Título: Carne y Hueso
Autor: Santiago Eximeno
Editorial: Ediciones El Transbordador
Nº de páginas: 122
Género: Terror, Weird
Precio: 14,25€ / 4,90€ (digital)
Ya eran visibles las primeras edificaciones de Hueso. Fémures alineados a modo de baluarte nos ocultaban la mayor parte de la ciudad. Tras ellos intuíamos los cráneos, las vértebras, los costillares, desperdigados por sus calles como los restos abandonados por los carroñeros. Las construcciones visibles integraban elementos más mundanos en el hueso, como madera o adobe, ya fuera a modo ornamental o como refuerzos estructurales. Allí la arquitectura era sólida, fría. Allí las casas no se derrumbaban ni se pudrían. Ni siquiera olían.
Carne y Hueso es el título que resultó ganador del primer certamen de novela corta «El proceso» que puso en marcha Ediciones El Transbordador. La decisión merece mi mayor aplauso, pues no estamos ante una novela convencional pese a seguir unos cánones clásicos en el desarrollo de la trama. Es la manera de narrar de Santiago Eximeno, y sobre todo el abrumador decorado construido por el autor, lo que hacen de esta obra algo excepcional.
El imaginario desplegado en la páginas de Carne y Hueso nos traslada a una distopía visualmente tan rica como impactante. La carne es la base estructural de la zona pobre, el material con el que se erigen los edificios de los que no tienen ninguna oportunidad, una carne que va degenerando, descomponiéndose a medida que envejece y enferma. La carne como hogar de la muerte. Sus habitantes son los carne. El hueso, en cambio, es el lujo, la longevidad, el privilegio con el que los poderosos construyen su imperio de superioridad. Un hueso que no se derrumba, que se mantiene estoico e incólume gracias a una fortaleza inexpugnable. El hueso como herramienta de poder. Sus habitantes son los hueso.
Los carne y los hueso, por tanto, como polos opuestos del mundo.
Entre ambos extremos asistimos a la deriva de un carne, un ser carente de ambición o esperanza, derrotado de antemano como todos los que nacieron como él. Pero la miseria no es el fondo, hay acontecimientos capaces de despertar la ira y bombardear la desesperación. Acontecimientos que pueden cambiar la historia y arrancar la venganza. Así pues, es esta la historia de un hombre contra el sistema. Algo mil veces visto anteriormente en obras de ficción de todo tipo, pero nunca de esta manera. La prosa de Eximeno es sucia, inmisericorde, pulsátil en el mundo latente de los carne y afilada en el territorio de los hueso. Se muestra muy certero el autor en las palabras, manipulando y repitiendo términos para crear en el lector la disrupción total con la realidad, para sumergirlo en un universo tan extraño como el que propone.
Bajo el tegumento de la trama, el autor disecciona la decadencia tanto social como individual, ya sea por medio de la evidente desigualdad entre individuos o por la degeneración progresiva del cuerpo. El dibujo que hace Eximeno es el de un sistema de castas muy reconocible dentro de la sociedad globalizada actual, representando a través de la diferencia de clases entre los habitantes de Hueso y los de Carne. El abismo entre ricos y pobres, entre pudientes y desarrapados, es insalvable en la novela, y debe hacernos reflexionar sobre el camino que estamos tomando como especie.
Luego está la eterna sensación de podredumbre. Observamos a títeres controlados por voluntades ajenas, marionetas literales que no levantan la cabeza para mirar más allá porque no saben que más allá hay algo, porque no comprenden el idioma de los poderosos, porque asumen su función. Pero hay acontecimientos, hay desencadenantes, y siempre llega el momento de catarsis, la ebullición de lo que ruge en los nervios megalios. El advenimiento de la venganza.
Es esta novela una nueva biblia, por su condición evocadora de la más grande Batalla, la del cielo contra el infierno. Queda clara esa intención en los paseos por las ruinas pútridas de Carne, por su continua involución hacia lo execrable e infame; y también en el desenlace, que nos muestra justo la otra cara, un reino celestial de inmaculada blancura color hueso, pero igualmente abominable.
Encuentro sugerente y sugestiva la planificación de la obra por parte de Santiago Eximeno, y creo en el potencial de lo creado para ser un poco más. Carne y Hueso es redonda tal y como ha nacido, pero tambien podría ser el germen de algo mayor, mayestático y abrumador. En otras palabras, este universo de entrañas, sangre, queratina, decadencia, conflicto, hueso y carne bien merece expandirse. Queremos más.
José Luis Pascual
Administrador
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Apunta terrible…