Entrevista a Román Sanz Mouta

por Daniel Aragonés

Introducción

Estamos aquí, en un lugar onírico donde nos solemos reunir de vez en cuando. Román y yo, un barril de cerveza, jarras, un paquete de risas sueltas. Cara a cara, nuestras barbas medio enredadas, cierto halo melancólico. Carpintería muerta es el motivo que nos ha reunido aquí hoy, entre otros muchos: como la locura o la amistad. Nuestra premisa y frase que se repite en nuestras mentes es que la literatura no muere, simplemente se transforma. Nosotros somos un arma, una caricia, transcriptores atemporales, creadores.

Romanicidio en masa: la entrevista

Estimado Román ¿qué te llevó a escribir Carpintería muerta?

La necesidad de crear algo diferente, una estructura e historia compleja que me pusiere al límite en forma o fondo, y que pudiera vivenciar a la par que la redactaba, superando las mismas dificultades que la protagonista, sufriendo en el camino del autoconocimiento, en el recuerdo de lo que fuimos y seremos y hemos dejado de ser.
Siempre curioseo con las letras y sus fórmulas, y aunque este proyecto en principio estuviese concebido como trilogía, el final me dejó tan satisfecho que salté a otra idea, conservando esta
Carpintería muerta como un tesoro en la memoria.

 

Estamos frente a una obra con un contenido filosófico, de renovación, destrucción y locura bastante amplio. No se trata simplemente de hacer una sinopsis, ¿qué es Carpintería muerta?

Un viaje a la desesperación que domeña el interior de la psique de cada cual. Estamos en la fina línea que separa a los cuerdos de los dementes, según el criterio de la mayoría, pero solo hace falta situarte en una experiencia extrema para que tu mundo, perfectamente organizado, se derrumbe y tengas que sacar al verdadero yo.
De ese viaje hablamos. Una fábula contemporánea, atemporal, y que hará que, mientras disfrutan y padecen con la protagonista, encuentren una parte de sí mismos.
Carpintería muerta llega y arriesga donde otros no atreven. Prometido.

 

La vida me llevó por caminos teatrales, escenarios. He conocido a infinidad de artistas, algunos unos gilipollas y otros maravillosos, egocéntricos y abiertos emocionalmente. He estado dentro y fuera de ellos, sobre el escenario y al otro lado del telón, en el hombro, de montaje y en el peine, pensando en el suicidio. Sin duda, aunque esta obra esté disfrazada de monólogo, es una especie de conversación interior que te empuja a la superación y te habla de ese obstáculo tan reconocido por todos, ¿qué opinas de esto que acabo de decir? ¿Deberíamos llevarla a las tablas?

Joder, sería maravilloso. Creo que, por concepción visual, cuasi todos mis escritos caben en la transformación a otros medios. Pero hablando de este texto concreto, sí, funcionaría como un monólogo sincero casi de cara al espectador, sin ínfulas ni distracciones, simple, directo, enrevesado. Una obra-experiencia que dejará al público patidifuso.  

 

Román es un personaje emblemático, y recalco lo de personaje. Tu figura como autor va más allá del propio autor. ¿Existe Román? ¿El hígado de Jack te odia?

Jajajajajajaja. Todos los hígados odian al mío, cuestión de bebercios. E indudablemente, a lo largo de los años, de las vivencias, construimos un disfraz, incluso varios, que nos protegen del resto, del mundanal ruido, de la introspección ajena que nos desmonta el chiringuito interno.
En mi caso concreto, lo que hago es salir de dicho disfraz y mostrarme como soy; raro, excéntrico, abierto y reservado, dicharachero u observador, contradictorio, cariñoso, lesivo, demente, pero siempre yo, y cada vez más yo, sin que tenga demasiada cabida el ego, necesario para cualquier artista.  

He hablado del éxito en infinidad de ocasiones, bajo mi criterio se trata de algo efímero, un hecho o pensamiento que sobrevive en nuestro interior y nos da aliento. Quizá seamos la foto de nosotros mismos recogiendo un premio que creemos merecer. Para mi gusto, querido amigo, el éxito está contigo, quizás permanezca oculto en tu rincón más oscuro, ¿crees en el éxito?

El éxito es como la felicidad, fruto de los instantes, pues cuando se convierte en algo permanente, deja de resultar estremecedor, deja de romper o emocionar. Una explosión de alegría, un logro, un abrazo, un reencuentro, un trago, un beso. Efímero. Qué mejor. Escapemos de las permanencias y las rutinas. Reinventémonos de manera constante. Sintamos.  

