No cabe duda de que el cine de terror mainstream navega actualmente por corrientes más que trilladas, generalmente abusando demasiado de efectismos y sustos fáciles. Pese a las múltiples variaciones que puede ofrecer el género, los grandes estudios no se deciden a apostar por terrenos más atmosféricos, volviendo a tropezar una y otra vez con la misma piedra. Nunca apagues la luz (Lights out) no se sale de esa tendencia.
En definitiva, mi recomendación es que veáis el corto si no lo habéis hecho y os ahorréis la película, ya que no deja de ser lo mismo pero alargado. Mediocre.
Mi nota: 3