V CLUB DE LECTURA DE TERROR: PÍCNIC A LA LUZ DE LA LUNA (Nick Antosca – Orciny Press)

por José Luis Pascual

Damos por concluida la quinta sesión de este Club de Lectura. Los calores estivales han acompañado a esta historia de carretera con un toque bizarro a lo Fantasma que nos ha tenido ocupados durante el último mes. No cabe duda de que Orciny Press tiene clara su apuesta por obras diferentes, que se salen de lo establecido a diferentes niveles y que, cuando menos, proporcionan formas de literatura alejadas de lo convencional. Pícnic a la luz de la luna, novela de Nick Antosca ganadora del Premio Shirley Jackson en 2009, cumple con los parámetros de la editorial, cosa que, dejando a un lado los gustos personales de cada uno, es merecedora de aplauso.
Como podréis comprobar al final de este artículo, las opiniones de los miembros del Club son de lo más diversas, cosa que particularmente me gusta por todo el debate que genera. ¡En esta ocasión incluso contamos con una minirreseña en forma de haiku japonés!

Os dejo con mi reseña de «Pícnic a la luz de la luna» seguida de las opiniones de algunos de los miembros del Club.


PÍCNIC A LA LUZ DE LA LUNA (Nick Antosca – Orciny Press)

Queramos o no, a la hora de afrontar una lectura nos van a asaltar una serie de ideas preconcebidas sobre lo que nos vamos a encontrar, ya sea por lo que nos sugiere la portada, por la anterior producción del autor o por las reseñas o comentarios sobre ella que hayamos podido leer previamente. En mi caso, de Pícnic a la luz de la luna no sabía bien qué esperar. Mi único contacto con Nick Antosca provenía de ver un capítulo suelto de la serie de TV Channel Zero, y basándome en ello quería encontrar un relato de terror que creara situaciones inquietantes apelando a traumas o a alteraciones de la realidad. ¿Es eso lo que he encontrado? En parte sí, y en parte no. Me explico.

«Pícnic a la luz de la luna» contiene un arranque extraordinario. Es de noche. Muy tarde. Llueve. Un hombre atropella a un perro junto al edificio donde vive. El perro se arrastra muy malherido. El hombre va en busca de una escopeta para acabar con el sufrimiento del animal. Al volver, el perro no está. Llueve.
A través de descripciones directas, con frases cortas que impactan como puñetazos, Nick Antosca va creando una atmósfera malsana, espectral, inquietante. Al poco tiempo, aparece un niño. Un fantasma. Avanzamos un poco más, y nos topamos con el escalofrío. Antosca nos sirve una escena de asesinato que provoca shock, que remueve, que ahoga. Magistral. Y es entonces cuando comienza el verdadero viaje, la verdadera novela. 
Para este que escribe, tan tremendo inicio resulta contraproducente. Y es que todo lo que viene a continuación sigue una línea descendente que termina traicionando las promesas sugeridas en ese primer tercio. Aun contando con muchos pasajes interesantes, la road novel en que se convierte la historia termina desembocando en un punto muerto tras atravesar varios cruces de caminos en los que no se coge la dirección esperada. El factor sobrenatural está omnipresente, pero la sensación de inquietud o congoja se desvanece hasta quedar convertido en algo etéreo y finalmente invisible. De hecho, las sensaciones que desprende el texto de Nick Antosca son de tristeza y melancolía, bastante alejadas de lo que uno puede esperar al encarar una novela catalogada dentro del género de terror.

En cuanto al aspecto formal, me encanta la prosa del escritor americano. Salvando las distancias, el estilo de Antosca me recuerda la sequedad y contundencia del Cormac McCarthy de La Carretera, obra con la que «Pícnic a la luz de la luna» guarda ciertas querencias. La atmósfera que logra generar Antosca con no demasiados detalles me parece digna de alabar, al menos durante el magistral primer tercio de la novela, llegando a su cénit en la mencionada escena en la que se nos narra una muerte. Después la cosa decae debido a la propia rareza de la historia. Mi único problema en este sentido viene dado por los diálogos. Es una apreciación personal, pero lo que Antosca gana en las descripciones armadas con frases cortas y certeras, lo pierde en una serie de conversaciones entre el hombre y el niño protagonistas que se me antojan repetitivos y un tanto artificiales.