 

Aunque todas estas preguntas, o muchas de ellas, parezcan absolutamente ridículas, nos llevan a esa cosa, punto y final convertido en gloria, en honor, cuestiones convertidas en una flecha que debe clavarse en las mentes de miles de personas. ¿Es ese tu objetivo, al margen de seguir escribiendo y soltando todo lo que llevas dentro? ¿Tu objetivo es que todo el mundo conozca a Román, su obra?

Dentro de toda obra existe, más o menos disimulado, un pedazo del autor. Y no me refiero a lo simbólico. Es literal. Hablemos de terror, fantasía, ciencia ficción, drama, histórica, etc, todo son biografías del yo, aspectos que padecimos o disfrutamos, sueños inalcanzables o cumplidos, senderos que se quedaron atrás y otras encrucijadas donde consideramos el acierto pero nos quedó el regusto amargo acerca del desconocimiento de las decisiones alternativas. ¿Multiverso? No, mucho más sencillo. Pluralidad. Quiero que me conozcan a través de mis textos, porque hay pocas cosas tan sinceras como cuando escribo. Mi persona es humildemente despreciable, y quizá no merezca la pena. Pero en mi imaginación existen monstruos que querréis conocer.

 

Muchos autores buscan un estilo, lo persiguen, lo entrenan. Por todo lo que he leído tuyo, no creo que sea exactamente lo que te ocurre a ti, es evidente que el ensayo y error siempre está ahí, con cualquier autor de calidad. Háblanos de la parte técnica, de la forma creativa, del proceso.

Pues parto desde el desconocimiento y la ignorancia, y un amplio bagaje de lecturas pretéritas y actuales. Me resulta muy entretenido cuando refieren determinadas construcciones de arquitectura del lenguaje, reconocidas, repetidas por mí, sin que sea consciente de la herramienta o en qué consiste. Solo soy yo y la hoja o la pantalla en blanco. Quiero contar una historia, llegar a un lugar, del punto A al punto B quizá pasando por el punto R o Y. Si no existe la fórmula para conseguirlo, la invento, me dejo llevar, fluyo, hasta que considero que cada frase, cada párrafo, es redondo, en contenido, significado y sonoridad, encajando unos con otros en un puzzle del que yo no entiendo su final o su contexto hasta que casi he concluido. Así de intenso en levedades.  

 

¿Morirá Román y Román seguirá vivo? ¿Eres inmortal? ¿Qué pretende el autor que llevas en tus entrañas?

Legado es la palabra que buscas. Lo que anhelan todos los artistas, los escritores, que sus obras perduren en las memorias, que sus nombres continúen saliendo en conversaciones y referencias sobre la excelencia literaria, sobre la innovación, sobre aquel que fue distinto, quizá incluso mejor, aunque toda opinión es válida, y existe un manuscrito para cada tipo de lector o lectora.
Habitamos micro mundos, cosmos pequeños de seres cercanos, mientras que la aspiración deviene en universo. Pero ¿cómo? No comprendo la solución que conlleve al éxito, a lo masivo. Y sin embargo, gustarme, gustaríame. Si el halago de cada lector, de los pocos que me siguen, y la crítica, me enriquece, consigue que evolucione y que quiera ofrecer escritos nuevos y mejores, qué no sucedería si tal opinión confluyera en avalancha. Aunque, quizá, solo quizá, si estuviere ocupado en la fama y fortuna, dejaría de escribir. Así que…
Pero siempre que hablo sobre mis obras con un lector, o sobre las ajenas con otro autor o autora, aprendo.

 

Despedida personalizada, últimas palabras.

Lee, escribe, vive, siente, bebe, folla, disfruta, sufre, sé. Eso hago con mis relatos, cuentos y novelas, eso contagio, eso comparto, la fantasía, el miedo, el delirio, lo surrealista. Para escribir, y para leer, debes sentir pasión, ilusión, emoción, fantasear, disfrutar el proceso, la arquitectura que visualizas en cada lector; si tú te diviertes (sufres, padeces) como escritor, podrás contagiar aquello que imagines. Ven y emprende un viaje al lado de este incuerdo, no te arrepentirás.

3 comentarios

Esther Mor junio 13, 2023 - 11:39 am

Una fantástica entrevista. Literatura es aprendizaje y riesgo. Román, por lo leído de este, es una excelente muestra de ello. Los límites no tienen cabida en sus obras. Felicidades por esa ‘Carpintería Muerta’

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Vicente junio 13, 2023 - 12:19 pm

Qué buena entrevista, aunque no os habéis llamado putazos ni zascandiles.

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Daniel Aragonés junio 13, 2023 - 6:55 pm

Es que somos unos putazos. Zascandiles de tres al cuarto.

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