Vicente Ortiz adora, gusta y consume relatos clásicos. Y lo expreso en el mejor de los sentidos. Con fervor, con reverencia, con talento y maestría.

Lo conocemos como parte de Dentro del Monolito, como voz de Territorio Extrañer y sus ficciones, y cual promotor de todo tipo de literatura de ese horror que nos gusta y cualesquiera iniciativa que conlleve. ¡Pues no resulta suficiente!

Porque, aunque su modestia no le permita reconocerlo, es ganador de un reciente premio por uno de sus textos en El Yunque de Hefesto, web de referencia del género. Y gracias a César, nos llegan esta compilación de sus creaciones. Voy a comentar un poco lo general antes de adentrarme en cada uno de los cuentos.

Repito, adora los relatos clásicos, el ritmo, el tono, las referencias, la ambientación, las descripciones, la pausa, el efecto de cada giro y esos desenlaces que te dejan la piel en punta. Por ello puede redactar sus propias versiones propias de originalidad, respetando severamente a los antiguos maestros que siguen siendo referencia, y aportando un toque personal (tanto de su tierra Extremadura como de esa época que tan bien manejaban artistas como Lovecraft, Poe, Stoker y demás y que se refleja en esta colección de manera excelente). Sus cuentos beben aroma de culto, y resuenan como tal, un cuento que te narran en la noche, una anécdota de veracidad compartida de boca en boca y que llega hasta ti sin atisbo de duda, un desenlace fatal que podrías haber padecido. Eso tenemos aquí, entre estos diez relatos, la diversidad del miedo de época en todas sus facetas, a fuego lento pese a sus cortas extensiones, y luciendo incluso más cuando se explaya.

Pero profundicemos, tú y yo, en por qué te interesa esta antología más que otras de similar contenido. Y vamos hacerlo con el índice, glosario de cuentos que la edición no contiene, y un breve apunte sobre los mismos:

• La noche de difuntos: un par de jóvenes acude a la llamada de la chimenea de un hogar ancestral para narrar sus historias de miedo. Pero solo llega uno. Con el cuento más terrible y más personal que jamás haya desglosado. Uno que resultará excesivamente familiar a su audiencia… Prometedor arranque para la oscuridad de la antología.
  
  

• El afilador: un hombre ya venido a menos por la edad deja a su pareja para ejercer, nómada, su labor como afilador. Eso lo lleva a una posada y a la amenaza del Machu Lanú. A medida que pasan las horas, ese terror va cobrando forma… Una reinvención de las leyendas clásicas al estilo de Vicente.
  
  

• Ochenta dólares: en la noche de Halloween, un hombre vuelve a casa tras el trabajo y se encuentra con su anciana vecina, que lo invita. Lo que suceda en ese hogar, inesperado y deuda mediante, no será del gusto del pobre infortunado… Lo que pasa en Halloween, queda en Halloween, y este relato resulta de todo menos previsible.
  
  

• La anciana: la condena de la edad se muestra con toda su crudeza en este micro. Poco más que decir.
  
  

• La moradora del castillo de Trevejo: Rodrigo, un miembro del Consejo Nocturno, acude para comprobar la veracidad de las leyendas en el castillo de Trevejo. Allí conoce a la dueña, Silvana, quien, desde una inquietante hospitalidad cuasi onírica, transforma al incauto Rodrigo, hasta que la verdad se revela en forma de amor maldito… La atmósfera y la emocionalidad de la historia deviene en hipnótica hasta su desenlace, sin envidiar a los escritos clásicos.
  
  

• Una ciudad que bullía dentro de otra que dormía: Brandon y Cedric buscan un nuevo antro de vicio, de opio. Lo encontrarán, para su beneficio y su pesar… Cuando buscas, encuentras, y el camino lisérgico de la droga deviene en finales tortuosos.
  
  

• Turbadoras miradas: Gina, locutora de radio y youtuber, cuenta la historia de cómo un joven y su hermana se acercaron a ella para mostrarle el penúltimo caserón encantado, algo a lo que no pudo resistirse. Pero ninguno de los tres acabó siendo quien parecía… Un texto de multiformato original, con recovecos, y muy agradecido dentro de su retorcimiento.
  
  

• El faraón desconocido: un hijo a punto de poner fin a su vida, y persiguiendo la estela del padre, cuenta la historia de ambos en relación-obsesión con un arcaico y desconocido faraón, numen particular que anhela su retorno… Aroma a Lovecraft, con un toque personal, intenso, Pulp. Me encanta.
  
  

• No es más que un juego de niños: un expresidiario necesitado vuelve al crimen, contra su voluntad, por medio de un antiguo socio. El objetivo es un niño cuya custodia se disputan los progenitores. El secuaz ha sido convencido de la facilidad del trabajo, pero es imposible profetizar el periplo que sufrirá desde el encuentro con el infante… La idea y el giro final, adecuado y verosímil, dan profundidad a este cuento.
  
  

• El bosque del tránsito: Abuelo y nieto, quien es protagonista en primera persona, describe sus años remotos hasta la madurez, junto a Richard. Por medio de este trío conoceremos el Bosque del Tránsito y al Ángel del Abismo. Más fábula que horror denso, se paladea suave para cerrar la colección.
  
  

Estos diez títulos ya transpiran lo que vamos a encontrar en ellos: fantasmas, monstruos, leyendas, apariciones, extraterrestres, vampiros, hombres lobo, algún numen ignoto… Una panoplia en la que se desenvuelve cómodo y que nos hace sentir turbados, por los giros, por la atmósfera que recrea con acierto, por personajes bien formulados y de voz definida y diferenciada. Y los finales, el toque maestro, ese don tan esquivo para el escritor y la escritora. Marca de calidad.

Es cierto que la edición pudiera ser mejor, más cuidada, y que adolece de algunas reiteraciones leves. Pero la forma y fondo merecen la pena; puedes apostar por Vicente y el regreso a la literatura gótica y de terror que a todos y todas nos enamoró, nos convirtió en lo que somos (en lo que él es); lectores y lectoras con fruición, aventureros de lo extraño, indómitos acumuladores de pánicos.

Merece la pena, lo garantizo. Así que, mi enhorabuena al autor y a quien puso su obra de relieve, porque quizá él no lo hubiera hecho. ¡Bravo!

Amigo, amiga, lee, cuenta, comparte. Así comenzaron todos los mitos. Gracias, Vicente.

Pd: Vicente, escribe más o te arrancaré los huesos de la piel y la carne de los órganos.