Título: Bestiario
Autor: Javier Tomeo
Editorial: Pez de plata
Nº de páginas: 112
Género: Microrrelatos
Precio: 17,90 €
SINOPSIS
Aquí, en este pequeño Bestiario que revitaliza la tradición medieval de la fábula, los animales son los absolutos protagonistas. Algunos, los que se suelen considerar dañinos, nos muestran una generosidad sin límites. Otros, aquellos que en principio nos parecen inofensivos, se vuelven de repente amenazadores. Pero todos, sin excepción, se nos revelan como total y absolutamente humanos.
Leer este singular Bestiario es entrar en un mundo diferente, personal e intransferible. En estos microrrelatos o microdramas repletos de absurdo y humor negro, Javier Tomeo explora, de una manera lúdica, irónica e imaginativa, el lado más oscuro y divertido de la raza humana.
RESEÑA
Son curiosas las sincronicidades. En los días en los que redacto esta reseña, me hallo leyendo un ensayo sobre cómo escribir la naturaleza y sobre quiénes se han acercado a ella desde un punto de vista literario hasta convertirse en referentes. Y digo que son curiosas las sincronicidades porque acaso sea Javier Tomeo, al menos en Bestiario, un representante apócrifo de esa nature writing que al parecer se está poniendo de moda. El acercamiento de Tomeo a esta temática es original en su forma e incluso en su planteamiento, podría decirse que resulta incluso divergente o transversal. Sin embargo, el efecto que consigue es muy parecido al que ofrecen los Thoreau, Herzog, Fenimore Cooper y compañía: indagar acerca del alma humana a través de distintos aspectos de la naturaleza.
Bestiario está centrado en los insectos. Como suelen hacer los grandes autores, Tomeo halla en lo insectil un universo profundamente rico para hablar de temáticas importantes como la identidad, la resignación del individuo ante un poder mayor e innacesible, la naturaleza oscura o monstruosa que poseemos y que no queremos reconocer, o la pérdida de individualidad en las actuales sociedades masificadas.
Pues yo ni siquiera tengo el privilegio de la duda —se lamenta el sapo, junto a la orilla del lago—. Yo sé muy bien quién soy. Un animal maldito, a quien algunos han creído ver en los aquelarres, vestido de terciopelo y alzado sobre sus dos patas traseras. Cuando me irrito transpiro un veneno mortal a través de las verrugas de mi cuerpo.
A la gente, por lo tanto, no le importa que mi voz sea dulce y que en mis ojos palpite el resplandor de lejanos incendios.
El valor literario de este título queda patente en cuanto empezamos a comprobar cómo su autor es capaz de convertir lo diminuto y casi microscópico en universal. Tal inversión se apoya en reflexiones lúcidas que llegan a través de textos que alternan el dato y la definición con frases de una extraordinaria potencia. El efecto es demoledor, pues quedamos a merced de la pluma de un narrador que nos zarandea a su antojo una y otra vez. El formato de microrrelato elegido por Tomeo es, no cabe duda, ideal para ello.
Por lo demás, el autor se mete de lleno en el juego del bestiario y, como todo buen jugador, respeta las normas y las lleva a su terreno. Así, cada microrrelato ofrece numerosos datos académicos de cada una de sus criaturas pero, lejos de adentrarse en lo enciclopédico, utiliza esos conceptos para contarnos pequeñas historias y reflexiones, y también para abrir algunos debates.
Por poner un par de ejemplos, el parlamento de la hormiga león acepta paralelismos con el modo de actuar de algunos asesinos, lo cual dota a su historia de un punto muy inquietante. En otro espectro, la mariposa se convierte en la narradora de un cruel combate por la supervivencia y el cambio, que fácilmente puede extrapolarse a algunas cuestiones sociales de indudable actualidad.
Más de una vez, contemplándome en el espejo del estanque, me pregunto: ¿Y si yo no fuese ese insecto cruel que pienso ser? ¿Y si yo fuese, en realidad, una flor?
Reconforta comprobar que aún quedan proyectos editoriales como Pez de plata, que no tienen miedo a dar la espalda al fragor de la novedad continua para rescatar voces importantes de nuestra literatura que, tal y como están las cosas, corren el peligro de ser sepultadas bajo la voracidad del mercado editorial. Javier Tomeo es una de esas voces que trasciende el paso del tiempo, y he aquí una prueba que certifica su infalible actualidad.
José Luis Pascual
Administrador