Siempre es un placer apoyar a nuestros compañeros, y más cuando estos son miembros del Club de Lectura desde sus mismos inicios. Después de la grata sensación que nos dejó Una casa sin reflejos, nos sumergimos en la segunda novela de Sergio Requejo: El alba subterránea.
Durante el mes de diciembre, el Club se tomará un merecido descanso para retomar la actividad después de las festividades navideñas. A continuación os dejo con mi reseña, seguida de opiniones de varios miembros del Club, para finalizar con el vídeo del debate que le dedicamos a la obra, que como es habitual estuvo acompañado de una fantástica sección de recomendaciones. Espero que os guste.
El fuego es un elemento que se ha utilizado a menudo como agente destructor, un catalizador que suele aparecer en los desenlaces de las historias para actuar como catártico finalizador. En El alba subterránea, su papel es preponderante desde el mismo inicio, sirviendo no solo como azote de los personajes, sino revelándose como el elemento que propicia el cambio. El fuego surge como anticipo de todos los puntos de giro importantes, ya sea en forma de las distintas explosiones que acontecen en la novela, como de un traumático incendio en un hospital o simplemente llameando desde las pequeñas bolas de fuego que los niños de Triviana lanzan al pelele que es utilizado en las fiestas el pueblo. Alrededor del fuego crece El alba subterránea, pero no es el único aspecto que importa.
La segunda novela de Sergio Requejo nos introduce, literalmente, en el asfixiante ambiente de una mina. Allí dentro, allí abajo, transcurren las primeras páginas y sucede la primera gran explosión. La obra gira alrededor de las consecuencias de esa tragedia, trasladadas al futuro por los supervivientes. Bárbara, la protagonista, se ve obligada a trasladarse a Triviana, el pueblo donde pasó su infancia, al heredar la casa de su fallecido padre. Los recuerdos de los eventos traumáticos allí vividos tomarán la forma de personajes y acontecimientos.
Estamos ante uno de esos títulos que hace de la mezcla de géneros virtud. El thriller es preponderante, pero durante toda la obra cierto elemento fantástico se hace evidente, y a su alrededor se construyen escenas que nos trasladan por una parte a las aventuras clásicas made in Julio Verne (una de las grandes influencias confesas de Sergio) y, por otra, conectan directamente con el género de terror. Además, el tono es dramático y me atrevería a decir que pesimista. El foco se posa continuamente en la mente de los personajes y en la distinta manera que tienen de lidiar con sus fantasmas. La amalgama resulta bastante satisfactoria y puede contentar a todo tipo de lectores.
Varias cosas son destacables a nivel de ambientación. El mundo subterráneo se erige como metáfora de los sentimientos de los personajes y como reflejo de la imagen de todo un pueblo. Lo que hay bajo tierra, que se intenta ocultar, no es otra cosa que los traumas de una comunidad golpeada por la tragedia una y otra vez. Y el pueblo, Triviana, significa un personaje más, alimentado por las dudas y recelos de quienes lo componen.
Estamos ante una obra de personajes, bastante coral aunque centrada en un reducido núcleo de ellos. El autor hace hincapié en temas profundos como la maternidad, representada en la relación entre Bárbara y sus hijos, así como entre Eduardo y Bárbara, y entre Cecilia y Nacho, y entre Jaime y Nicolás. Muy distintas visiones de las estructuras paternofiliales que, de maneras más o menos detalladas, van permeando toda la obra.
En cuanto al ritmo, quizá encontramos el mayor problema de El alba subterránea en una primera mitad que se detiene demasiado en presentar a su reparto. Después de la trepidante escena inicial, la novela cambia la marcha para empezar a desplegar el microcosmos de Triviana y sus personajes, centrándose en pequeñas tramas que pueden resultar poco interesantes. Ahora bien, el lector paciente reconocerá en la segunda mitad la habilidad del autor para habernos metido en ese mundo. Llegados a ese punto, reparamos en la red que poco a poco ha ido tejiendo Sergio, y que le permite una continuada y adictiva cascada de acontecimientos. Es entonces cuando la novela se eleva, regalando momentos intensos y desanudando una trama con un poso psicológico mucho mayor de lo que pudiera parecer.
