¿Quién lo hace? ¿Cómo lo hace? ¿Cuál es el verdadero motivo de su presencia allí, más allá de la aspiración a lictoralidad? Teniendo presente la ambición de cada casa, junto con la ignorancia heredada sobre el conocimiento de sus orígenes y los orígenes comunes. Pues esta amalgama de los mal llamados géneros (recordemos que todo es literatura, mejor o peor) lo hace sin cambiar el tono narrativo, pero sí añadiendo matices, variaciones de ritmo y lenguaje, para adaptarse desde un pasaje que induce el miedo a una batalla de magistrales espadachines.

¿Os llama la atención? Debiera. Una yincana de muerte y trabajo detectivesco, de trucos y trampas y hallazgos de las llaves y de las habitaciones donde se sitúan las pruebas. De superar un desafío tras otro. De distinguir al amigo del traidor, pudieron ser todes ambas cosas.

Pero la clave esta en la relación entre la reverenda hija y su caballera, Harrowhark y Gideon. Se odian tanto como se aman o se necesitan. O quizá solamente se odian y pueda parecer lo contrario. Pero mantienen un pulso emocional, narrativo, de poder, de verborrea (con cinismo, piques burlescos que despiertan sonrisas por doquiera) y desprecio, de superioridad moral para desgastar y devastar a la otra, utilizarla hasta que quede hueca, imponerse por medio de la voluntad, un juego en el que llevan desde niñas, con ventaja para la nigromante Nonagesimus. Aunque Gideon no es una cualquiera, y lo demuestra en cada uno de los vínculos que establece. En sus decisiones de riesgo. En las aventuras que corre. Es una relación con tanta profundidad que sobrecoge, más a medida que avanza la obra y la comprendemos en su totalidad.

Es verdad que me costó el arranque. No tanto con la presentación de Gideon, todavía en su tumba de la Novena, como a partir que cogen el transporte espacial requeridas a la prueba para escoger lictores o lictoras, y vuelan por el cosmos, hasta el planeta regente (destino infausto), una antigüedad en ruinas y anegada por la decadencia; esa nombrada Morada Canaán. Aquí sufrí arduo para aprender todos los nombres y puestos de todas las casas, sus cómos y porqués, que luego cobrarán importancia y serán desarrollados en mucho más y mejor detalle. Introducciones. Y cambios de premisa. Te puede pillar a pie cambiado, creedme.

Pero a mitad de la novela, ya superada esa traba, nos arrastra, nos atrapa, nos subyuga imparable, y necesitamos saber un poco más. Hasta dónde llegaran. Quién sobrevivirá. Cuáles serán los lazos que se impongan sobre otros; el verdadero objetivo de soberanos y caballeras, de nigromantes. O si el verdadero camino al poder es la soledad. La intriga se teje lentamente hasta que el trasplante es total, interiorizas y adoptas a los personajes, y sientes la proximidad, que te eriza la piel, y el cariño por Gideon y sus compañeros y compañeras o enemigos y enemigas.

Verdades y mentiras de todas las casas, del pasado. Y es solo la primera entrega de la trilogía. Acción, suspense, horror, fantasía, ciencia ficción, detectivesco, humor (mucho)… Un compendio que, bien realizado, como aquí se ofrece, resulta adictivo. Porque quizá lo más parecido a esta mezcolanza, difiriendo en argumentos y personajes y lenguaje e intenciones y estilos, puedan ser Los Ojos Bizcos del Sol del eminente Emilio Bueso (otra saga para devorar).

En concluyendo, tremebunda novela, de matices y contenido adulto, con unas protagonistas de complejidad y diversidades en todas las facetas de sus carácteres. Junto con el argumento, envolvente y una ambientación detallista, de lo grande a lo mínimo. Esto es ajeno a gustos y géneros (lo repetimos de nuevo), es una aventura que contiene todo cuanto debe poseer una aventura. De lectura obligatoria, teniendo en cuenta todo lo comentado, y que requerirá una parte de ti, querida lectora, para que la experiencia sea completa. 

A ello. Pasadlo bien con Gideon. Y cuidadla mucho, por favor.

 

Pd: queréis darle a Gideon su mandoble de una jodida vez…

3 comentarios

Alvaro septiembre 20, 2021 - 8:32 pm

Muchas gracias por la reseña. Una pequeña duda, ¿podría ser leído como una novela autoconclusiva, o, al menos, con un final lo suficientemente abierto como para no dejarte frustrado … ?Gracias, de nuevo

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Román septiembre 21, 2021 - 6:18 pm

Buenas Álvaro. Sí, lo puedes leer como autoconclusivo, aunque el desenlace deja claro y abierto que existirá una continuación, no deja frustrado, siendo coherente además.
Un saludo y gracias por leernos!

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Alvaro septiembre 22, 2021 - 12:49 pm

Gracias a vosotros. Un abrazo.

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