Retomamos la sección Visionados en breve con cuatro producciones de terror de bajo presupuesto elegidas casi por pura casualidad, y que han resultado tener una cosa en común: ¡todas son malísimas! Espero que disfrutéis leyendo más que yo viéndolas.
NEVERLAKE (Riccardo Paoletti, 2013)
Producción italiana disponible en Netflix a la que acudí sin muchas referencias, tal vez esperando una película atmosférica al rebufo de la muy decente y contemporánea Across the river (Lorenzo Bianchini). Lamentablemente, las semejanzas se quedan en la nacionalidad, ya que Neverlake jamás llega a generar un punto de interés suficiente para el espectador. Su factura televisiva y la mediocridad actoral del reparto ayudan poco a levantar un producto insustancial que intenta apelar a un espíritu de fábula gótica sin conseguirlo en ningún momento. Los pretendidamente sorprendentes giros de guion se ven venir a la legua, y todo el tramo de desenlace resulta directamente risible. Nada que ver aquí.
PRIMAL RAGE (Patrick Magee, 2018)
La primera película del especialista en maquillaje Patrick Magee es una cinta que recoge elementos de varios subgéneros como el survival, el slasher y las películas de criaturas. El mejunje apetece en principio, pero muy pronto comprobamos que su digestión se hace difícil. Cuando el guion resulta muy fallido, el diseño de la criatura (en teoría la especialidad del director) es muy muy ramplón, y el reparto anda muy justito de cualidades actorales, el resultado no puede ser otro que un naufragio cantado. La atmósfera y la tensión brillan por su ausencia, y para más inri el guion se empeña en introducir una serie de añadidos absurdos que rozan el ridículo. Lo único que puedo salvar de este desastre son un par de muertes de la parte más slasher. Pero con eso no llega ni para acercarse al aprobado. Horrorosa.
THE INHABITANTS (Shawn Rasmussen-Michael Rasmussen, 2015)
Otra película anodina de terror en la que una joven pareja compra una casa rural que siempre ha sido un hostal, con la intención de darle una nueva vida a ese negocio. Lo que no saben es que el lugar arrastra cierta tradición en cuanto a apariciones y sucesos extraños. Original, ¿verdad?
The Inhabitants, sin resultar un completo desastre, no logra destacar en nada por lo que causará una gran desidia en cualquier aficionado al género. Para mi gusto, se desaprovecha un decorado interesante como es la casa donde se desarrolla la película, que termina quedando en algo mil veces visto. La pareja de directores, entre cuyos pocos créditos se cuenta el guion de The Ward (John Carpenter, 2010) ofrece aquí un libreto bastante previsible y carente de cualquier originalidad. Si hay algo a destacar, tal vez sea la interpretación de Elise Couture que nos brinda los pocos momentos efectivos del filme.
APARTMENT 212 (Haylar Garcia, 2017)
Estamos aquí ante un caso curioso. Durante sus dos primeros tercios, Apartment 212 (también conocida como Gnaw) nos remite directamente a horrores fílmicos como The Room, debido a un guion ridículo, una galería de personajes absurda y unas actuaciones bastante lamentables. El aire a telefilme rancio y el plano tratamiento visual consiguen dar la impresión de formar parte de una producción de hace 20 años, y algunos de los efectos especiales (las picaduras en la piel de la protagonista) son de traca (de la mala).
Sin embargo, si somos capaces de aguantar todo ese eterno metraje, nos encontramos con un tramo final que cambia de rumbo para tornar la película en una historia de criatura que homenajea desde su casposidad a clásicos como Critters o Tales from the Darkside. El demonio que hace de las suyas durante el desenlace me cayó tan simpático que solo por su presencia (y la de la guapa Penelope Mitchell, por qué no) recomiendo ver la película. Mala pero divertida.