Una joven sufre un brutal accidente en el que pierde a su prometido y a su futuro hijo. Queda postrada en una silla de ruedas y su padre, al que apenas conoce, se ve obligado a llevarla con él. Una vez en la casa de su infancia, todos los secretos del pasado saldrán a la luz.
Fallida película de terror que tira de tópicos y clichés para contarnos una historia que hemos visto anteriormente mil veces. El elemento terrorífico se explota muy poco en detrimento de desarrollar una historia dramática que no ofrece gran interés. La ambientación y la atmósfera no están muy trabajadas, y eso nos impide meternos en la película. A su favor podemos decir que la hora y media de metraje no se hace demasiado larga pese a los bajones de ritmo de que adolece.
Recuerda en muchos puntos, salvando las distancias, a Lo que la verdad esconde (2000), aunque queda claro que el director Kevin Greutert no es Robert Zemeckis. Greutert es también el responsable de las dos últimas entregas de la saga Saw, que no he tenido el placer de ver.
La pelirroja Sarah Snook realiza un trabajo correcto llevando todo el peso de la película, y tiene pinta de poder convertirse en una futura “scream queen”. Se la puede ver en la reciente Predestination (2014) acompañando a Ethan Hawke.
Poco más que añadir, una película que no aporta nada nuevo y que puede ser apta para ver en una sobremesa de fin de semana por su tufillo a telefilm. Mediocre.
Mi nota: 3