Ritual Román 156: En los acantilados

por Román Sanz Mouta

Título: En los acantilados

Autor: Santiago Eximeno

Editorial: Dilatando Mentes

Nº páginas: 226

Género: Relatos de terror

Precio: 19,95 € 

SINOPSIS

Contemplar la vida desde el borde de un acantilado proporciona una perspectiva al que se atreve a hacerlo. Allí abajo está el mar, que es vida y muerte. 

Allí abajo está lo inalcanzable, lo maravilloso y al mismo tiempo lo aterrador. En este libro de relatos, que incluye también una novela corta, nos asomamos al abismo de lo grotesco, lo extraño y lo surrealista. 

En todos ellos hay una súplica, una petición desesperada de ayuda que no siempre será atendida. 

Y en ello reside el horror, en tener la certeza de que por mucho que lo necesitemos, a veces no seremos ayudados. 

Asomaos, contemplad el mar. 

Y temblad.

RITUAL

Vuelvo a mi buen amigo Santiago Eximeno, un escritor de referencia dentro del género del horror. Un maestro en lo que se refiere a mezclar el miedo con lo actual o arcaico, incluyendo una crítica social corrosiva que desnuda nuestra cultura, nuestra humanidad, a la misma civilización mentirosa que no se sostiene por la cordura, que muestra costuras por las que entran monstruos, sean humanos o divinos.

Pero no nos engañemos. Dentro del alto nivel de la colección, esta supone una excusa para sacar a la luz la novela corta que es Lúdico, una composición maestra sobre cómo los juegos de mesa han cobrado existencia para domeñar con sus reglas impostadas, siendo cualesquiera que sea el juego, las vidas de los hombres y mujeres que habitan sus dominios. Oséase, tú, todos nosotros y nosotras.

Este texto por capítulos seduce a la vez que acongoja por la forma y fondo, por lo retorcido y original de la propuesta, por los giros demenciales, por la participación forzosa u voluntaria de los y las jugadoras. Mostrando escenas que rayan lo sublime en su peor significancia, que no dejarán indiferentes a psiques o estómagos lúcidos.

Este cuento extenso cierra la antología, pero antes, y con mayor brevedad, asistimos encantados, y pavorizados, a amores descarnados, familias rotas en quebrando, doctores nefandos que consiguen lo improbable, discos de culto; a sustituciones, a centauros, a nostalgias, a ocupaciones, a rusos extraviados, al tremendo análisis del Pony Salvaje, al éxtasis entre lo vivo y lo muerto, a la transformación o a la mudanza hasta un nuevo y diferente barrio. Todo esto desde la visión afilada de Santi, que consigue la mutación de cada evento para deformarlo hacia lo extraordinario, siempre con una pizca de nostalgia, de introspección, de vituperio mordaz.

La característica principal del señor Eximeno, a parte de retorcer cualquier situación cotidiana (me repito porque es fundamental), cualquier emoción de todo tipo, para convertirla en una experiencia que genera miedo, es la contemplación de la vida, que le sirve como inspiración, precisamente por lo antes comentado. Te hace partícipe, te sitúa en el centro del cuadro, en el núcleo de cada historia para que la sientas como propia, como posible y plausible.

Además, debemos reseñar que Santiago Eximeno siempre se ha caracterizado por apostar en favor del cuento breve más que de la novela densa, con un catálogo tan inmenso y pretérito que lo delata cual uno de los grandes cuentistas de lo oscuro en nuestro tiempo. Y bien merecido.

Pues al grano de la resolución, que me prometí retornar con la brevedad sucinta de lo concreto, signifique lo que signifique. Este compendio, renombrado En los acantilados, encantará desde lo macabro a cualquier aficionado al relato, además de abrir novedosas puertas para aquellos y aquellas enclaustrados en el best seller, en esos tochos que requieren de evos para su deguste y acontecen lentos. Acuna aquí la editorial otro tipo de producto que es muy grato, de consumo fácil, fugaz, feroz, de percepción enriquecedora, y que reverberará en el pensamiento una vez terminada la digestión de la obra. Con ese cierre Lúdico. Tremendo.  

Por todo lo narrado, aunque no resultes tú un acólito del cuento, dale una oportunidad, porque tendrás la merecida recompensa de la buena literatura sin el corsé de la extensión abrumadora. Queda dicho. He gozado la lectura. Y ya espero su siguiente manuscrito.

¡A leer!

 

Pd: Ojalá, ojalá, ojalá, la apuesta para con el relato y el cuento corto no fuese solo de una minoría editorial o destinado a los grandes tótems de la literatura que publican a su antojo. La pluralidad y el talento crecerían, y nos daríamos cuenta de que todos y todas, todas y todos, somos, en realidad,  lectores de cuentos más que de novelas, porque seguimos siendo niñas y niños. Nos asombraríamos de las maravillas de lo breve. Soñaríamos mejor. Ojalá más oportunidades a los cuentistas, por toda la industria, para iniciados y veteranas. Ojalá.

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