Ahí fuera (Kate Folk)

por José Luis Pascual

Título: Ahí fuera

Autora: Kate Folk

Traductora: Inga Pellisa

Editorial: Mutatis Mutandis

Nº de páginas: 256

Género: Relatos

Precio: 20,80 €

SINOPSIS

La cotidianidad de un pabellón médico para un misterioso trastorno que funde los huesos resulta el escenario de un peligroso triángulo amoroso. Una cortina de vacío arrasa el globo a un ritmo constante, obligando a los habitantes que quedan en la Tierra a decidir con quién quieren permanecer por toda la eternidad. Un hombre que huye de un escándalo personal entabla una relación de codependencia con una casa que requiere un nivel de cuidados especialmente exigentes. Y en la historia que da título al libro, publicada originalmente en The New Yorker, una mujer de San Francisco utiliza aplicaciones de citas para encontrar pareja a pesar de la amenaza que suponen los «blots», hombres artificiales de belleza sobrenatural enviados por hackers rusos para robar datos. Mientras tanto, en una conmovedora pieza complementaria, una mujer y un «blot» forjan una conexión genuina, aunque condenada al fracaso.

RESEÑA

He aquí uno de esos artefactos literarios que siempre vamos a agradecer y defender, pues presenta en sociedad a una autora con una imaginación y talento especiales. Ahí fuera salva cualquier comparación para ofrecer una compilación de cuentos en los que Kate Folk pone en liza un tratado sobre el comportamiento humano, estructurado con base en las relaciones de pareja, la soledad en la sociedad moderna y el homenaje al cuento clásico.

Desde los primeros relatos se pone de manifiesto un mensaje principal que ahonda en la soledad de la mujer y en su incomprensión por parte de los hombres con los que se relaciona. Es un mensaje profundamente feminista, que la autora riega con la suficiente sutilidad como para alejarse de lo panfletario. La habilidad de Kate Folk es la que deberíamos pedir a cualquier autor: utilizar el género (bien la ciencia ficción, bien el terror) para reflejar problemáticas sociales. Así, «Ahí fuera», el cuento que da nombre al volumen y que lo inicia, bien podría ser un capítulo de Black Mirror con un punto desenfadado.

Pero no todo es literatura social, ni mucho menos. Folk se muestra originalmente perversa al comparar los sacrificios que hacemos por amor con órganos internos, llevando el fetiche a sus más extremas consecuencias (siempre con sutileza, sin estridencias explícitas), o suplantando el amor carnal del hombre por los gruesos contornos de hormigón de un refugio antitormentas. Así, vemos cómo la figura masculina se va invariablemente difuminando en favor de objetos o seres sin voluntad propia. De hecho, los hombres pasan incluso a ser una parodia de la masculinidad, a veces graciosa, como en «Tahoe», otras veces extrañamente melancólica, como en «El Big Sur».

En un volumen con tal cantidad de cuentos, es inevitable que unos destaquen sobre otros. Por supuesto, esto dependerá de cada lector, pero en mi caso me decanto por algunos de los que integran la segunda mitad del libro, como con la perturbadora premisa de «El pabellón óseo» y algunas de las imágenes que propone, así como con el tiempo que se toma la autora en desplegar una de las historias de mayor extensión. «Ojos de cierva», cuento en el que una mujer se disfraza de ciervo porque desea ser disparada por los cazadores, se sale ligeramente de la temática principal y ofrece una ambiguedad maravillosa y sutil, muy sutil. «Una maqueta a escala de Cabo Gaviota» evidencia la facilidad que posee Folk para encontrar metáforas perfectas en las situaciones que muestran sus cuentos. La gradual desaparición de un lugar asediado se ve compensada con la maqueta que la protagonista erige desde lo alto de un edificio abandonado. Otra magistral muestra del talento de la autora.

Me identifico especialmente con el surrealismo descacharrante de «Tu novio el sonámbulo», pequeña pieza de imaginación desbordante que juega a colocar los límites de lo fantástico en una situación cotidiana. «La casa húmeda» es una modernización de la clásica temática de casa encantada, que la autora lleva a su terreno para contar una historia que mezcla lo inquietante (aquí centrado en lo perverso) con cierto toque de humor negro.

Como decía, mi impresión es que el volumen va creciendo a medida que los textos se suceden, y diría que la segunda mitad alberga algunos de los mejores relatos que he leído en mucho tiempo. De hecho, es posiblemente el último cuento, «El Big Sur», el que viene a condensar algunos de los elementos que la autora repite, y lo hace de un modo distinto, generando una historia de amor que habla de identidad y de ocasiones perdidas, y que deja un poso triste y melancólico en el buen sentido. Un punto final inmejorable para un libro a tener muy en cuenta. Gracias a Mutatis Mutandis por descubrirnos esta estimable pieza de narrativa moderna.

1 comentar

Vicente octubre 16, 2024 - 11:10 am

Buena pinta tienen esos cuentos. Que vaya a más también es otro punto a favor.

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