Yo soy Providence vol. II

por Francisco Santos Muñoz Rico

Título: Yo soy Providence. La vida y época de H.P. Lovecraft Vol. II

Autor: S. T. Joshi

Editorial: Aurora Dorada

Nº de páginas: 778

Género: Biografía, Ensayo

Precio: 32€

Este libro es una maravilla. No solo he disfrutado inmensamente de sus setecientas páginas, va a ser un libro de consulta y referencia inacabable. S. T. Joshi, como sabemos, es, si no el mayor experto en Lovecraft actualmente, sí uno de los, no sé, cuatro o cinco más importantes.

Este espléndido tocho comienza con nuestro maniático Lovecraft en Nueva York, tal vez la época más determinante de su vida a la hora de crear, después, sus mejores relatos. Y su biógrafo nos cuenta casi su día a día, atragantándonos de datos, referencias y documentos: un placer inconmensurable para bibliófilos y amantes de la literatura de este pilar de nuestros días.

Odiamos, con Lovecraft, la ciudad insoportable y su barahunda infernal de infrahumanos; amamos, asímismo, a los amigos, casi solo a los amigos;  y añoramos la gracia y el sentido formal de nuestra querida Nueva Inglaterra, ¡casi que me acuerdo de cuando llegué en el Mayflower! (Es lo mismo que nos sucede cuando leemos sobre R. E. Howard: la ley de la frontera es el latido de nuestra sangre, y el infierno nuestro destino ineludible… O cuando leemos sobre Poe: no soportamos al fantoche caritativo de Washinton Irving, tendemos a buscar callejones oscuros y nos enamoramos, infantilmente, de quien no debemos… Si se entiende lo que quiero decir). Y ya que hablo (yo, africano como soy) de la manada de abominables mestizos de Nueva York, quisiera subrayar que Joshi (un indio) trata el tema cansino del cacareado racismo de Lovecraft de una manera absolutamente sobria y acertada en este opúsculo de tapas duras (ya me he pronunciado sobre este tema en anteriores artículos y no es este lugar para volver a ello).

Es cosa de felicitar a la editorial Aurora Dorada por su elección de usar citas de los textos publicados en los volúmenes de Narrativa Completa de Valdemar, con las traducciones de los, a su vez expertos en Lovecraft, Juan Antonio Molina Foix, Francisco Torres Oliver y José María Nebreda. Esta edición es la mejor en español sin ninguna duda de la narrativa completa de Lovecraft. Sin embargo, quisiera señalar otras ediciones (las que manejo yo) que serán de interés para el lector que pretenda adentrarse en Lovecraft de una manera seria:

De la misma Valdemar: Más allá de los eones. También su edición bilingüe de Hongos de Yuggoth. Y de La biblioteca del laberinto, Sueños de Yith —selección de Óscar Mariscal, otro grande. Hay unos cuantos más, pero aquí se puede encontrar al Lovecraft de fuera del corpus oficial, de que nos habla mucho Joshi.

En fin, después de su fatídica estancia en ese infierno de Brooklyn, Lovecraft vuelve a casa, y nosotros con él. Esta parte de su vida es, a veces, casi thoreauiana; el tío por fin está cómodo y se puede dedicar a lo que le gusta: en términos prácticos, perder el tiempo y echar su vida a perder… pero en términos artísticos, cambiar la historia de la literatura. Y esto último no era uno de mis chascarrillos, en el libro vamos a ver a Lovecraft como lo que era: un tipo normal y corriente, con sus virtudes y sus manías, locuras, excentricidades, sus equivocaciones, etcétera. Y que casualmente fue un genio también.