Temáticamente la novela nos habla constantemente de la dualidad. Dualidad entre inocencia y desencanto, entre identidad y olvido, entre vida y muerte. El continuo tránsito entre estados (a veces de manera literal) termina permeando la propia novela, que como decía antes empieza siendo un relato de terror bastante inquietante y se va transformando en otra cosa, algo aflijido, mustio y muerto que contiene inesperados apuntes autobiográficos. Esto de por sí no es malo, pero puede decepcionar a aquel lector que no quiera salir de las paredes del género.
La construcción del peculiar limbo por el que deambulan los personajes me parece acertada y sugerente, pero se queda en un mero esbozo de algo que hemos de interpretar con demasiadas pocas pistas. Pese a ello, la poética apagada que deja traslucir ese mundo a medio hacer, unida a la manera de escribir del autor, consiguió que mi interés permaneciera intacto hasta la última página.

Todo lo dicho tiene una consecuencia clara en esta reseña, y es que mi valoración es doble. Ciñéndome al universo cerrado de este Club de Lectura, «Pícnic a la luz de la luna» me decepciona como historia de terror, pese a que contiene un arranque extraordinario y algunos pasajes realmente sublimes. Ahora bien, ampliando la visión a algo mucho más inclusivo, creo que estamos ante una novela remarcable, que consigue dar una visión novedosa del infierno. Dependiendo del aire que quede en tus pulmones, de si eres capaz de ver la luna, de la muerte que seas capaz de aceptar, disfrutarás «Pícnic a la luz de la luna» en un nivel o en otro.


Los miembros del Club hablan:

Asen Ahab (@todaviasombras en twitter):
“Antosca es tan críptico en esta novela que, a veces asombra, a veces descoloca. Me explico…es una novela muy fácil de leer, “aparentemente sencilla”, pero realmente requiere de nuestra imaginación para ahondar en su mensaje, aunque si tienes un día torcido y sin ganas de “emocionarte”, deseas que termine el capítulo para ponerte con otra cosa”.

Dr. Freudstein (del blog Dr. Freudstein’s Reviews):
“Me ha gustado mucho la manera en la que escribe Antosca. No se anda por las ramas y se lee bastante fácil, es una lectura ligera. En cuanto a la historia, si bien creo que estaría más cerca del thriller psicológico que del terror, tiene momentos muy interesantes en  cuanto a recreación de demonios interiores. Si lo tomas por lo que es creo que es una novela muy disfrutable”.

Mario Padilla (del podcast El Terror no tiene Podcast):
“De haikus no sé
Pero leyendo Picnic
Me siento capaz”.

Javier Molano:
“El libro me ha parecido muy fácil y rápido de leer. Tiene una primera parte más dinámica, en la que los acontecimientos se desarrollan muy rápido gracias a la agilidad del escritor a la hora de hacer flashbacks al mismo tiempo que sigue con la narración. Sin embargo tiene una segunda parte en la que, para mi gusto, se enreda demasiado en describir un mundo entre la vida y la muerte muy particular y debido a ello la novela pierde mucho ritmo y hasta interés en determinados momentos. Ello no quita que me parezca muy  interesante e intrigante la visión del autor de, lo que yo he entendido como las emociones negativas (venganza, ira….), puestas en escena a través del niño, y las emociones positivas expresadas a través del padre y del arrepentido Jacob Bunny. 
Para resumir me ha parecido una novela interesante con muy buen estilo de escritura, a la que le van fallando las fuerzas según se va acercando el final para terminar de forma algo decepcionante”.

Olivia:
“Decir en primer lugar que del terror que promete la novela solo se atisba una pincelada en la primera parte, después se convierte en un drama en el que los personajes parecen competir por tener la historia más triste de todas, habitando todos un mundo (tanto el real como el paralelo) sórdido y oscuro. Hace referencia vagamente a muchos temas y ni siquiera concluye los más importantes, con lo que al final te deja con muchas dudas. Mi opinión es que es una novela con un tema de inicio muy interesante y un desarrollo y final retorcido e inconcluso.”.

Rocío Muñoz:
“Novela que yo no consideraría como terror. Sí me ha parecido interesante y triste la historia del asesinato y de cada uno de sus personajes, y del porqué las circunstancias nos podrían llevar a actuar de determinada manera. Pierde mi interés en la forma en la que el autor nos describe el más allá, la otra vida, o el mundo de los muertos; para mí es un sinsentido. Aun así es una novela entretenida que se deja leer por la curiosidad de saber cuál va a ser el final, aunque este te deje sin entender muchas cosas”.



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Próxima lectura : Los Sauces (Algernon Blackwood).

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