Título: Madre
Autor: Isabel del Río
Editorial: El Transbordador
Nº de páginas: 140
Género: Ciencia Ficción
Precio: 15,20€
SINOPSIS
Para garantizar la supervivencia como especie, la humanidad se vio obligada a abandonar la Tierra. Solo pudieron escapar niños acompañados por un adulto, condenados a vivir en opresivas cápsulas espaciales. Madre es una obra compleja y metaliteraria que toma como punto de partida la «space opera» para ahondar en el horror cósmico, viajando en el espacio-tiempo y las realidades múltiples.
RESEÑA
«Más allá del silencio, pervive el rumor de las máquinas que nos mantienen con vida. Y su voz, la única compañía humana. Antes eran canciones y fábulas, ahora es el constante cálculo de una mente inquieta».
La destrucción de la especie. La aniquilación. Ese terror íntimo llamado desesperanza. Un nuevo comienzo, pero vilmente envenenado. El nacimiento de una sociedad dominada por algo que ni siquiera comprendemos, dominada por el infinito más absoluto, dominada en mitad de un universo que siempre, siempre, resulta demasiado grande para albergar juegos con reglas. Isabel del Río nos ofrece una experiencia metaliteraria que pondrá a prueba tus sentidos, que te hará saltar de línea en línea con la destreza de un acróbata que intuye la falta de red bajo sus zapatos.
Madre te pondrá contra las cuerdas y hurgará en tu capacidad de comprensión, conocedora del latido que baila bajo cada piel, del instinto de una madre que ya lo ha perdido todo, de la ansiedad de la desaparición, de un porqué sin respuesta, del escondite de un todo que nunca, por más leve que se muestre, consigue ser nada. Eso es Madre. Eso, y mucho, mucho más.
«El mundo, la realidad que creo conocer, se escinde, se resquebraja como la cáscara de un huevo. Y en su interior no hay clara ni yema, sino un entramado de espejos que me devoran, me fragmentan en tantos pedazos como la imaginación pueda llegar a elucubrar. Y con el albor, todo se apaga».
Con una prosa que en ocasiones narra lo blasfemo con la suavidad de la poesía, Isabel del Río nos presenta un mundo donde lo más eterno se convierte en claustrofóbico, las decisiones en un arma letal, donde la conciencia y la inconsciencia se baten en duelo en una corriente de interferencias que, como lector, te exigirá, y mucho. El horror cósmico de una humanidad que bebe de la distopía narrada por Orwell se mezcla de forma sabia entre los pliegues de un universo paralelo en el que pasado y presente se dan y te dan la mano, ofreciéndote un espacio incómodo, una lectura que no podrás realizar en diagonal porque cada detalle, cada escena, tiene su propio universo dentro de este mundo fascinante. La autora es la encargada de guiar con mimo por la magnitud de sus páginas, de adentrarte en esta fábula de ciencia ficción que taladra el sustantivo abandono, que se sacrifica, igual que una madre por su hijo, por su familia, en el remiendo de una costura angustiosa que te enredará de forma inevitable desde los primeros compases de la narración. Esto provoca una lectura rápida pero compleja, una lectura que da forma y sentido al verdadero significado de la palabra literatura.
«Hacía días que no escuchaba voces humanas y solo los objetos recordaban que las ciudades fueron habitadas por algo más que sonámbulos en el apocalipsis».
Madre es un libro difícil que pone a prueba la concentración lectora. Pero también es un juego metaliterario que merece la pena descubrir. Un juego en el que los sentimientos, el instinto y la tecnología arraigan y profanan el sentimiento más incorruptible del ser humano; el amor, la esperanza, la fe. Es una novela que habla de tiranía y pérdida, que te dejará una sensación de ingrávida incoherencia con un sentido lógico y hermoso, que dividirá tu realidad y te ahogará en la claustrofobia que parece imposible dentro de un universo infinito. Pues Isabel del Río lo logra, y lo logra con una maestría digna de admiración. Dueña de un verbo excelente y una imaginación sin límites, Madre es uno de esos libros que te devora por dentro y por fuera, con el mismo hambre insaciable de aquella que le da nombre a la novela. Un libro para degustar, digerir y guardar en la memoria, bajo la llave que custodia las buenas obras.
Las terribles moralejas.
Lorena Escobar
Redactora
1 comentar
Ya tengo ganas de leerlo. Que intensidad de reseña.