Paradójicamente, también, además de andar bastante seguro de sí mismo al respecto de su cultura en general y de su buen entendimiento, se nos muestra tremendamente inseguro, casi un adolescente hasta el día de su deceso. Recordemos que en vida fue un asiduo de la miseria, y cuando no estaba a un paso de la ruina (como lo estuvo su predecesor Poe), estaba ya inmerso en ella, pasando penurias que, parece, a veces no quería, se negaba a ver. Creo que a Joshi (o igual hablo de mí) le molesta el noventa por ciento de las tonterías que se escuchan sobre H. P. Para hablar de alguien, y más de alguien como él, hay que considerar su obra, su historia y todo lo que vivió desde una perspectiva precisa, fría, crítica (esta palabra no se entiende hoy), y si no lo hacemos, corremos el peligro de banalizar, de tergiversar, incluso de pudrir la Idea de Lovecraft. Esto es una fatalidad, sí, pero ya sucede; y leer este libro es buena medicina contra aqueste mal. Ya me solivianto, como siempre… sigamos.

He dicho que era, al cabo, un tipo normal. Pero al mismo tiempo era una rareza singular. No me contradigo (como no se contradice Joshi). Lovecraft fue una anomalía, y como tal nos fascina.

No solo de Lovecraft se nos habla, sino de otros muchos que estuvieron enredados en su vida y que de una manera u otra forman parte de esta historia: Long, Howard, De Castro, Bishop, Derleth… Recordemos que escribió miles de cartas y estuvo metido en cientos de proyectos. Y esto, las cartas, nos avisa Joshi, son, deben ser, tan importantes como el resto de su producción a la hora de considerar su legado, y la publicación de las mismas le da la razón. Sucede otro tanto, por ejemplo, con Borges, todo lo que dejó escrito, o dicho, es alta literatura, es fascinante, genial a veces, como poco interesante (he aquí, tal vez, el paredro más afín que se me ocurre a Lovecraft, el viejo Borges).

La biografía es, repito, fantástica, y es imprescindible si se quiere uno adentrar en Lovecraft, que a pesar de haber muerto hace casi un siglo, sigue sorprendiendo, sigue creciendo (otro tanto sucede con Tolkien, del que se desentierran escritos a cada poco). Una gran alegría para nosotros los friquis serios (jaja) que ya tengamos en español estas cosas. Sucede con Lovecraft, y esto nos lo hace ver Joshi, lo mismo que con Poe (no así con Borges): es igualmente disfrute para un público académico, por así llamarlo, que a nivel popular, no solo ya con el imperio de la deidad menor Cthulhu en juegos, muñequitos y camisetas, también el resto de su producción (exactamente como sucede con King) está dando lugar a un rosario inacabable de películas, series, cómics, novelas…

 

Unas palabras a nivel personal

Cuando salió el primer volumen, lo vi, lo quise… pero no lo pude comprar: simplemente: soy tan pobre como lo era Lovecraft, no paso hambre, pero apenas llego a fin de mes, y comprar libros se ha convertido en los últimos años en algo casi mítico, “privativo” le dicen ahora. De ahí que quiera dejar constancia aquí de mi agradecimiento a la editorial por mandarme el libro. No puedo evitar compararme con H. P. Lovecraft: yo también soy un desastre, también malgasto el tiempo en eso que no sirve para nada: escribir; consiguiendo cuatro perras por ello.  

3 comentarios

Vicente enero 10, 2023 - 10:59 am

Me ha encantado la reseña.,

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Daniel Aragonés enero 10, 2023 - 2:42 pm

Se me ha echo corta la reseña. Me fascina Lovecraft, tiene algo, su figura, que me envuelve.

Muy buen texto. Te lo dice otro sin un puto pavo que pierde la vida paseando, escribiendo y leyendo como un gilipollas.

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Rocío enero 10, 2023 - 9:38 pm

Sí que es una maravilla. Nadie mejor que Joshi para desentrañar la vida y contradicciones de este genio de la literatura que no sabía que lo era y que no pudo verlo.
Y en cuanto a lo de ganarse la vida escribiendo, ya sabemos que es el oficio del hambre.
Magnifica reseña, te felicito.

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