Un lugar soleado para gente sombría (Mariana Enriquez)

por Daniel Aragonés

Título: Un lugar soleado para gente sombría

Autora: Mariana Enriquez

Editorial: Anagrama

Nº de páginas: 232

Género: Relatos de terror

Precio: 19,90 €

SINOPSIS

Quien ose adentrarse en las páginas de este libro sentirá un escalofrío recorriéndole la espina dorsal, y algunas cosas más. Son doce cuentos de horror, doce relatos sobre el horror: sobre el mal que acecha y los monstruos que surgen de pronto en la realidad más cotidiana, en grandes urbes o pequeños pueblos recónditos.

RESEÑA

Podría mostrarme sorprendido, pero no es el caso. Más bien siento alegría por infinidad de cosas —relacionadas con la lectura—. Y creedme si os digo que mis circunstancias son bastante jodidas en estos momentos. Prosigo. Fue al abrir Un lugar soleado para gente sombría cuando se iluminó una parte dentro de mí. Vale, tampoco voy a exagerar. Me refiero a que se abrió una puerta que conduce a ciertos recuerdos. La forma en la que Mariana nos conduce a través de sus cuentos tiene la culpa. Primero crea una buena atmósfera realista. Personajes con raíces, con trabajo, dentro de un contexto, en un momento concreto de sus vidas. En paralelo nos somete a ese encuentro con lo desconocido —sangre, fantasmas, violencia sutil, ansiedad—. Y mientras tanto, sin que apenas nos demos cuenta, nos inyecta su aura. A lo largo de las lecturas y de los libros de esta autora, creo conocer eso que intenta decirme. Y lo cierto es que conectamos bastante. Existe un punto en el que alguna vez coincidimos —no se trata de algo chamánico—. La suma de todo me parece realmente fantástica. Alguien escuchó la misma música que yo. Leyó los mismos libros. Y se fue formando como persona. Luego aparecen los escenarios personales y nos moldean por separado —menos mal—, creando pasajes únicos e intransferibles. Somos hijos del mismo infierno. 

Encima de la mesa tengo varios libros que me han venido a la mente durante la lectura. Uno de ellos es El diablo y otros cuentos de angustia, de Guy de Maupassant. Cultura popular de la que hemos manado y de la que somos herederos improvisados. La Beat Generation sería un buen núcleo, un origen aceptable, un lugar de encuentro. Somos generación X, de eso no tengo duda, inconformistas por naturaleza, nihilistas, bastardos. Argentina, Estados Unidos, la vieja Europa, el rock and roll y una huella en el alma producto del realismo sucio y el gótico. Quizás esté soltando demasiada información, pero así lo siento, he seguido las señales.

Mariana no reniega de lo sobrenatural; sin embargo, lo trata de un modo especial, lo cual me gusta. Los ojos y la percepción pueden engañarnos. ¿Qué quiero decir? Ella no intenta borrar la huella de lo fantástico. Aporta un nuevo grano de arena a la amalgama de historias terroríficas que nos arrancan las sábanas en la madrugada. Al contrario que Maupassant, Mariana nos adentra en lo prohibido. Las sensaciones y las formas son similares, los sentimientos, la desazón, el misterio de la psique humana. Estamos en el siglo XXI, eso es un hecho a tener en cuenta. Hay que empezar a nadar por las aguas clandestinas con los medios de los que disponemos. No sé si me explico. Los antiguos iban en barcos de madera, nosotros usamos otro tipo de transporte. El terror debe evolucionar, y no por ello las historias. Se trata de adaptación.

Voy con otro cambio de tercio. Hace unos años leí Crónicas de motel, de Sam Shepard, y sentí algo similar. Cada relato es un paso que me lleva a un recuerdo —en el compendio de Shepard también hay poesía, muy aconsejable—. No importa el terror. En el caso de Mariana, es mujer y sus personajes son mujeres —salvo en un relato—, un punto de vista que me gusta sobremanera. La sutileza como escudo y una armadura que se va quitando pieza a pieza. Siento el terror de un modo distinto. Me siento mujer sin necesidad de disfraces.

Ya me pasó con Bajar es lo peor. Soy capaz de acariciar a los personajes, estar con ellos, formar parte de la historia. Una realidad propia de la que no quiero salir. Me transmite esos años vagando por el éter. Un contexto cruel, indómito y variopinto que amo por encima de todas las cosas.

Existe mundo literario más allá de Norteamérica, y Mariana lo demuestra. Es un referente mundial, una de las madres del nuevo gótico. La vieja Europa murió y pocos intentan revivirla, nadie se atreve a publicar a los nuevos talentos del terror y el horror. La cuna solo existe en los cementerios, pero ella es una autora, y está viva. Igual que sus obras.

 

2 comentarios

Chris abril 29, 2024 - 9:44 pm

Pedazo de reseña, reflexión, opinión, todo… que comparto plenamente.

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Daniel Aragonés mayo 7, 2024 - 12:53 pm

Gracias, compañera. Un beso.

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