Título: Canciones para que no las cante Javier Bergia
Autor: Francisco Santos Muñoz Rico
Editorial: Open City / Gradiente
Nº de páginas: 40
Género: Poesía
Precio: 7€
RESEÑA
Euforia.
Cada vez que me siento a leer a uno de mis amigos, me embarga el miedo. No puedo evitarlo, me atenaza la sensación de que pueda defraudarme, de que después tenga que escribir una reseña repleta de lugares comunes y trampantojos con la única misión de encubrir la decepción. Es curioso, pero me encuentro más exigente cuando leo a mis amigos que cuando leo a un desconocido escritor, por muy afamado que este sea. En el caso de Canciones para que no las cante Javier Bergia se une, además, el factor poético. Aunque he hecho mis pinitos en la poesía —nada realmente serio, no teman—, siempre me enfrento a un poemario con cierta pereza, quizá por estar demasiado mal acostumbrado a la narrativa, por lo que el miedo a la desilusión se multiplica por dos. Es por todo esto que el alivio que sentí al pasar la última página del libro de Francisco Santos Muñoz Rico se convirtió, sin mucha dificultad, en una absoluta euforia.
Desconozco dónde reside la magia milagrosa que hace que la mayoría de escritos de Franky me resulten irresistibles. En Canciones para que no las cante Javier Bergia me atrevo a deslizar algunas razones. El contraste entre métrica clásica y contenido moderno (nada nuevo, supongo que los clásicos hacían lo mismo) se me antoja sorprendentemente fresco en una época más dada a la experimentación. El desparpajo para tratar temas mundanos, como el potaje que hace la suegra o la frase que el propio Javier Bergia contestó a Franky en un correo electrónico, los convierte en universales y en algo mayor: arte. Franky saca arte, literalmente, de las piedras.
Pero no solo hay banalidades en este compendio de poemas. También hay un obligado hueco para asuntos más serios como la disposición mental tendente a la depresión, el coqueteo con el suicidio, el fracaso social de la literatura o, por supuesto, el amor. Y más, puesto que el autor dedica versos y poemas enteros a cuestiones filosóficas de gran calado. Franky no se arredra aquí al hablar de la traición de Dios al hombre, dejando a este abandonado, herido, al borde de la muerte. O de su renegación del dinero y el poder en favor de la pobreza, fuente de sufrimiento pero más honesta.
Resultaría redundante volver a hablar de las bondades de un autor que, no por ser apenas leído, es menos grande. Ya he hablado en este espacio de la capacidad de Franky para construir LITERATURA de maneras variadas y originales, y su poesía es otra pieza más, otro peldaño más, otro pilar más, en la creación de un legado imprescindible. Este autor nos está regalando un botín, uno de esos tesoros que suelen descubrirse siglos después de ser enterrados. Ojo, este tesoro está en la misma superficie que habitamos, y su autor respira nuestros mismos días. No dejemos que pase el tiempo.
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Presentación del poemario en MonolitoTV:
José Luis Pascual
Administrador
2 comentarios
Viva franky!
Excelente, JL.
Desde luego, es un autor que se ha convertido en fundamental. Open City parece una ONG, pero en realidad es una especie de catedral para autores de culto no reconocidos.
Una reseña muy acertada. No podría estar más de acuerdo.