Tal como sucedía en Una casa sin reflejos, Sergio Requejo logra que los hechos se sucedan de una manera muy natural, dejando claro que los puntos de giro están medidos y pensados con una gran planificación. De nuevo tenemos una historia que no es difícil adivinar trasladada a un formato de película o serie, gracias al buen uso de los personajes y al correcto desarrollo de la trama.
Si a ello le unimos la inclusión de un folclore que viene a constituir una crítica a algunas costumbres muy nuestras que quizá no sean necesarias, así como la construcción de la metáfora principal —la del miedo a la hora de tomar decisiones—, muy bien representada por el elemento fantástico, y unas influencias que beben desde el citado Verne hasta el polaco Stanislaw Lem (me fue imposible no pensar en Solaris en muchos momentos), el resultado es una remarcable segunda novela que nos obliga a permanecer muy atentos al futuro de este prometedor escritor.
Los miembros del club hablan:
En El alba subterránea Sergio Requejo ha emprendido una tarea ambiciosa, una historia sobre el destino y las consecuencias del libre albedrío que transcurre en distintos marcos temporales con el trasfondo de una sociedad rural. Para ello hace gala de una estructura muy elaborada, que funciona milimétricamente al servicio de una narración que salta entre distintos momentos de tiempo y personajes, lo que le permite dosificar la información para dotarla de mayor efecto.
Otro de los aspectos destacables de la novela es la compleja caracterización de sus personajes. Sus debilidades encajan en el tema y la trama para desembocar en un clímax muy satisfactorio y bien cerrado, en el que se enfrentan a ellas. Personalmente me encanta el pequeño Jorge, porque me resulta muy natural; creo notar una cierta afinidad por parte del autor con este muchacho.
Para mí el fuerte del libro han sido las descripciones en las escenas de exploración subterránea, especialmente las primeras (el descubrimiento de la cueva por parte del padre) y las últimas (la entrada final de la hija). Como lector me quedo deseando más de ello, en detrimento de una introspección sobre las motivaciones de todos los personajes que en algunos pasajes se me ha hecho excesiva y me ha ralentizado la lectura.
También agradezco mucho la crueldad con la que el autor trata a sus criaturas, algo que ya percibí en Una casa sin reflejos. Los somete a torturas sin miramientos y ello se hace especialmente explícito en esta obra, porque da la impresión de que, de entre todas las opciones posibles que pasan ante sus ojos, siempre viven en la peor de ellas.
El estilo está muy trabajado, tiene aroma clásico y una voz propia, aunque en ocasiones (y esto es una opinión personal) lo he notado algo recargado.
En conclusión, El alba subterránea es una obra ambiciosa y resuelta con acierto, plagada de personajes realistas puestos a prueba en un entorno hostil y fantástico, con una narración hábilmente engarzada.
Bernard J. Leman
La novela que nos presenta Sergio Requejo combina trama, acción y una construcción minuciosa de la psicología de los personajes y sus relaciones personales.
El elemento sobrenatural o inexplicable, pues se presta a varias interpretaciones, sirve de nexo para contar la historia de un pueblo minero de la España vaciada marcado por una desgracia. El hilo conductor serán las familias Alfaro y Orcaray unidas por las explosiones, las rencillas y el matrimonio.
Con estos pilares, el autor nos cuenta la historia de Triviana, un pueblo reconstruido de las cenizas de la mina, deshumanizado y que se vio obligado a adaptarse y reinventarse a partir de la tragedia. Así en esta novela se tratan temas rurales y el drama de la mina, pero desde una perspectiva muy alejada de la compasión, pues este pueblo tiene muchos secretos y la mayoría son bastante oscuros.
Hay otros temas transversales que completan la trama, como el drama personal, el duelo ante la pérdida y el bloqueo ante el trauma. Por esto se puede decir que es una novela de personajes en cuyos hombros descansa la acción o más bien los aplasta; el sufrimiento y las sensaciones que tienen se palpan a la perfección. Por otro lado, el autor describe a través de una rica trama de grises la deformación social de las gentes de Triviana ante el abandono tras una desgracia y cómo un pueblo tan castigado inventa casi su propia religión para sobreponerse a los golpes.
Susana Calvo
Para concluir, os dejamos con el debate realizado en directo el pasado 5 de diciembre, que contó con la participación de Susana Calvo, Daniel Piniella, Sergio Requejo y un servidor. Esperamos que os guste.
Próxima lectura: ???
José Luis Pascual
Administrador